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"Friday Night Lights", nostalgias de un viernes noche

Viernes 8 de Abril de 2011 17:52
 

Podría empezar diciendo que es el mejor drama que he visto jamás; podría empezar diciendo que tiene a los personajes adolescentes mejor creados de una serie americana; podría empezar diciendo que la dirección es perfecta, la fotografía es perfecta, los guiones son perfectos, las interpretaciones son perfectas, y que la serie raya la perfección en todos los aspectos que se le pueden criticar a una serie. Pero no, no voy a empezar diciendo eso, y voy a ir por partes.

Friday Night Lighst nace en 2006 de la mano de NBC. Tras una temporada sin demasiado éxito, consiguió la renovación por una segunda, que cayó en picado en cuanto a audiencias. ¿Problema? Huelga de guionistas de EEUU. No sólo se llevó por delante a Friday Night Lights, casi todas las series americanas se resintieron. Gracias a un acuerdo entre NBC y DirecTV (plataforma por cable de pago), la serie renovó por tres temporadas más. Hace escasamente quince días la serie desapareció definitivamente de la parrilla americana con su quinta y última temporada.

Las razones de su escaso éxito entre el público radican en plantear la serie como "serie teen". El espectador adulto no le da siquiera una oportunidad, y el espectador americano adolescente se la da, pero huye espantado al darse cuenta que esto no es una serie teen, que los personajes son de verdad y las tramas también. Coge el mando, pone The CW y empieza a ver Gossip Girl

FNL está centrada en Dillon, una pequeña ciudad de la América profunda. Aquí, solo importan dos cosas: la religión y el fútbol americano. La serie sigue a un grupo de chicos que componen el equipo de los Panthers, y a los Tylor, la familia del entrenador. Mucho fútbol y mucha religión: esto es Texas, esto es Estados Unidos. Ni más, ni menos. Una serie que retrata la realidad de este deporte, y de una sociedad como es la de un pequeño municipio Texano. Una comunidad que vive por y para el fútbol, y todo se mueve en torno a ello.

Pero no nos engañemos, Dillon y el fútbol americano funcionan como el marco de la historia, como una especie de ecosistema, necesario e imprescindible para contarnos la historia de los personajes. El fútbol es una excusa (algo así como el boxeo en Lights Out) para emocionarnos como nunca antes con unos personajes que, como leí por allí, no llegan, sino que perforan el corazón para quedarse ahí para siempre. Por fin (después de Veronica Mars) los adolescentes de una serie son adolescentes de verdad. Son complejos, como la adolescencia requiere, con sus problemas y dificultades, tremendamente bien narrados y guionizados. Ojo, no estamos hablando de una complejidad al nivel "Skins". La serie no se centra en contar la adolescencia y sus inconvenientes, y en ningún momento lo pretende.

Junto a los adolescentes tenemos al matrimonio Tylor. Si el fútbol funciona como telón de fondo en la serie; Eric Tylor (el entrenador del equipo) es el eje de casi todas las historias. Es este un matrimonio católico, no demasiado conservador, pero sí con unos valores muy fuertes y muy inculcados. Los diálogos entre ellos son cojonudamente realistas (en serio ¿no son pareja de verdad?) y tan entrañables, o más, como el resto de los personajes. Los componentes del equipo son todos como hijos para Eric, el siempre paciente pero fuerte Eric. Como representación femenina tenemos a Tami Taylor, la siempre inocente pero inteligente Tami. Como dice Eric a su hija "Haz caso a tu madre, siempre tiene razón".

Además de todo esto (lo sé, no me canso de alabanzas) tenemos la espectacular fotografía, la peculiar forma de estar grabada y su BSO; los que considero mejores puntos de la serie.

Está grabada cámara en mano, como todas las películas indies que se llevan tanto ahora. Continuos zoom-ins y zoom-outs que reflejan cómo una pupila se dilata, cómo una lágrima cae por la cara de algún personaje, o cómo dos manos se entrelazan entre sí. Todos los gestos están reflejados, todas las sensaciones, todos los sentimientos. Te los sirven en bandeja y te los dan para comer; con cubertería de lujo. Si a esto le sumamos una banda sonora impresionante (tengo que investigar, ha tenido que llevarse mil y un reconocimientos) que te llega desde el segundo uno, tenemos una serie que consigue emocionar de verdad, como ninguna otra.

Al segundo capítulo, cuando la mayoría de las series están aún en fase de fabricación e intentando que el televidente empatice con los protagonistas, Friday Night Lights consigue doler, consigue crear un nudo en la garganta y dejarte sin respiración. Allá por el quinto capítulo, uno se emocionará simplemente con el opening, escuchando la sintonía (una vez más, me arrodillo ante la BSO).

Friday Night Lights supone el drama más profundo y más sentimental al que me haya enfrentado jamás. Una serie que no califico de perfecta por no pecar de entendidillo. Una serie que se ha colocado automáticamente en mi Olimpo personal de "lo genial", una serie que consigue que derramemos lágrimas a mansalva sin recurrir a la emoción tonta. Una serie que llega al corazón como ninguna otra, se encierra, y no sale ni saldrá jamás.

Friday Night Lights quedará grabada en ti para siempre. Tenlo claro.

CLEAR EYES, FULL HEARTS, CAN'T LOSE

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