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Por qué todo el mundo debería ver 'RuPaul's Drag Race'

Jueves 1 de Septiembre de 2016 09:59
 

Por qué todo el mundo debería ver 'RuPaul's Drag Race'

"Tía, ahí viene el chico que te gusta, actúa normal."

Mi verano, ese que hace unos días terminó de manera brusca y casi insultante con mi regreso a la oficina, se ha caracterizado principalmente por dos cosas. La primera, el estupendo y homogéneo moreno de mi piel que hace que parezca el primo perdido de Nicki Minaj. La segunda es la adicción malsana que he desarrollado al que me atrevo ya a calificar como el mejor talent show que he visto en muchos años: RuPaul's Drag Race.

Tengo que confesar que me daba un perezón máximo ponerme a ver un talent show de drag queens que llevaba ya ocho temporadas normales, un all stars emitido y otro que justo empezó la semana pasada. Pero la insistencia de mi mejor amigo y los memes que corren por ahí (Not today, Satan. Not today) acabaron de convencerme. Me recomendaron empezar por la quinta y la sexta temporadas, y creo que me hicieron falta poco más de diez minutos para declararme fan absoluto del formato.

Para quien no lo sepa, RuPaul's Drag Race trata de encontrar a la America's Next Drag Superstar, es decir, a la mejor drag queen de los EE.UU. ¿Y quién mejor para buscarla que RuPaul, la drag queen más icónica del siglo XX? Ella, como dueña del corral, es la encargada de presentar, juzgar, valorar y decidir quién se queda y quién se va a través de un festival de pruebas, retos semanales y playbacks, a cada cual más hilarante.

¿Pero qué retos tienen que superar las drag queens más allá del maquillaje, la ropa, las pelucas y los playbacks? Eso es lo grande de RuPaul's Drag Race, que aspira a convertirlas en artistas totales y tienen pruebas de costura, de monólogos, de canto, de interpretación, de famoseo... de todo. Para que os hagáis una idea, los concursantes han tenido que crear, nombrar y vender su propio perfume (con su anuncio y todo), inventarse un programa infantil (todo ello como drag queens, claro), convertirse en raperas noventeras a lo Salt-N-Pepa y componer sus propias rimas... Todo ello sumado a pruebas recurrentes como las sesiones de fotos imposibles, la transformación en drag queens de hombres anónimos o el hilarante Snatch Game, en el que tienen que imitar a famosos.

En la segunda mitad del programa, la acción salta al main stage, donde RuPaul y los jueces presencian el desfile de las chicas con su modelo estrella para después valorar su semana. Las dos peor valoradas tendrán que batirse en duelo ante RuPaul de la manera más drag posible. ¿Arrancándose las pelucas? No, con un lip sync for your lives. Es decir, haciendo playback. La que más le guste a Mama Ru será la que tendrá la suerte de escuchar el preciado Shante You Stay de la boca de la diva, mientras que la otra será eliminada con el emotivo Sashay Away. Y así semana tras semana hasta encontrar a la nueva gran drag queen de EE.UU.

Por qué todo el mundo debería ver 'RuPaul's Drag Race'

Gracias a esta maravilla de programa he conocido a personajes mayúsculos como Alyssa Edwards, Bianca del Rio, Alaska (no la nuestra, sino otra), Darienne Lake, Detox, Jinkx Monsoon, Milk o Katya. Pero más allá del componente bitchy, debajo de toda la peluca, brillo, uña y lentejuela, RuPaul's Drag Race tiene un mensaje precioso de amor, respeto, libertad, superación y autoestima.

RuPaul's Drag Race es una celebración de la rareza, de lo outsider, de lo no aceptado, de lo marginal y de lo no convencional para elevarlo a la categoría de show de primera división. Todos los concursantes tienen historias duras detrás, ya sean de bullying, abandono, rechazo o malos tratos. Pero gracias al drag han conseguido hacer de su capa un sayo, reírse de sí mismas y alzarse como estrellas. O lo que es lo mismo, gracias al drag consiguen desafiar y derribar las barreras convencionales del género, del heteropatriarcado, de la masculinidad y de la convención social para hacernos ver que todo es relativo. Como canta RuPaul en Born Naked, we're all born naked and the rest is drag (todos hemos nacido desnudos y el resto es drag).

Por qué todo el mundo debería ver 'RuPaul's Drag Race'

Más allá de acercar la subcultura drag al público generalista o de dar visibilidad al colectivo, el programa entero es una oda al empoderamiento, a confiar en ti mismo y en tus habilidades, a potenciar aquello que muchos te han dicho que es ridículo o que no te va a servir de nada en la vida y a quererte a ti mismo por encima de todo. Este es, precisamente, el gran mensaje de RuPaul's Drag Race, que termina cada programa con RuPaul recitando el mantra "Remeber, if you can't love yourself, how the hell are you gonna love somebody else?". O lo que es lo mismo, primero quiérete a ti mismo para poder querer a alguien. ¿Puede haber mejor mensaje?

Aunque parezca un programa exclusivamente orientado al público homosexual, RuPaul's Drag Race es un ejemplo de cómo hacer buena televisión, divertida, entretenida, inteligente y con mensaje. Más allá del carisma de RuPaul, de la creatividad del equipo de guionistas que se inventa las pruebas más locas semana a semana y de la efectividad del equipo de casting, cada programa tiene un ritmo inmejorable y la duración perfecta: 45 minutos. Todo ello aliñado con frases icónicas, referencias y bromas internas que harán que te enganches sin ningún tipo de remordimiento.

Por qué todo el mundo debería ver 'RuPaul's Drag Race'

Así que ya sabéis: si queréis que la vuelta al curro sea más divertida y llevadera, si queréis sentir que podéis con todo, entrad en el mundo de RuPaul's Drag Race. Os aseguro que no os arrepentiréis. Gentlemen, start your engines and may the best woman win.

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