Resulta complicado tener que lidiar con un ambiente cargado de tensión y de malas energías. Elementos con los que Carlos debe convivir diariamente dentro de una casa que le asfixia lenta y dolorosamente. El presentador no puede confiar en nadie. La realidad es que está más solo que nunca, hecho que no parece influir en la opinión de algunos de los colaboradores de este programa. A Carlos se le machaca por sistema, probablemente porque ha sido el único valiente que se ha atrevido con absolutamente todos ahí dentro. Ni Raquel Bollo se ha librado de su sinceridad. Es seguro que por esto último, algunos comentaristas se hayan dejado llevar por amiguismos faltando gravemente a la misión que tiene cualquier analista que se precie.
La historia sería bien distinta si Belén estuviera también en las manos del público. La actitud de esta última es de lo más deplorable que he visto en mucho tiempo. Ayer se atrevió a decir que debía salir Carlos porque no jugaba de manera elegante. Es de traca que ella se atreva a decir algo así, cuando lleva desde la semana pasada insultando a su compañero sin ningún tipo de compasión. Belén es una maestra de la manipulación y empiezo a pensar que se cree sus propias mentiras.
Bochornosa fue su despedida y aberrantes los consejos que dio a sus compañeras. ''Raquel, lucha, friega y lava'' fue la recomendación que Rosa arrojó a un ambiente marcado por la tensión. Una presión originada por la pelea que ayer se vivió entre Belén Roca y Carlos Lozano. Resulta chocante que la gallega se escandalice ante las palabras del presentador cuando es ella la primera que se ha hartado de repetir constantemente que busca un novio con posibles.