El 'Juego de Tronos' de la radiotelevisión pública

Una vez más la mala política convierte a la radiotelevisión pública en una máquina de triturar directivos inestable en medio de una guerra política que no parece tener fin, en un Martes santo histórico para la empresa.

José Pablo López llegó a RTVE fichado como Director de Contenidos en mayo de 2022, pocos meses después de su destitución por motivos políticos de la presidencia de Telemadrid a manos de una Isabel Díaz Ayuso que no toleraba una televisión pública que no estuviera a su servicio.

Pocos meses después de su llegada, el por aquel entonces presidente de RTVE José Manuel Pérez Tornero dimite acorralado por sus escándalos y ocupa su puesto de forma interina Elena Sánchez, hasta ayer mismo.

La histórica periodista de la casa y el expresidente de la autonómica hacen un equipo que al principio llega con la noticia de una mejora de audiencia notable de La 1 tras años en crisis desangrándose.

Esa tendencia ascendente se consolida con un sorprendente sorpasso a Telecinco, consiguiendo por primera vez en once años la segunda plaza frente a la cadena privada que hasta hace no tanto lideraba y les doblaba en audiencia.

Mientras los datos de audiencia parecían sonreír a La 1, dentro de RTVE se hallaba una especie de 'Juego de Tronos' que dejaba en nada a la famosa serie basada en las novelas de George R.R. Martin, con una relación cada vez más complicada entre la presidenta interina y su número dos.

Es evidente que José Pablo ha tenido una ambiciones mal entendidas. A diferencia de sus predecesores, el directivo ha querido hacer una televisión que sea competitiva y relevante y eso ha generado una falsa percepción de modernización por parte de determinados sectores mientras llenaba la parrilla de contenidos cada vez más dudosos para lo que debe ser una cadena pública.

La reforma que se ha hecho de la programación de La 1 ha sido importante y desde entonces la presencia de rostros famosos en el sector se ha multiplicado bastante en el canal principal, hasta un punto que ha llegado a ser abusivo y es que los constantes fichajes externos incluyen unos cachés elevados que, en muchas ocasiones, sobrepasa lo escandaloso.

Lo cierto es que José Pablo genera especial simpatía entre los seguidores del difunto 'Sálvame'. Aquellos amantes del exitoso programa del corazón de Telecinco se sienten encantados al ver cómo el Director de contenidos ha abierto la puerta a múltiples personajes de aquel microuniverso televisivo como Terelu Campos, Lydia Lozano y más recientemente Chelo García Cortés.

TVE nunca ha estado libre de programas de crónica rosa ni realities, podemos debatir sobre si esos contenidos son adecuados o no, pero creo que casi todos coincidimos en que hemos tenido una presencia abusiva de este tipo de formatos en la cadena, especialmente tres noches (¡la semana que viene CUATRO!) de realities y talent show, en muchas ocasiones con perfiles polémicos.

Lo cierto es que me cuesta comprender a sectores progresistas idolatrando esta hoja de ruta cargada de programas con valores neoliberales y enchufe de nepo-babies que, además de costarnos un ojo de la cara, fracasan en audiencia (el éxito tampoco justificaría su emisión).

Un 86% de los productos que ha dado luz verde su gestión esta temporada ha estado por debajo de la media del canal, principalmente con contenidos que tampoco aportan una imagen de servicio público. Únicamente la miniserie 'La ley del mar' (13,1%) y el programa 'Bake Off' (10,8%) superan esa media, este segundo inflando su discreto share con una excesiva duración terminando en la madrugada.

Desde que llegara a RTVE, sus únicos éxitos han sido el 'Grand Prix' y 'La ley del mar'. Productos como 'La Moderna', '4 estrellas', 'El puente de las mentiras' y 'José Mota Live Show' pueden considerarse de rendimiento aceptable pero todo lo demás son fracasos de alto presupuesto y, en su mayoría, contenidos indefendibles.

Tampoco ayudan las malas técnicas de programación con constantes cambios de emisión con la práctica habitual de enviar contenidos al late night.

Los grandes éxitos actuales de La 1 son formatos que se dieron luz verde antes de su llegada como 'El cazador', 'Aquí la Tierra' o 'La promesa'. Los dos primeros formatos que requirieron una paciencia que él como programador no tiene y la telenovela algo que sí que se estrenó durante su mandato pero aprobado antes de éste.

El intento de fichar a Belén Esteban como jurado del fracasado '¡Baila como puedas!' abrió una gran brecha entre él y la presidenta, a eso le acompañaron basuras como lo de Julio Iglesias y Chabeli decorando casas de ricos famosos, y el polémico e increíblemente complicado intento de fichar a David Broncano.

El contrato inicial iba a ser de 42 millones de euros por tres temporadas y, aunque al principio Elena Sánchez dijo que sí, después votó que no y decidió aplazar la votación. A espaldas de su número 2, la presidenta se reunió con el humorista para renegociar unas condiciones distintas.

En la reunión con los directivos, José Pablo y demás no se presentaron, rompiendo así relaciones con ella, así que antes de ser cesada propuso votar el cese de su Director de Contenidos propiciando así su salida de RTVE. Ella, por su parte, sigue como consejera.

Hora de empezar de nuevo

Situación complicada y de bloqueo que hay en la radiotelevisión pública, sin una presidencia fija, el Consejo de Administración de RTVE ha nombrado a Concepción Cascajosa como nueva presidenta interina al menos durante los próximos seis meses.

En principio un nombre interesante que puede aportar aires frescos a la empresa... O ser otra decepción más. Pero le daré mi voto de confianza.

Es hora de que La 1 recupere la senda del servicio público y la variedad de contenidos y que se corte el grifo de las ex-estrellas de Mediaset asaltando la casa de todos.

Conchi es una amante de las series españolas y firme defensoras de estos contenidos y del papel que tiene TVE en este sector y esperemos que apueste fuerte de nuevo por la ficción nacional frente a un José Pablo que la ha despreciado emitiéndolas en maratón, enviándolas en el late night... Y lo peor de todo, es que ha perseguido a estrenos de la competencia para evitar que triunfen, convirtiendo así a la televisión pública en una enemiga más que aliada del sector.

No soy nada optimista, tristemente, pero La 1 debe volver a programar bien, en base del respecto al espectador, con ganas de innovar y con la calidad por encima de todo. El actual modelo casposo donde la competición por cada mísera décima es el único fin debe llegar a su fin. Avancemos por ese camino.