¿Por qué nos gustan más los solteros y las madres de '¿QQCCMH?' que las princesas de 'UPP'?

El 30 de enero del 2012 llegaba a Cuatro '¿Quién quiere casarse con mi hijo?', la adaptación de 'Who wants to marry my son?', dating show que triunfaba en países como Noruega, Bélgica, Holanda, Alemania, Argentina y Francia, y que nuevamente de la mano de Luján Argüelles, venía a cubrir el hueco dejado por 'Granjero busca esposa' en la cadena de Mediaset España.

El espacio se convirtió rápidamente en todo un éxito. La primera edición se mantuvo con un share destacado del 10%, mientras que las redes sociales se convertían con cada emisión en el complemento perfecto donde poder comentar las disparatadas y divertidas situaciones que vivían los solteros y sus madres con los pretendientes. El hashtag propuesto y otros términos que llamaban la atención de los espectadores se colocaban semana tras semana en lo más alto de las tendencias en Twitter.

Con la brillante edición de las imágenes, los sonidos, los efectos especiales y la banda sonora que acompañan al espacio, nació el término "tróspido", una palabra que hacía referencia a esa forma de hacer televisión y dar un giro de tuerca sano y original a un programa que como el propio título indica, se entendía casi al completo y desde el principio como una parodia de la búsqueda del amor.

Con tres ediciones más, y a la espera de una no confirmada quinta entrega, el programa no ha hecho más que sumar adeptos hasta cerrar el pasado 11 de marzo de 2015 la cuarta edición como la más vista de su historia, con una media del 12,6% de share y casi dos millones de espectadores.

Para intentar cubrir el hueco que dejaban en la parrilla éstas historias de amor, sus creadores desarrollaron 'Un príncipe para...', programa que se mantenía en la línea de '¿QQCCMH?' pero con "princesas" como protagonistas, "príncipes azules", asesores del amor, calabazas y románticas citas. Los cuentos de las tres ediciones que se han emitido hasta el momento también han tenido grandes momentos "tróspidos", pero se ha intentado siempre mantener la imagen del amor perfecto e ideal en sus tramas, llevando a Corina, Laura, Yiya, Rym y Marta por un camino más formal, elegante y sin grandes salidas de tono.

Y justamente creo que ahí está una de las grandes diferencias de los dos formatos, los solteros no tienen normas y dicen y se comportan tal y como son, no piensan en que tienen una imagen que cuidar de cara a los objetivos del espacio, simplemente se dedican a vivir, sentir y divertirse. Otro de los puntos que tiene a favor '¿Quién quiere casarse con mi hijo?' son las madres, muchas de ellas se convierten en las protagonistas de las historias de amor de sus hijos, metiéndose en donde no las llaman y opinando libremente sobre absolutamente todo.

Con los solteros y sus mamás podemos disfrutar sin límites de lo que realmente nos gusta del programa, troncharnos de la risa y retuitear sin parar con el montaje de los vídeos, no como ocurre con las princesas, que llevan a cabo una edición de las imágenes más moderada envuelta en un aura rosa con purpurina y corazoncitos... En '¿QQCCMH?' da igual el tema que estén tratando, no importa quién esté hablando, siempre pueden darle un giro para ofrecernos un momentazo.

Los datos hablan por sí solos: 'Un príncipe para Corina' cosechó una media del 9,3% de share, 'Un príncipe para Laura' bajó hasta el 5,5% mientras que 'Un príncipe para tres princesas' remontó hasta el 7,1%. En líneas generales, a excepción de la segunda edición, el programa se ha mantenido pero no ha llegado a destacar.

Por lo tanto, lo mejor sería aparcar los cuentos de amor y ayudar de lleno y en mayor medida, con más protagonistas y más emisiones por temporada, a esas madres que tienen por sueño ver casados a sus hijos, discutir con las nueras y tener a los churumbeles correteando por sus casas.