NARRA VICTORIA.
Partíamos a Murcia, no sé ni siquiera como mi madre había encontrado sitio en el tren, casi 3 horas, nos esperaban de camino, era increíble, me iba a reencontrar con Samuel, y en estas circunstancias, quizás nuestro destino, era el de no estar juntos, y por eso nos ponían cada vez más trabas. Resulta también curioso, lo de embarazos que había en la familia, Carolina, yo y Belén.
Llegamos a Murcia, estaba sufriendo, no sabía cómo se lo iban a tomar, todos, temía, la reacción de mi padre, y sabia que a Samuel, le iba a dar un disgusto, y no quería.
Me dieron el alta, la cara de todos, era de circunstancias, ¿podía estar embarazada?, mi madre aun no se lo creía, no lo íbamos a saber hasta mañana, ¡vaya día me esperaba!, mi madre, se fue al trabajo, y pese a lo que creía fue la que mejor se lo tomo, me decía que prefería eso, a otra cosa y Carolina y Jesús, nos dejaron un rato a solas, Cristian estaba a ratos, unos ratos estaba triste, porque si estaba embarazada eso nos iba a partir la vida, no tanto a él como a mí, el iba a seguir con el futbol, de hecho empezaba en dos días a entrenar, iba a empezar con el filial del Real Madrid, y ascendería con el primer equipo muy pronto, el ya contaba esta temporada en jugar algún partido con el primer equipo, eso nos iba a hacer separarnos, casi todos los fines de semana no nos veríamos, y estaría muy liado con los entrenamientos, a el el niño no le afectaría, pero mi vida se vendría abajo, mi sueño de estudiar psicología se iba al traste, lo que era la vida, Carolina y yo embarazadas al mismo tiempo, y de los hermanos gemelos, todo parecía un sueño o algo.
NARRA VICTORIA.
Llegamos a casa, yo no seguía muy convencida, la verdad, si soy sincera el embarazo me cerraba todas las puertas, bueno me cerraba el resquicio que estaba abierto, y cerraba de un portazo todas las posibilidades mínimas que tenia de acabar con Samuel, estaba embarazada de 1 mes y poco, era de Cristian, sin ninguna duda, eso sería una alegría para mi padre, todos me notaban que no estaba muy contenta, yo les decía, que eso me arruinaba mis expectativas de estudiar, formarme, eso me condenaría a una familia, por dinero no era, Cristian jugando al futbol ganaría mucho dinero, de hecho ya, iba a tener su primer sueldo profesional, y ya tenía varias marcas para patrocinarlo, y que hiciera publicidad, según me cuenta, ya la habían propuesto y todo anuncios, normal era muy guapo, por el modelaje también tendría posibilidades. Seguramente ahora me tendría que casar, y ser una ama de casa, cuidar al niño/a, algo que yo no quería ni me gustaba, quería ser psicóloga, todos mis sueños frustrados, y mis posibilidades con Samuel más.
- Ya se despierta, Carolina, llama al médico que se despierta –oí mientras abría los ojos, no recordaba nada, lo último que recuerdo que estaba en casa mareada, y decidí ir al servicio a echarme agua en la cara, no recordaba nada más
- Eeehhh, ¿que me ha pasado? ¿Dónde estoy?
Estábamos avergonzados, nos habían pillado, Cristian, estaba desnudo, y se vistió corriendo, se fue a su casa, le pidió perdón a mi madre. Mi madre se reía, en el fondo ella no lo veía mal, pero era una situación muy embarazosa, lo peor, de todo, que con la locura no nos pusimos protección, uffff, no me quería ni imaginar lo que podía pasar, vamos, no.
DIAS MAS TARDES...
Estaba mal, no salía de casa, de la cama al sofá y del sofá a la cama, no le cogía el teléfono, a nadie, esto me estaba sirviendo para pensar, pero mi madre estaba muy preocupada, por mi, era más de una semana sin salir y claro. Ni siquiera había ido a despedir a Laura, y Alberto, habían venido a verme, y se habían ido, y no fui, ¡soy muy tonta!, pero no tenía ganas de salir, me sentía un patito feo, de repente todo se me vino a la cabeza, me acordaba lo mal que me trataban las chicas en el instituto, las amigas de Samuel, me acordaba de lo mal que estaba, y claro todo unido, me formaba un caos en la cabeza, me veía fea, creía que no servía para nada, que me vida era una autentica mierda. Creía que iba a tener que volver, a ese maldito tratamiento, no quería, ya me habían dado el alta, pero como siguiera así, iba a tener que volver, no quería volver al hospital, pasó mucho tiempo, pero tenía miedo de volver a recaer, nunca se lo he contado a nadie, nadie lo sabe, por miedo, a que me tomen por loca, pero era la situación que vivía, la que me hizo llegar a eso...
NARRA SAMUEL.
Yo lo había intentado todo, me fui muy triste de allí, seguramente esta sería la última vez que nos veríamos, a nosotros solo nos unía ya nuestros padres, y el hermanastro que ambos íbamos a tener, lo daba ya todo por perdido, si no quería estar conmigo no podía obligarla, sin ninguna duda los únicos que ganaron fueron Héctor y Belén, ellos querían vernos así, y por eso la mandaron a Madrid, no podíamos luchar contra el destino, si el destino había querido separarnos... la verdad que lo pasé mal, y hasta lloré, la primera vez que lloré por una mujer.
NARRA VICTORIA
Lo había arreglado con Cristian, ahora tenía que ir a ver a Belén y a Héctor al hotel, ya quede con ellos de bajarnos a la cafetería que había justo debajo. Cristian iba a venir, se los iba a presentar. Quería que viera, que yo quería algo con él, pero por otra parte me parecía una provocación a Samuel, tenía miedo de verlo otra vez, lo tenía medio olvidado, pero de nuevo siento algo por él, y no debería, se había portado fatal, no sé si fue al verlo tontear con Nuria, pero a Cristian también lo amaba, como dice la canción "somos dos condenados a ser tres, somos tres condenados a ser dos". Tenía dudas, Cristian o Samuel, solo sé que este amor me va a matar o me va a volver loca.
NARRA VICTORIA.
- Tú con decir que vas a cambiar lo arreglas todo, todo, y no, creo que lo mejor que nos paso, fue que mi padre nos separara. Creo que tú y yo no hubiéramos durado mucho, pero no te lo tengo en cuenta, tú y yo solo podemos ser amigos...
- Eres muy fría, veo que has cambiado mucho Victoria, y eso me da mucha pena, quería arreglar lo nuestro pero veo que es imposible, no te esperaba que esto tuviera este desenlace.
Llegamos a casa, estaba muy cansada y me eché un rato, Carolina y Jesús, se lo iban a contar a sus padres, los iban a reunir en una comida. Mientras me estaba quedando medio dormida, llamó Laura
NARRA VICTORIA.
Era increíble, aun no me lo creía, Carolina embarazada, madre mía, en el colegio no iba a poder seguir, en cuanto se enterasen la monjas, la echarían, madre soltera, yo le intentaba quitar importancia, pero se acababa de arruinar la vida.
NARRA CAROLINA.
- Victoria, tenemos que hablar. Me la lleve a parte del resto del grupo, no quiero se enteren los demás.
- ¿Qué te pasa? Te veo rara toda la tarde.
- Creo que estoy...
- ¿Estás qué? Habla
- Pues hace mes y medio que no me viene, pensaba que era el estrés, pero sigue sin venirme...
- ¿Pero el que? Habla claro Carolina.
- Que puede que este embarazada, al final se enteran todos, antes que tu, y mira que están lejos, estas cortita. No lo sé.
- Tendremos que saberlo, cerca de aquí hay una farmacia, vamos al lado de la casa de Nuria, vamos a decir que nos vamos a comprar un helado al kiosco.
- Qué vergüenza... y si nos miran mal. Somos dos niñas, tenemos 18, y aparentamos hasta menos.
- No te preocupes, pero tendremos que salir de dudas ¿no?