La ausencia de Mónica Naranjo se sigue notando. La diva de la canción mostraba sus emociones buenas y malas sin filtros, su generosidad en pantalla y forma de expresarse se agradecían enormemente. Se echa de menos su mirada, sus peleas con Ángel, sus grandes aplausos, su empatía con los concursantes, sus ojos humedecidos, sus risas incontrolables que la obligaban a salirse de plató para serenarse... Es una pena que no siga en el show de Antena 3, pero tampoco tiene mucho sentido que sigamos lamentándonos.
En cuanto a Lolita, una de las incorporaciones de este año, he de decir que me gusta bastante. No llega a destacar demasiado pero no lo hace mal. Sus valoraciones son buenas porque habla casi siempre desde el corazón y pensando en todo el trabajo que llevan las actuaciones, ya sean buenas o malas. Todos conocemos a Lolita y sabemos que no es una mujer de gritar ni hacer espectáculo, pero su carácter nos tiene conquistados a todos desde hace años.
Y la que finalmente no ha sorprendido para bien, tal y como se hacía presagiar, es Shaila Dúrcal. Sigo sin entender de quién fue la idea de meter a esta chica como jurado de un programa así. Para ser justos hay que decir que ella lo intenta y pone mucho de su parte, que se ve que es una luchadora en el mundo de la música y una buena chica, pero es demasiado sosa para 'Tu cara me suena'. Sus valoraciones son limitadas y tampoco aporta demasiado al cachondeo que se respira en muchos momentos, al menos con Marta Sánchez, con sus pocas ganas de estar ahí le daba vidilla al asunto, sus aportaciones, absurdas o no, acertadas o no, estaban hasta emocionantes.
Por eso sigo echando en falta a una Carolina, es decir, a Ferre o a Cerezuela. Desde que Carolina Ferre sustituyó en varias ocasiones a Cerezuela, y tras su magnífico paso por la primera edición del programa (aún me acuerdo de esa injusticia que cometieron sus compañeros al no hacerla ganadora de ninguna gala), la valenciana demostró que estaba hecha para este programa. Es cierto que no tiene nociones de canto o interpretación, pero para eso ya están otros, ella sabe de tele y de espectáculo, que es de lo que se trata. Es una mujer muy positiva que aportaba buen rollito al programa y alegría, hubiera dado grandes momentos en esta cuarta edición.
Con Carolina Cerezuela me pasó algo curioso, y es que poco a poco me fue atrapando y enganchando. Antes de llegar al espacio de imitaciones no me gustaba demasiado, la veía un poco estirada y nada cercana, pero semana a semana durante las dos primeras ediciones me fue ganando. Aportaba simpatía y serenidad, sus valoraciones eran muy buenas y acertadas, y su complicidad con Mónica era un puntazo, parecían dos amigas en un concierto comentando las cosas que les gustaban y las que no. Es una pena que ya no forme parte de este universo, llegó a encontrar su sitio en el jurado.
Y para finalizar y saliéndome nuevamente del eje central de este post, no puedo dejar pasar la oportunidad de destacar a mis concursantes favoritos, que son en este orden: Silvia Abril, Ruth Lorenzo, Adrián Rodríguez, Pablo Puyol y Ana Morgade, gracias a ellos me pongo gustosamente Atresplayer y me río, emociono y sorprendo. Sí, veo las galas por internet porque un viernes por la noche no es para estar en casa viendo la tele, a menos que sea en una reunión tranquila o pre-fiesta con amigos.
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