'The Walking Dead' consigue superarse en su tercera temporada

Si se hiciera un ranking sobre las series más lentas de la pasada temporada, 'The Walking Dead' seguramente se situaría entre los primeros puestos por lo que alargaron la trama de la granja. Y ojo, que una serie sea lenta no es un inconveniente, el problema llega cuando estás frente a una serie postapocalíptica en la que durante los nueve episodios intermedios (de los 13 que componen la temporada) la acción y los zombies brillan por su ausencia. Afortunadamente, en el último capítulo de la segunda tanda de capítulos, la ficción consiguió evolucionar y salir del bache en el que había caído, dándonos el mejor episodio hasta entonces, oscuro, cargado de tensión y con una velocidad admirable. Ahora, con el inicio de la tercera temporada, demuestra que es capaz de mantener el nivel.

Si sigues leyendo puedes encontrarte con spoilers de los dos primeros episodios de la tercera temporada.

A pesar de que tras escapar de la granja estuvieron a punto de encontrar la prisión, plano con el que terminaba la segunda temporada, han tenido que pasar varios meses y quedarse sin reservas hasta dar con ella. En todo este tiempo no ha habido demasiados cambios, quizá el más destacable es el nuevo Carl (Chandler Riggs), obligado a ser adulto por las circunstancias, que comenzó a dibujarse con el disparo al zombie de Shane (John Bernthal), y al que ahora vemos convertido en una especie de cowboy moderno. Un cowboy que parece haber encontrado a su dama, Beth (Emily Kinney), la hija de Hershel, que al ver que ya sólo quedan dos hombres libres en el grupo, se ha decantado por el pequeño, "ya crecerá algún día", debe pensar. También tenemos a una embarazadísima Lori (Sarah Wayne Callies) aterrada, no sólo por dar a luz en un mundo sin esperanzas, sino por el miedo a que el feto la devore por dentro, quizá esto más la gran dosis hormonal sea lo que la hayan llevado a pedir perdón a su marido.

Está claro que la prisión va a ser el caramelo de esta temporada, al fin el grupo capitaneado por Rick (Andrew Lincoln) ha conseguido su fortaleza, lejos de campamentos a las afueras de Atlanta o de granjas altamente inflamables. Aunque antes de probarlo hay que invertir tiempo y trabajo, hay que limpiar el patio de muertos vivientes y uno de los pabellones. Pero la prisión no es solamente importante por su estructura, hay que tener en cuenta que todavía hay comida, que en su interior también debe haber munición y armas, así como sofisticados uniformes de carceleros y monos de reos, lo que supone una oportunidad de poder cambiarse de ropa. Además, el gran patio puede servir como huerto, un paso más para la autosuficiencia, una de las cosas más valiosas cuando desaparece la civilización.

Nadie dijo que limpiar la cárcel por dentro fuera fácil, y ahora que los zombies han conseguido integrarse en la historia, no hay que bajar la guardia en ningún momento. Ya le ha costado la pierna a Hershel (Scott Wilson), y no poder correr nunca más es un gran handicap en estas condiciones. Curiosamente, esta trama ya la conocemos los amantes del cómic, donde le tocó sufrirla a Dale (Jeffrey DeMunn), personaje que en la serie murió por un despiste similar en la segunda temporada.

Un lugar tan jugoso va a crear enfrentamientos entre vivos: el primero de ellos ya lo hemos visto, y es que la cárcel ya tenía dueños. Encerrados durante muchos meses en la cafetería, cinco reclusos han aguantado en su interior sin ni siquiera ver un rayo de luz solar. Ya que han aguantado esta situación, tratan de pelear por lo que consideran suyo, algo que Rick no está dispuesto a consentir, el líder ha fijado unas reglas y no habrá ningún perdón para quien no las acate. Pero los de dentro no son los únicos interesados en ella. Al final del segundo episodio ya hemos visto a alguien observando a Carol (Melissa McBride), imagino que se trata de alguien perteneciente a Woodbury, el poblado dominado por el Gobernador (David Morrissey) que, tarde o temprano, no tardará en declararle la guerra.

Al margen del grupo tenemos a Andrea (Laurie Holden), cuyas apariciones en esta temporada han podido contarse con los dedos de la mano, quien tras el caos de la granja fue salvada in extremis por Michonne (Danai Gurira), una abogada un tanto peculiar que, katana en mano, es capaz de fulminar sin inmutarse a una manada de muertos. Espero que pronto su historia deje de ser independiente y se encuentren con Woodsbury o con la prisión.

Quizá por todo esto, 'The Walking Dead' haya conseguido convertirse en la serie más vista del domingo en Estados Unidos, por el momento la tercera temporada promedia un magnífico 5,4 en demográficos (18-49), por delante de todas las ficciones en abierto. Quién sabe si además de ganarse a la audiencia, conseguirá volver a seducir a la asociación de prensa extranjera y consiga otra nominación a los Globos de Oro como mejor drama.