El miércoles pasado, 'Estoy vivo' estrenó su cuarta tanda en La 1 sin muchos cambios a anteriores temporadas intentando conservar su estilo de siempre con sus tintes de humor, drama y elementos fantásticos.
La familia unida jamás será vencida... A Javier Gutiérrez y Alejo Sauras se les suma Cristina Plazas como la nueva miembro del trío protagonista de la serie, ella ausente la pasada temporada (sustituida por Aitana Sánchez-Gijón) y como personaje secundario principal en las dos anteriores ahora forma parte de la cabecera de la serie tras la marcha definitiva de Anna Castillo.
Laura, un maravilloso personaje, siempre estuvo presente con nosotros pero fue Aitana Sánchez-Gijón la que ocupó su papel durante la tercera tanda, a la que vamos a echar de menos en esta cuarta aún estando plenamente felices del regreso de Cristina Plazas a la serie, derrochando una naturalidad propia de las mejores actrices de nuestro país porque, al fin y al cabo, es una de ellas.
Durante las primeras temporadas sólo nuestros dos protagonistas, así como algún secundario como Sebas (Jesús Castejón), conocían los elementos sobrenaturales mientras el resto de personajes formaban parte de las tramas costumbristas y familiares.
La muerte de las Vargas y su posterior reencarnación supuso un giro de 180 grados en la trama y eso fue metiendo poco a poco al resto de personajes dentro del escenario fantástico.
En la cuarta temporada de 'Estoy vivo' ni Márquez ni Iago están solos, se sienten arropados por su familia y amigos, pero la ausencia de Susana marca el nuevo arco argumental con ella atrapada en La Pasarela y su hija (Guiomar Puerta) apareciendo ya de mayor.
'Estoy vivo' ha regresado más coral que nunca, pero a la hora de la verdad sigue teniendo la misma personalidad de siempre.
Discreto dato de audiencia: sólo un 7,9%
La necesaria medida de adelantar el prime time está llevando a La 1 a mínimos históricos de audiencia, siendo ya una cadena que lleva años con problemas para conectar con ella.
'Estoy vivo' estrenó su cuarta temporada ante un débil dato de audiencia: 1,3 millones de espectadores (7,9%) vieron su comienzo, con peligro de ir bajando hasta datos igual de pobres que 'La Caza'.
Lejos queda el sobresaliente 17,3% de su estreno allá en 2017, así como los aceptables 11,5% y 11,1% de sus dos posteriores temporadas, este 7,9% es un punto de partida preocupante que pone en peligro la continuidad de la serie.
A la competencia de programas diarios asentados y la Champions, esta semana se suma el fenómeno 'La isla de las tentaciones', que deja a la ficción de TVE en una situación aún más complicada.
En las anteriores temporadas fue un poco así pero este año 'Estoy vivo' se la juega todo a la carta del diferido, unos números que siempre les han beneficiado pero que esta vez tendrán que ser más altos que nunca.
El haber llegado a una cuarta temporada
Como venía diciendo al empezar este artículo, el llegar a una cuarta temporada es cada vez más complicado en televisión y más cuando hablamos de cadenas en abierto.
Apoyada por una televisión pública que no depende tanto de su audiencia ha hecho que 'Estoy vivo' consiga esta hazaña siendo la primera serie desde la estrenada en 2015 'Allí abajo' en alcanzar los 50 capítulos, la más longeva de TVE desde 'Águila Roja' y la segunda en la actualidad tras 'Cuéntame cómo pasó' (otra serie que se encuentra en un momento complicado).
De ser ésta la última temporada, 'Estoy vivo' puede presumir de haber tenido un gran ciclo de vida en un contexto televisivo complicado para las series, de ser una de las ficciones estrella de una TVE que en este terreno se ha empezado a poner las pilas y de ser un producto único y con personalidad propia en la televisión española. 'Estoy vivo' es un soplo de vida en nuestra televisión pública, más allá de lo que diga el share.
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