No nos quitan lo bailao, pero casi

España vuelve a fracasar en Eurovisión quedando antepenúltima. Una actuación buena y uan canción más que aceptable se quedan a dos puestos de la cola en un festival totalmente politizado.

Lucía Pérez fue la cantante que TVE y los espectadores decidieron que fuera la representante de España, o de TVE según lo vea cada cual, en Eurovisión 2011. La canción 'Que me quiten lo bailao' no era nada del otro mundo, pero aportó un ritmo, dinamismo, frescura y energía positiva al festival que contrastaba con todas las anteriores, salvo 5 o 6 países la actuación española fue superior a la mayoría y no obtuvo ni mucho menos un premio en las votaciones.

50 puntos fueron los que cosechó España, en una noche en la que la verguenza nacional volvió a correr por los hogares que tenían sintonizada La 1 de TVE que mantenía en pantalla a España última de la clasificación con 7 puntos durante muchos agónicos minutos.

Afortunadamente, nuestros amigos portugueses y, sorprendentemente, nuestros vecinos franceses nos libraron de la ecatombe de la desverguenza y pudimos escalar hasta la posición 23 gracias a los 12 puntos que nos ofreció cada uno. Y es que si ya podríamos considerar amigos a los franceses, justo lo contrario nos ocurrió con el país de 'Il Cavalieri' el cual tuvo los santos manzanos de no darnos ni un mísero punto, lo cual hizo que ayer pocos cenaran pasta.

Total al final se llegó al medio centenar de puntos siendo otro fracaso más desde 2005, por lo que a muchos tampoco les sorprendió mucho; sin embargo la expectación que se creó después de la gran actuación hizo que el mazazo fuera más acusado a la media noche.

¿Por qué? Buena pregunta que se escuchó anoche. ¿Todo el mundo nos odia? En absoluto. Hay dos grandes razones del fracaso con nombre y apellido: RTVE y nuestra vergonzosa política exterior. RTVE ya ha demostrado en bastantes ocasiones que no quiere ganar Eurovisión, si las predicase de nuevo no acabaríais de leer esta entrada hasta mañana: no emitir las semifinales, saltarse las normas, maltratar los programas dedicados a preparar el festival ('Destino Eurovisión'), etc. vamos lo que se suele denominar "haciendo amigos por Europa".

Y en segundo lugar, evidentemente, está nuestra vergonzosa política exterior. Y es que eso de ser "el país de pandereta y !olé!" está llegando o ha llegado a límites bastante preocupantes. No hace falta tampoco que nombre todas las desvergüenzas que nos ha tocado sufrir desde, curiosamente 2005: nos saltamos las leyes internacionales pagando rescates a terroristas y adjudicando aguas canarias, dejarnos insultar por Marruecos, hacer el ridículos en relaciones hispano-eruopeas con Cuba, etc. y luego encima intentar arreglarlo mandando a nuestra maltrecha y vergonzosa armada a "jugar a los piratas" en Libia.

Y es que es eso: política y RTVE. Lo que vale en Eurovisión desgraciadamente no es la canción, son esos dos factores. Y está claro que mientras no se mejore en estos dos aspectos haremos un ridículo como el de ayer en cada cita eurovisiva. Siempre nos queda la felicidad de haber participado, pero no es lo mismo que el C. D. Tenerife quede 16º en 1º División a que lo haga el Valencia C. F.