La lucha por sobrevivir pasa por intentar retener y recuperar a esa audiencia que ya se ha ido aunque no sea desde el consumo lineal y las cadenas públicas, esenciales para el acceso universal a la cultura y el derecho a la información, ambos derechos humanos reconocidos internacionalmente y pilares fundamentales de la democracia, deben luchar por llegar a unas nuevas generaciones.
En ese sentido, la BBC parece tener el camino mucho más claro que una TVE obsesionada por un modelo arcaico de televisión:
Es fascinante y, en muchas ocasiones irritante, la obsesión que tienen los fans de 'Doctor Who' por los datos de audiencia pero en gran parte se debe a que es una de las pocas importantes franquicias de ciencia ficción cuya emisión se da en la televisión generalista en abierto.
'Doctor Who' acaba de celebrar recientemente su 60 aniversario con las mejores audiencias de su último lustro pero una vez pasado el evento los datos han caído a mínimos históricos pese a ser el debut de un nuevo Doctor interpretado por Ncuti Gatwa y Ruby Sunday, la acompañante encarnada por Millie Gibson.
La toxicidad de Internet quiere hacer creer que esa bajada se debe a la representación LGTBI y el tener un protagonista negro asumiendo que todo el mundo es igual de idiota que ellos pero la realidad es que su posición en los ránkings semanales lleva siendo similar a la de los últimos quince años y sólo un poco inferior a la de las primeras temporadas.
A lo largo de seis décadas, 'Doctor Who' ha sido únicamente en tres ocasiones lo más visto de la televisión en la semana, con principalmente episodios emitidos a modo de evento con una promoción masiva detrás, más allá de eso ha jugado en una liga menor por debajo de las soap opera, dramas históricos e imponentes thrillers, pero la BBC la ha considerado siempre uno de los buques insignia de su programación y no ha dejado de hacerlo.
Cabe destacar que la histórica serie siempre se ha presentado como un producto para toda la familia habitualmente emitido los sábados por la tarde, siendo el plan perfecto para reunir a padres e hijos delante del televisor con un show pensado sobretodo para los más pequeños de la casa pero con bastantes fans adultos (que, en ocasiones, no son conscientes de quién es el público objetivo por desgracia).
La serie clásica, de hecho, tuvo un tirón mucho menor que la moderna y nunca entró en los ránking del Top 10, pero la televisión pública británica siempre se ha sentido con la obligación de reservar una parte importante de su programación a los más pequeños de la casa incluso en el primer canal, ya que BBC One aunque no sea un canal infantil sí está orientado a audiencias más familiares.
Más allá de los intereses comerciales que pueda haber detrás (la serie es probablemente la mayor mina de oro de la BBC), hablamos de una institución con unos determinados valores sociales y culturales que están por encima de las audiencias.
Los datos actuales de 'Doctor Who' son objetivamente bastante buenos, nada estelar pero sí sólidos y competitivos dentro del panorama televisivo actual, la semana pasada con su episodio menos visto fue el drama de mayor audiencia de la televisión así como líder en su día de emisión.
Russell T. Davies, el actual showrunner, el mismo que trajo de vuelta la serie en 2005 tras su cancelación (en ese momento sí eran bajas audiencias) en 1989, dice que él hubiera querido más audiencia porque siempre quiere más pero que han superado todas las previsiones de la BBC especialmente en el público joven.
No sólo eso, en BBC Three, el canal juvenil de la empresa (bastante abandonado y con malos registros en general) sus reposiciones han sido lo más visto con diferencia. También parece funcionar en BBC Two en los refritos de madrugada.
La audiencia media de la BBC tiene una edad de 61 años, la prestigiosa a nivel internacional televisión pública británica cada vez tiene una imagen más deteriorada en su propio país en parte por la manipulación informativa favorable al Partido Conservador al que es sometida, ya que si bien ha sido siempre el espejo en el que supuestamente debería mirarse TVE, en su país son conscientes de que esa independencia es tristemente un falso mito.
Eso no quita que como empresa deba ser apoyada y es triste ver que la juventud considera a la BBC una televisión rancia y desfasada que no tienen interés en ver y están en contra de pagar el canon obligatorio para su supervivencia. Todo con el deseo del Gobierno de los tories de querer despenalizar la obligación de mantenerla a flote, que supondría un recorte presupuestario histórico, que ya se está notando ante una mayor abundancia de reposiciones a lo largo de toda su programación.
En ese panorama poco optimista (aunque el más que posible cambio de Gobierno en las próximas elecciones dirá), la BBC se aferra a aquello que la acerca a esas nuevas generaciones y 'Doctor Who' se ha convertido en algo absolutamente prioritario para el canal por ello al arrasar profundamente en este target demográfico.
El problema que puede tener la serie británica, eso sí, es que su alianza con Disney no sea exitosa y tengan que reducir su presupuesto y, con ello, dejar de producir temporadas y pasar a hacer capítulos sueltos para seguir adelante, pero no tenemos ni los datos de Disney ni conocemos su presupuesto.
¿Y TVE con 'HIT'?
Mientras la BBC tiene claro qué hacer con 'Doctor Who', ¿qué piensa hacer TVE mientras tanto con 'HIT'?
En 2020 llegó a La 1 esta serie de instituto con un objetivo claramente definido: atraer a los jóvenes y poner temas a debate sobre la mesa y vaya si lo consiguió. La serie protagonizada por Daniel Grao dobló la media de la cadena en el target 13-24 años y fue durante esos días lo más comentado en redes sociales.
En la segunda temporada perdió algo de audiencia pero retuvo lo suficiente para que decidieran renovarla por una tercera que más de un año después de ser grabada todavía no ha visto la luz, a punto de cumplirse tres años de la emisión de su anterior tanda.
Es evidente que 'HIT' no es algo remotamente comparable a lo que es 'Doctor Who' para la BBC, primero porque no es una franquicia de décadas de edad, segundo porque no tiene un formato que le permita estirarse tanto y tercero porque sus audiencias globales no son tan competitivas como las de la serie británica, pero en común tienen que cumplen el necesario objetivo de acercar la cadena al público joven.
Si la BBC tiene problemas, TVE los tiene aún más, ante un presupuesto aún más ajustado, una situación de interinidad que nunca parece tener fin y unas audiencias que van como una montaña rusa tras unos meses donde parecía respirar el canal pero con una serie de malas decisiones que la han devuelto a la casilla de salida, en gran parte por haber desgastado su buque insignia 'El cazador' con dobles sesiones diarias y un cambio de mecánica poco convincente.
Es cierto que las audiencias de 'HIT' no han sido masivas pero ha funcionado mejor que otros intentos fallidos de atraer al público joven como programas de telerrealidad como 'El conquistador'. Ha tenido más espectadores y ha convencido más en ese nicho juvenil, además de una repercusión más positiva alejada de los ideales de lo considerado telebasura.
Evidentemente, siendo una serie protagonizada por un actor famoso y de cierto presupuesto, está concebida para ser un producto para el prime time de La 1 que podría estar bien acompañado por un late night de debates de temas importantes como hiciera (de forma cuestionable pero bienintencionada) la primera temporada pero no parecen estar por la labor.
Mientras la BBC, con sus problemas y males, parece más preocupada por luchar por su futuro y no juzga las audiencias en bruto si no que se espera a los diferentes diferidos (hasta 28 días después) y hace un desglose por targets, TVE sólo quiere competir por un sistema desfasado como si estuviéramos en 2005 ante dos cadenas privadas que también están perdiendo público de forma sangrante, en vez de prepararse para un futuro que podría remar a su favor (pese a sus crisis internas) ante el gran éxito en diferido de muchas de sus ficciones y el reconocimiento de 'HIT', guardada en un cajón cogiendo polvo, entre audiencias jóvenes. TVE no quiere ser una cadena pública aunque tenga el talento de sobras para ello.
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