'Estoy vivo': Haciendo algo diferente con lo mismo de siempre

Sorprendente, así fue cómo Javier Gutiérrez definió 'Estoy vivo' y vaya si tenía razón, la gran apuesta de TVE en el prime time de los jueves ha sido una sorpresa en todos los niveles y ha arriesgado mucho para ello. Analizamos las claves de esta producción que supone un gran paso adelante en la ficción española:

Hoy en día está todo inventado y en verdad 'Estoy vivo' es una mezcla entre 'Starsky y Hutch', 'El cielo puede esperar', 'Terminator y 'Los Serrano', dicho así suena mucho peor de lo que en verdad es pero la originalidad se basa en combinar ciertos elementos que no encajen a priori y darles una mezcla encantadora.

Y así es, la serie tiene encanto propio al combinar de forma bastante inteligente la dramedia de tono español con el thriller policíaco y la ciencia ficción fantástica y conseguir que esto encaje y funcione tiene mucho mérito.

Ficciones que combinan estos géneros hay a patadas pero no tienen esa marca de serie española, aquí se aprovecha muy bien para hacer algo único y eficaz, divertido y agradable de ver.

El problema de tener una gran variedad de géneros y experimentar con ellos es que cuando la duración se extiende hasta más de 70 minutos se cae un poco en ciertos excesos, como algunos momentos que pretenden ser divertidos y se meten con calzador y algunas escenas que, pretendiendo ser emotivas, quedan un tanto edulcoradas y ñoñas.

Otro defecto que le vi es que algunos episodios a mitad de temporada fueron un poco de relleno sin avanzar demasiado en la trama pero el buen nivel ha vuelto en la recta final.

Sin embargo, me siento bastante contento en todo lo relacionado con el tema de relaciones entre personajes y evolución de éstos.

'Estoy vivo' no abandona muchos tópicos que se mueven en la ficción española pero añade un componente de ciencia ficción que la hace original como ninguna otra aquí, mantiene cierta sencillez pero arriesga apostando por elementos que podrían echar para atrás a un gran público incluyendo otros mundos e incluso viajes en el tiempo, todo utilizado de una forma que, por ahora, no chirría en exceso.

Por ponerle una pega al final es que esperaba algo de más espectacularidad en la muerte del Carnicero pero me ha gustado cómo se ha tratado todo y desde luego el giro de guión del penúltimo capítulo fue emocionante y sorprendente y se puede explorar eso en una posible segunda temporada.

Gratas sorpresas y grandes descubrimientos en un reparto capitaneado por el brillante Javier Gutiérrez

Uno de los problemas que tienen habitualmente las series españolas es la combinación de grandes actores con malos actores, pero en este caso no hay muchos peros que poner, todos los de gran relevancia han actuado como mínimo correctamente.

Sin duda alguna el mayor acierto que han tenido ha sido el de poner a Javier Gutiérrez en el papel protagonista. Javier está en un gran momento en su carrera y es que está cosechando grandes críticas tanto con los éxitos de 'Vergüenza' como con la película 'El Autor', nominado al Goya. Podría decirse que es el actor español de moda y desde luego ha valido la pena empezar la serie sólo por disfrutar de su absolutamente impresionante interpretación en el papel de Manuel Márquez derrochando naturalidad, carisma y haciendo evidente en todas y cada una de las escenas, está para que te cagues en tu puta vida. Tener a uno de los más grandes en el papel protagonista siempre suma mucha nota.

Quien ha sido una gran sorpresa es un Alejo Sauras que, a diferencia de algún actor al que cierto usuario por aquí valora mejor, ha ido a más ya no sólo desde que le conociésemos muchos en 'Los Serrano' no era tampoco difícil mejorar eso si no a lo largo de los trece capítulos de la serie, lo que empezó siendo una interpretación muy simpática ha evolucionado mucho captando ese tono tan extraño y peculiar transmitiendo bastante bien esos sentimientos no del todo definidos que tiene el Enlace, muchos actores de su perfil habrían destrozado al personaje y sin embargo Sauras ha estado a la altura a un nivel muy bueno y ojalá esta serie le haya servido para librarse del lastre de aquella que tanta mala fama le dio y al lado de él y de nuestro protagonista se encuentra una muy correcta y natural Anna Castillo con un personaje que podría haber dado más de sí, ella me gusta pero no he notado mucha evolución a lo largo de la temporada y espero que eso se solucione en posibles tandas futuras. Da un poco la sensación de que ella se interpreta a sí misma, así que no puedo valorarla del todo como actriz pero sí que creo que tiene una gran química con nuestros dos protagonistas y cumple sobradamente en este papel.

Pero aunque nuestros dos co-protagonistas tienen mucho encanto quien está absolutamente impresionante y ha sido mi gran descubrimiento es una Cristina Plazas que es tan natural que no parece que esté actuando, derrocha un gran talento en un personaje realmente entrañable, conquista la pantalla e hipnotiza al espectador sólo con su presencia que únicamente puede derretirse en elogios al verla y, sobretodo, cuando comparte escenas con Javier la química que muestran es de lo mejorcito que nos ha dado la ficción española.

Otro gran descubrimiento con el que me quedo es el de Mon Ceballos en el papel del Carnicero de Medianoche, con una presencia bastante malrollera, el desconocido actor puede aprovechar el colchón que le ha dado esta serie para interpretar a más villanos porque tiene la presencia adecuada y la intensidad necesaria para este tipo de papeles.

Lucía Caraballo también cumple dignamente y no podemos olvidar que rara vez se encuentran a actores y actrices en España que hagan bien de adolescentes, tiene una buena dicción y ella y su amiga están muy correctas.

También cumplen bastante Alfonso Bassave y Fele Martínez logrando ser verdaderamente odiosos y es una lástima que el Carnicero no haya asesinado a sangre fría a sus personajes. Y un Jesús Castejón estupendo en el papel de Sebas, acompañando a nuestros dos protagonistas.

Realmente el elenco en sí es muy bueno, sobretodo por Javier Gutiérrez y Cristina Plazas pero todos y cada uno de los actores encajan muy bien en sus papeles y eso rara vez pasa en las series españolas, hay que destacarlo.

El éxito que TVE necesitaba

En una televisión tan mediocre como la española, estancada en lo mismo de siempre, sólo se puede recibir a 'Estoy vivo' con gran alegría y es que ha apostado por algo diferente a lo que ésta nos suele dar, dándole un tono diferente a lo mismo de siempre.

Las series son cultura y 'Estoy vivo' es lo que La 1 como cadena pública debe apostar: por productos diferentes e innovadores que cambien la concepción que hay de la ficción española.

Pero lo más importante es que TVE ha arriesgado y la audiencia ha respondido con unos datos muy buenos si sumamos el directo con el diferido anotando marcas que rondan los 2,5 millones de espectadores y es que hacía años que la pública no encontraba una serie que les hiciese buena audiencia y que sobretodo fuese estable. La mayoría de series de La 1 han acabado haciendo audiencias del 6-7% y sin embargo ésta se ha mantenido alrededor del 12-13% a partir de mitad de la temporada.

'Estoy vivo' ha liderado el prime time de los jueves en la mayoría de sus emisiones y todos sus enfrentamientos contra 'Gran Hermano Revolution' y es que sí, se ha producido algo que nunca creíamos que sucedería: una buena serie de ciencia ficción le ha ganado el duelo a la telebasura y encima con amplia diferencia.

'Estoy vivo' es necesaria en una televisión que hoy en día deja mucho que desear y es que la serie ha demostrado que se puede triunfar sin ser otro aburrido programa musical que se extiende hasta las dos de la mañana, sin ser una comedia rancia que repite de forma abusiva los mismos gags y chistes y sin dedicarse a fomentar los malos rollos y las agresiones para conseguir audiencia, ha hecho unos datos notables y ha gustado mucho a su público y TVE debe concederle una segunda temporada porque yo estaría encantado de volver a ver de nuevo a Javier Gutiérrez y a Alejo Sauras (y a Papuchi) enfrentándose a hostiles yendo otra vez en su muy llamativo descapotable, al menos un año más.