'The Fall', Gillian Anderson va a la caza del asesino

'The Killing', 'The Following', 'Broadchurch', 'Mayday'... Las ficciones sobre asesinatos están de moda y necesitan reinventarse. Mientras algunas siguen intentando implicar al espectador en la historia jugando episodio tras episodio a descubrir la identidad del homicida, otras ya han dado un paso más allá. Hace unos meses Fox estrenaba en Estados Unidos -y TNT en España- 'The Following', la peculiaridad de esta serie es que desde el primer episodio ya sabíamos que el personaje interpretado por James Purefoy iba a ser el antagonista principal, pero no éramos los únicos que estábamos al tanto de todo esto, sino que el agente al que daba vida Kevin Bacon, al igual que el resto de policías, también lo sabía. Aunque rodada hace casi un año, 'The Fall', miniserie estrenada esta semana en BBC Two, aún va más lejos y nos hace cómplices de un asesino al ser los únicos que conocemos su secreto.

Gillian Anderson -la Dana Scully de 'Expediente X' y a quien recientemente hemos podido ver como madame en 'Pétalo carmesí, flor blanca', espectacularmente transformada en 'Grandes Esperanzas' o como terapeuta en 'Hannibal'- se mete en la piel de la detective de la policía de Londres Stella Gibson, que es enviada a Irlanda del Norte para tratar de avanzar en un caso que parece no llevar a ningún sitio. De su vida, al igual que de la del Ryan Hardy de 'The Following' o la del Alec Hardy de 'Broadchurch', nada sabemos, más allá de que parece una persona un tanto solitaria, sin ningún tipo de lazo con nadie y que se encuentra un poco desubicada con el cambio de ciudad y con el modo que allí tienen de funcionar.

Quien sí tiene familia es el asesino, Paul Spector, interpretado por Jamie Dornan (el sheriff de 'Once Upon a Time'), quien parece vivir felizmente junto a su esposa Sally Ann (Bronagh Waugh) y a sus dos hijos: Olivia, la niña más adorable que he visto en mucho tiempo en televisión, y Liam, el típico crío que lo cuestiona todo. Su otra vida tiene que llevarla en secreto, pues cualquier indicio ante ellos podría terminar mandándole a prisión. La serie no sólo nos muestra el lado familiar de Spector para hacernos ver que el asesino en serie tiene una vida de lo más normal, sino que también nos presenta el aspecto laboral: Paul trabaja como terapeuta ofreciendo ayuda a personas que han perdido a un ser querido.

Como ya he dicho, saber antes que la policía quién es el asesino es lo que hace a 'The Fall' especial, ya que nos convierte a todos los espectadores en testigos de sus actos, pero no podemos hacer nada por detenerlo ni para ayudar a la policía, por más que le gritemos a nuestras pantallas "¡Es él!", "¡Está ahí!", "¡Lo tienes detrás!" o "¡No sigas hablando, que te está oyendo!". Pero no sólo somos testigos de sus asesinatos y de los estiramientos previos que hace en esa especie de trastero-vestidor antes de matar -no sea que le dé un tirón en pleno trabajo-, sino también de sus obsesiones, como la que parece tener con la niñera lolita encargada de cuidar de sus hijos, ¿será la próxima víctima? Si es así, seguro que acabará dejando constancia de ello en su preciado cuaderno en el que anota los seguimientos y con el que hace más llevadera su adicción.

Otro punto que juega muy a favor de esta miniserie es su silencio inicial. Los sublimes primeros cuatro minutos que sirven de presentación tanto para el personaje de Anderson como para el de Dornan, además de generar interés y atención, consiguen meternos de lleno en la historia sin utilizar una sola palabra. Pero ésa no es la única originalidad del guión, pues la voz de los protagonistas, los primeros personajes que aparecen en la serie, se hace esperar: Paul suelta sus primeras palabras en el minuto diez, mientras que la agente Gibson comienza a hablar en el dieciséis. Allan Cubitt, creador y guionista de 'The Fall', deja claro que sabe retratar visualmente los hechos sin necesidad de diálogos tediosos.