El último episodio comienza con un sueño que tiene claras referencias a la tercera temporada. Ésa en la que descubrimos que de joven Hewes se había quedado embarazada y con tal de perder a su niña, y poder seguir con su carrera laboral, realizaba grandes esfuerzos que incluían caminatas y que finalmente va a tener mucha relación con Ellen. En el sueño de la rubia más malvada de la televisión, Patty ve a su padre, a su nieta y a la que años atrás fue su discípula, queda claro que sus grandes remordimientos la comen viva por dentro. Gracias a las confesiones que Patty tiene con su hermana de padre, Kate (Janet McTeer), descubrimos que abusaba de ella y de su madre, quizá esa infancia complicada la convirtiera en el monstruo que es.
A McClaren no paran de salirle frentes. Cuando todavía no ha terminado el caso de Naomi Walling (Jenna Elfman), la última filtración, que incumbe al ejército de Estados Unidos, vuelve a situarlo en una posición crítica: si McClaren quiere eludir la prisión debe revelar el nombre de la persona que le entregó esa información. El problema estriba en que la fuente original es un amigo de Chris Sánchez, la pareja sentimental de Ellen, abogada de Channing, por lo que debe enfrentarse a un conflicto entre trabajo y familia. Mientras decide qué decisión tomar, Parsons recibe la visita de su ex-prometido David Connor (Noah Bean), asesinado en la primera temporada, a modo de despedida le da la aceptación para que vaya más en serio con Chris.
Por otro lado, en el noveno episodio ya descubrimos que Rutger Simon (John Hannah) era la persona que había filtrado la información de Naomi Walling y había incluido sus correos electrónicos privados en los que quedaban reflejadas las aventuras sexuales que había mantenido con medio Wall Street. Por ello, Simon ha decidido declarar como testigo en contra de su compañero McClaren. El problema llega cuando Patty le comunica que tras el caso contra el mediático responsable de la web filtraciones, irá a por Torben y Herreshoff, dos patrocinadores de la web de dudosa reputación que ayudaron a Simon a conseguir la información privada de Walling. Al descubrir Naomi que su información privada había sido filtrada, quiso chantajear a los patrocinadores, por lo que tuvieron que acabar con su vida, fingiendo un suicidio en la bañera.
Pero el cambio de bando de Simon no le sienta nada bien a Ellen, a la que hemos podido ver desbordada y un poco ida. Tampoco a los patrocinadores, que no quieren que al tirar de la manta salgan todos sus tejemanejes. Por lo que pueda pasar, Rutger decide no testificar y abandonar el país inmediatamente. Al no presentarse en el juzgado su testigo fundamental, Patty decide retirar las acusaciones contra Channing. Parsons finalmente ha conseguido ganar a Hewes en un juzgado.
Y llegamos a la tercera parte, que arranca con la decisión de Parsons en el caso que involucra al ejército de Estados Unidos. Ellen ha decidido anteponer el trabajo a la familia (una clara referencia a la transformación de Ellen en Patty), ha vendido al amigo de Chris para salvar a su cliente, lo que ha supuesto el fin de la relación de la pareja que tanto sufrió la pasada temporada. Aparte de esto, Ellen lo sabe todo sobre el intento de asesinato de Patty y tiene pruebas suficientes como para terminar con ella y conseguir que Mike obtenga la custodia absoluta de su hija, Patrick Scully está dispuesto a declarar a cambio de inmunidad. Quizá porque Patty sabe que lo tiene complicado, trata de llegar a un acuerdo con su hijo, rompiendo su máxima de que siempre hay que llevar un caso hasta el final, aunque obviamente su hijo no acepta. Pero todo se tuerce cuando repentinamente el día del juicio la joven abogada desaparece. Ante su desaparición, y teniendo en cuenta sus antecedentes, todos los indicios apuntan a que la abogada más veterana está detrás de todo, por lo que Patty Hewes es detenida. Sin Ellen, Scully decide no testificar a cambio de nada, algo que no le sienta demasiado bien a Mike, que revela que fue testigo de lo que le sucedió a Parsons en la casa de Patty cinco años atrás (a pesar de que un flashback haya sido rodado ahora y la peluca de Mike cante a kilómetros, por no hablar de la figura del tío Pete, que aparece de espaldas ya que el actor que le daba vida falleció hace unos años). Esta noticia no le deja otra opción a Scully que acabar con la vida del hijo de Hewes.
Respecto a la desaparición de Ellen, por enésima vez 'Daños y Perjuicios' ha usado el truco de los flashforwards que revelan capítulo a capítulo escenas muy bien seleccionadas para conseguir captar la atención, pero que finalmente nada tienen que ver con la realidad. Con un ángulo cenital desde la azotea del edificio en el que se encuentran las oficinas de Parsons y asociados, los responsables de la serie querían hacernos creer que alguien había tirado a la dulce abogada cuando lo que realmente había sucedido es que se había mareado por la calle a causa del estrés sufrido durante su embarazo. Yo ya comenté por Twitter que no creía que ese personaje hubiera muerto, esta serie ha abusado de este recurso y ya la tenía calada, pero si prestamos atención podemos ver un fallo. Cuando Ellen cae inconsciente su cabeza queda de lado, mientras que en el resto de tomas, incluso en la misma secuencia, la vemos con la cabeza mirando hacia el cielo, para dar énfasis a la idea de la azotea.
¿Y qué sería de 'Daños y Perjuicios' sin una gram escena de Patty y Ellen contemplando el horizonte? La pasada temporada dejaron la casa del lago por Nueva York, con la Estatua de la Libertad de fondo, pero este año no han fallado a la cita las gafas de sol de Hewes ni los tacones de Parsons. Este año la frase lapidaria ha sido: "[i]La cárcel no puede ser peor que perder a un hijo", quizá de forma poco lícita, pero Ellen ya se ha cobrado su venganza. Quizá ambas abogadas no sean tan diferentes y Hewes haya conseguido hacer de ella un monstruo. A fin de cuentas, la joven es responsable de la muerte de Simon, quien no consiguió abandonar el país.
Años más tarde vemos a una sola y derrotada Patty Hewes con un look tétrico muy Cruella de Vil, y a una Ellen Parsons ama de casa, sin estilizados vestidos, que disfruta de la compañía de su hija. Al parecer ambas abogadas no son tan parecidas, pues en una situación similar, mientras Patty decidió anteponer su carrera y convertirla en una terrible obsesión, Ellen se quedó con el placer de ser madre y consiguió rehacer su vida con Chris.
En mi opinión, una gran serie que ha sabido acabar por todo lo alto en uno de sus mejores momentos, sin decepcionar a su audiencia y siempre fiel a sus principios, aunque en alguna ocasión haya decidido irse por las ramas con situaciones que no llevaron a nada, como el drama de los padres de Ellen o el hacker Samurai7 que resultó ser un fiasco. Sin duda alguna, el mejor final de serie que he visto esta temporada, muy por delante de 'House', 'Hung' o 'The Killing'. Se va una gran serie, pero espero que podamos volver a disfrutar pronto de Glenn Close y Rose Byrne en televisión.
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