Los medios públicos nacieron para proteger la democracia ajenos a intereses comerciales con el principio básico de informar, educar y entretener y durante décadas fueron el monopolio televisivo hasta que llegaron las emisoras privadas.
El problema es cuando la intromisión política les despoja de su independencia, algo que hemos visto aquí en España con RTVE y se ha visto también en Inglaterra con la BBC (aquí idealizada, pero siempre rodeada de polémicas en su país), que la democracia se debilita.
Sin embargo, por muchos defectos que tenga la BBC, la despenalización de su canon para financiarla es un atentado contra el derecho a la información, la cultura y la democracia, obligándola a partir de 2027 a sostenerse vía publicidad o suscripción voluntaria.
Eso la alejará del ideal democrático de una información neutral que no esté al servicio de intereses económicos, algo que ahora no cumple pero que en un futuro sí que será imposible que cumpla y, con la misma gravedad, desaparecerán aquellos contenidos minoritarios y educativos que no sean rentables económicamente como las emisoras de información local, espacios infantiles, deportes minoritarios y producciones independientes, para priorizar únicamente aquello que les pueda ser rentable económicamente. La industria británica pierde así a su pata más importante.
Pero la privatización encubierta de la BBC no sólo contribuye a la degradación de la democracia británica si no también de la europea puesto que en un contexto político y social cada vez más polarizado donde el capitalismo salvaje está dominando cada vez más el escenario privatizando hasta nuestros mayores derechos.
El triste fallecimiento de David Sassoli, periodista italiano firme defensor de la RAI, ha puesto al mando del Parlamento Europeo a la conservadora Roberta Metsola (¡con el apoyo de los socialistas!), firme antiabortista en un puesto de gran responsabilidad, lo cual es una evidencia de la peligrosa deriva que está cogiendo el viejo continente.
El papel de los grandes medios públicos europeos debe ser poner a semejante poder contra las cuerdas y hablar de aquello que los políticos no quieren que hablen porque los grandes medios privados no lo harán por presión de sus anunciantes.
En España hemos visto antes que nadie la decadencia del servicio público de radiotelevisión cuando nos arrebataron una RTVE independiente y de elevado prestigio para convertirla de nuevo en un altavoz de la derecha, regalándole así la referencia informativa a un canal que finge ser de izquierdas mientras intoxica a la sociedad con alarmismo y una desinformación al servicio de Florentino Pérez o el comisario Villarejo. No mejor es su hermana mayor, que lidera día sí día también en informativos pese a ser uno de los medios españoles más cerca de Fox News que hay.
Esto supone una violación en toda regla a nuestro derecho a la información, cuando todos los medios de comunicación, incluso aquellos que dicen ser de izquierdas, sirven a los intereses de las élites económicas mientras estas miran con buenos ojos a la ultraderecha.
En España, sólo unos pocos medios de comunicación independientes cumplen con el verdadero derecho a la información y no todos aquellos que se hacen llamar a sí mismos independientes, dado que algunos callaron cuando el nombre de cierto periodista que está siempre muy al rojo vivo empezó a aparecer en los audios de Florentino Pérez.
Por eso se ha vuelto de extrema necesidad tener una RTVE que informe, con claridad y sin intereses partidistas ni económicos, porque necesitamos un medio de seguimiento masivo -aunque el share de TVE sea pobre, sus informativos siguen rozando los 30 millones de contactos mensuales, más que los del resto de cadenas- que muestre a la sociedad las cosas tal y como son. El problema es que al actual gobierno de coalición formado por PSOE y Podemos parece darle un poco igual eso cuando ha sido capaz de regalarle la radiotelevisión pública al PP en un fraudulento Consejo de Administración donde las cuotas partidistas han estado por encima de las profesionales.
Si bien no está de más recordar que RTVE no es únicamente información si no también cultura y apoyo al sector audiovisual y eso lo cumple mejor que cualquier otro medio y también tenemos que defender eso.
No únicamente los españoles necesitamos un medio público fuerte para contrarrestar los males de los privados, Reino Unido tiene una prensa marcada por el excesivo amarillismo y la manipulación histórica, algo que ha logrado llevar a un sujeto como Boris Johnson al poder en una sociedad desinformada donde lo público es residual y donde el Brexit cada vez hace más estragos.
En Europa tenemos que empezar a volver a luchar para que los medios públicos vuelvan a estar entre lo más importante en la sociedad y atraigan a las nuevas generaciones frente a multinacionales estadounidenses... Y tenemos que hacer lo posible por trasladar esta cultura de servicio público de radiotelevisión al resto del mundo, especialmente en una América Latina que está luchando por crecer en unas regiones mientras en otras lucha por no quedarse atrás y que necesita un adecuado derecho a la información para saber dónde se encuentra el origen de todos sus males.
La decadencia de la BBC es la degradación de la democracia.
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