"Chin-chin": de vinos y otras cosas.

No pensaba verla, pero después de observar detenidamente los cinco primeros minutos de la "gala" especial por el vigésimo cumpleaños de Telecinco, al final me quedé con la serie que estrenaban anoche en La1. Y creo que a estas horas de la mañana puedo decir que me alegro de haberlo hecho. Aunque he visto que tiene que madurar, como los vinos de los que nos hablan, "Gran Reserva" es una de esas series que tiene bastante potencial y que puede obtener unos resultados de audiencia bastante aceptables. A mí personalmente me pareció que le faltaba algo para llegar a encandilarme como me ha pasado otras veces con las series de estreno, pero me entretuvo bastante y me dejó un buen sabor de boca.

Una vez que terminó el primer episodio (la verdad es que eso de que no haya anuncios es una maravilla, y en una hora te ventilas el capítulo) hice un poco de zapping y antes de irme a la cama me quedé un poco más viendo la gala de Telecinco. Unos veinte minutos aguanté (demasiado pienso yo), porque si el principio me pareció un truño, no quiero ni contar lo que me pareció después. ¿Se puede decir la palabra "patético" a estas horas? Todavía me duelen los oídos de la conversación tan surrealista mantenida por Amaia Salamanca y Karlos Arguiñano. Al final ni me enteré de lo que iban a presentar.

Olvidando el churro de "gala" de Telecinco y centrándome en "Gran Reserva" puedo apuntar un par de cosas. Ángela Molina y Emilio Gutierrez Caba son dos enormes actores, pero eso ya lo sabíamos. Aunque anoche no tuvieron demasiada presencia para empezar, estuvieron estupendos. Del resto de intérpretes, en general me gustaron; aunque son personajes que aún no están formados de todo y les falta un poco de rodaje, hay unos mejores que otros, así que mejor esperemos a ver como evoluciona la historia de cada uno. A destacar que me gustó mucho Aitor Luna, caracterizado como el hermano pequeño y rebelde de los Cortazar, aunque había determinados momentos en los que me parecía estar viendo a su hermano Yon Gonzalez en "El internado"; la misma actitud un poco chulesca y hasta el mismo tono de voz tiene. Son clavados, lo cual no quiere decir que sea malo, pero me chocó un poco. A Tristán Ulloa lo vi regular, quizás porque es un actor que no me gusta nada y no termino de pillarle el punto. Aunque también es cierto que el rol de malo le sienta bien.

El guión a priori parece que está bien montado, vamos, que tiene toda la pinta de que va a ser una de esas historias de telenovela un poco retorcidas, con buenos no tan buenos, y con malos malísimos. Aún así me pareció un poco previsible, o más bien es que no me ha dejado con esa sensación de tener la intriga metida en el cuerpo y con ganas de saber qué sucederá la semana que viene. A ver, se muere el patriarca de los Reverte por un escape de gas y para todos, incluida la policía, es evidente que ha sido provocado y que el autor de tal hecho es Miguel Cortazar, que justo ha sido el último que le ha visto con vida. Y a la vez éste recibe un disparo en sus propias bodegas justo cuando había quedado con su padre, que sale en el último fotograma sentado en una mesa con una botella de vino en la mano. Demasiado lógico pensar que ha sido su propio padre el ejecutor, o por lo menos el que ha dado la orden por no ensuciarse las manos.

Tengo que decir que la puesta en escena me gustó mucho. Los paisajes riojanos son preciosos, y la serie supo mostrarnos su belleza y la de los viñedos a pocas semanas de la vendimia.

En fin, veremos lo que da de sí esta nueva aventura de TVE, pero de momento parece que ha empezado con buen pie y ha sustituido con acierto a "Águila roja" sin estrellarse por el camino.