Mercedes Milá, la fusión entre la maestría y la odiosa superioridad

Mentiría si os dijera que no me gustaría presentar un programa como el de la Milá y aún más, presentarlo con la misma gracia que ella pero para eso hacen falta muchas horas de directo encima y un muy buen equipo detrás.

Dicho esto y que no sirva de precedentes... No creo que el éxito de una presentadora pase por el de superar los límites del respeto hacia el resto de personas que se encuentran en ese momento en su mismo plató, ya pasando por el equipo técnico cuando cometen un error humano, por los familiares de los invitados y mucho menos, con sus colaboradores, en este caso reflejados como ex-concursantes de su programa.

Me parece desagradable que desprestigie las opiniones de la gente de la grada por el simple echo de no pensar como ella, meterse con alguno de sus favoritos o ir en contra de los "ideales" del programa, que por cierto van cambiando según su antojo.

Y no me gustaría que esto se entendiera como una evasiva en contra de otra catalana, pero creo necesario, y desde mi humilde opinión, diferenciar la profesionalidad de una persona con su extrema arrogancia.

Pienso que hay algunos actos que se le deben de aplaudir como por ejemplo evadir el tabú de la extravagancia o dicho de otra forma, enseñar las bragas y los 'sujeta' o repartir besos a tutiplé sin ningún tipo de pudor.

Pero recordar que como dice ella, la audiencia lo es todo, pero el resto de gente que trabaja para ella también debería de ser-lo.