El programa de Jordi González cumple este Sábado cuatro temporadas en Telecinco, y lo hace además como líder indiscutible de la mejor noche de la semana. Ni más ni menos que un 18,7% de share medio avalan que el espacio agrada a la audiencia española.
Sin embargo, no estoy aquí hoy para tirar flores. Me confieso absolutamente antagónico al programa, el cual he visto las veces que mi estómago me ha permitido para poder formular esta crítica. Comenzamos:
La audiencia. Lo de siempre, y lo más importante, es la principal baza del programa. Mi teoría sobre este aspecto está bien clara: conformismo televisivo. Es un fenómeno que afecta a muchos programas de la televisión, y sobre todo de Telecinco. No sólo 'La Noria': 'Sálvame', 'DEC', 'Enemigos íntimos', 'El Club del Chiste', 'Tonterías las Justas', 'La hora de José Mota', y un largo etcétera son espacios que poseen muy buenos índices de seguimiento porque "no hay otra cosa" o "estoy haciendo zapping", sí de una hora.
En el caso de 'La Noria', creo que es así absolutamente. Y es que los Sábados no hay muy buena oferta que se diga, quitando repeticiones en los canales TDT, las vacaciones de fin de semana de las principales ofertas de Veo e Intereconomía y las películas cada vez menos seguidas de Antena 3 y la 1; sólo nos queda el relleno desanimado de laSexta y el 'Hermano Mayor' o Cine de Cuatro. Así que, ¿Qué veo el Sábado noche en casa? Pues sí, a Jordi González. Así desde ese débil 16% de su estreno, ha llegado a cosechar incluso 20% durante más de 4 horas de directo.
Esta explicación debe ser la cierta porque la calidad del programa es tan pésima como su presentador o quién intenta serlo. Los tres pilares del programa son igual de lamentables desde el punto de vista de una televisión de nivel aceptable: entrevistas-magazine, debate político-social y locura final.
Primero, tenemos las entrevistas-magazine. Sí, donde entrevistan tanto a un personaje de Gran Hermano preguntándole a quién se ha "cepillado" como al Ministro de Fomento, aunque parezca lo contrario hay gran diferencia de perfiles o debería haberla. ¿Magazine? Sí, pues es un programa de corazón cuando interesa que lo sea para rascar algún punto más de share esa noche. Sólo hay que ver quién realiza las entrevistas: Jimmy Jiménez Arnau (ya está todo dicho), Mila Ximénez (poned un día 'Sálvame', es la rubia del móvil y la funda de gafas), Luis Rollán (el exmorenito de Ana Rosa), Pepe Calabuig (el señor mayor que no pintaba nada en 'Sálvame'), y otro largo etcétera de "profesionales de la comunicación".
En segundo lugar, tenemos el Debate político-social. Bueno, "debate" por llamarlo de algún modo pues parece más bien un patio de colegio, en el que todo está permitido por la audiencia. Se pueden insultar, faltar, increpar, gritar, levantar, y muchas más acciones impropias de una charla política durante varios minutos "sin moderador" que pasa olímpicamente de poner orden hasta que han acabado de increparse o hacen una pausa para respirar. Aquí es cuando Jordi suelta alguna perla de las suyas: "Chicos esto lo cortamos", penosa metáfora sobre el directo del programa. O bien, nos pide disculpas. Como cuando te pegan y luego te dicen "lo siento".
Bien, pero centrándonos en el debate en sí, está formado, claro, por seis fanáticos de la izquierda o la derecha para que haya "movida", que lleva a la expectación del telespectador, y ésta a la preciada audiencia. Estos son: Isabel Durán (la más centrada de la mesa, imaginaos), Pilar Rahola (viva el independentismo catalán con tinte rubio y la estupidez supina en cada argumento a favor de la ideología republicano-izquierdista más radical), Enric Sopena (el señor del pelo blanco que tiene problemas ezquisofrénicos con la "derecha del mal" y le idolatra Zapatero), Alfonso Rojo (ultraconservador de la escuela de Intereconomía, manipulador, malvado e "interruptor" número uno de la mesa), etc. ¡Que me estoy perdiendo en las formas!
Por último, llega la locura final, una entrevista/mesa/debate en el que siempre hay dos ingredientes básicos: sexo y más sexo. Homosexualidad, Transexualidad, Prostitución, o cualquier otro tema relacionado con lo mismo. La mesa esta vez está compuesta por chicas de muy bien ver (si son prostitutas mejor), Jimmy Jiménez Arnau o similares y un cura tipo Padre Apeles. Con todo esto y una temática sexual, de dos a dos y media la audiencia también está garanztizada.
Y para acabar la crítica no me podía olvidar de lo mejor: Jordi González. Además de no saber ni moderar un debate sencillo (tres para tres), tampoco sabe entrevistar (o leer las preguntas que le preparan) dando su opinión continuamente sin que a nadie le importe. Se cree el mejor presentador de España sin que nadie se lo haya dicho, va de representante de la "Cataluña general" sin que ésta lo haya decidido y, lo peor, cree que entiende de televisión. De hecho, me despido, primero dándoos las gracias por haber leído hasta aquí, y segundo, con la mayor perla que ha soltado Jordi en directo: "Quién diga que Gran Hermano es Telebasura, no tiene ni puta idea de televisión".
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