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"Mujeres Ricas": Cuando no sabes en qué gastar el dinero

Lunes 7 de Junio de 2010 12:19
 

Dice la sabiduría popular que el dinero no da la felicidad, pero ayuda bastante. Y yo, después de ver el contenido de "Mujeres Ricas" diría que, además, es científicamente comprobable que el dinero te puede convertir en un ser abonado a la gilipollez y en un completo idiota.

Verdaderamente, el único Glamour que hay en mi casa consiste en echar unas pocas sales minerales en la bañera de mi casa para que me de la impresión de que estoy en el jacuzzi del Spa (ahora ya ni lo llaman balneario) más moderno; o abro el garaje de mi padre y en lugar de encontrarme un Ferrari último modelo, veo un monovolumen, cambiado hace poco después de usar casi veinte años la misma carraca, con una par de rayones que aún no hemos arreglado. Si a vosotros os pasa lo mismo, ya tenemos a La Sexta para enseñarnos la vida de otros, con sus casas, sus coches, sus nuevas caras o sus liposucciones, sus fiestas, sus armarios infestados de modelitos, sus caprichos y sus problemas, que también los tienen, o los fingen.

"Mujeres ricas" lo presentan como un reality sobre la vida de una mujer empresaria que encarna el lujo (la única que parece ganarse la vida con unas pocas luces en su cerebro), de la esposa de un antiguo jugador de fútbol retirado, de la esposa cuarentona de un empresario, o de dos hermanas madrileñas que acaban de divorciarse. Intentan convencer de que se reflejará como es la vida personal de una serie de mujeres con mucho dinero, pero es que al final es todo una horrible exhibición de lo que unas mujeres forradas y aburridas hacen con su dinero. No hay ninguna duda; si queréis ver yates en Marbella, Ferraris más caros que el de Fernando Alonso, o trajes más exclusivos que los de Francisco Camps, este es vuestro programa.

Pero el problema no es que te presenten la vida de unas mujeres determinadas que tienen mucho dinero, porque al fin y al cabo podría ser la vida de cualquier persona con muchos ceros en su cuenta corriente, ganados con el sudor de su frente. Y cada uno hace con su dinero lo que le da la gana. Aquí la cuestión es la elección que se ha hecho de estas personas, a cuál más superficial. Las calificaría directamente como tontas, pero sería una ofensa en la que prefiero no entrar. Dejémoslo simplemente en que son muy superficiales. Una de ellas, por ejemplo se encapricha de un Miró, del que únicamente sabe que es un pintor, y tiene una discusión con su marido sobre si comprarse el cuadro o decantarse por un abrigo de pieles de una conocida diseñadora, y como está indecisa, la pobrecita se agobia. Al final se da cuenta de que quiere las dos cosas, y el marido, sensatamente, le dice que con la crisis que vivimos prefiere invertir en sus empresas y "salvar puestos de trabajo", pero claro, para la pobrecita indecisa eso resulta demasiado vulgar y chabacano. "¿Te molesta que compre dos cosas para mí?" le dice ella. Respuesta del marido "¿Tú no lees los periódicos o que?". Sinceramente, yo casi como que la pregunta la dejaría en un "¿Tú no lees?". Al final la mujer se justifica con un "Yo no pregunto el precio de las cosas, cuando quiero algo, lo quiero ya". Me asombra que una mujer se pueda enorgullecer de una manera tan frívola de lo rico que es su marido. Con enorgullecerse de que le vaya bien en la vida y de que la crisis no le esté pasando tanta factura como a los pobres mortales, debería bastarle.

Otra de las mujeres es la esposa de un ex jugador de fútbol argentino y dotada de una falta total de escrúpulos, la cual nos brinda unos momentos en los que raya la ordinariez más absoluta. Vamos, que en mi vida he visto a alguien tan sumamente hortera y cutre. Solamente con oírla criticar a las prostitutas de Marbella, localidad en la que reside, porque llegan a insinuarse a los maridos en los mismos supermercados, sirve para darte cuenta que hasta esas mismas señoritas, a las que llama putas con un desprecio absoluto, seguramente tienen un poco más de sentido común que ella misma.

Ver a estas chicas y su comportamiento en según qué circunstancias, me sirve como clarísima demostración de que nuestros valores en general, y de estas señoras en particular, han pasado a un segundo plano en detrimento de una vida muy banal y efímera que se puede comprar, aunque no perdure en el tiempo. Seguro que más de uno, con un talón en blanco delante de nuestras narices, acabaríamos comportándonos de la misma manera. Lo más triste de todo es que éste es el modelo de mujer al que otras muchas aspiran (no todas, pero sí unas cuantas) a costa de quien sea y de lo que sea. Así nos va, dando pasos para atrás en cuanto a igualdad se refiere. Si los protagonistas fueran hombres, sería denigrante para ellos, porque de la misma manera se mostraría un prototipo de macho carente de personalidad, buscador de un físico envidiable. Lo que creo que representan estas mujeres es sólo la fachada de un ego incontrolable y una inmadurez completa, a pesar de los añitos de algunas. Aquí es cuando La Sexta debería plantearse si es ésta la coherencia que quiere transmitir, o le da más importancia al número de espectadores que quiere captar, ávidos de morbo.

Sinceramente, no veo qué necesidad podrían tener estas personas de prestarse a un espectáculo así. ¿Por dinero? Esperemos que no, porque si no, nos estarían tratando de vender una imagen totalmente distorsionada de unas personas que aparentemente lo tienen todo pero que no están pasando realmente por su mejor momento. Tampoco entiendo cuál es el fin de La Sexta para enseñarnos algo como esto. No voy a entrar en aquello de que si ahora estamos en crisis y no es un buen momento con la que está cayendo, que es cierto, pero ellas (o mejor dicho sus maridos) no tiene la culpa de que de momento el paro no les haya afectado. Al fin y al cabo sólo son unas mujeres caprichosas, que creo, no dan importancia ni esencia a la cosas. Parecen las típicas nuevas ricas que creen que lujo es tener y tener, comprar y comprar... Y el lujo empieza por una misma. Y ellas carecen de él.

Por cierto, a pesar de haber tenido más de una oportunidad, no conseguido pasar del primer programa; fue superior a mí y creo que ni entero lo vi.

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Sobre este blog...

Empiezo hoy este blog en el que reflexionaré de lo que pasa cada día en la televisión. No es que tenga mucho tiempo para sentarme tranquilamente en el sofá, pero procurare asomarme de vez en cuando a esta ventana.
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