El viernes todo acabó, y fue apagarse los focos de ese plató-bar y algunos ya sentíamos nostalgia por ese programa que laSexta denominó buque insignia, ese espacio que empezó navegando por la noche una vez a la semana y que pasó a las tardes en formato diario alargando paulatinamente su duración, lo que resaltaba continuamente Ángel Martín, que llegó a montarse una tienda de campaña junto a la mesa para pasar allí las noches, ya que no le compensaba volver a casa. El programa creció y creció haciendo una crítica tan dura como divertida a los programas de la competencia, recorriendo todas las televisiones en busca de un momento que exagerar para dibujarnos una sonrisa.
A menudo sarcásticos, a ratos cínicos, pero siempre dando en el clavo y resaltando aquello que nos pasaba inadvertido. Ángel nos obligaba a mirar la televisión que se estaba haciendo y ponía el dedo en la llaga de forma inteligente y precisa. Era pasota y sincero, descreído y crítico, desenfadado y comprometido; todo envuelto con ese aroma cómico que le hacía formar con Patricia un tándem único.
Dicen que la baja audiencia es el motivo de su cierre, un desgaste de público al que nadie era ajeno, pero no es lo más importante, lo realmente significativo fue eso que llaman chispa, el programa la perdió y la audiencia se resintió. Esos sketches magníficos que casi murieron tras la salida del enano. Esas imitaciones sublimes de Miki que se hicieron reiterativas cuando debía presentar y además interpretar a mil personajes. Esa complicidad que Dani Mateo tenía con ese tipo que abandonó el programa en calzoncillos. Esa química con Patricia detrás de la que no es difícil intuir una sincera amistad. Al propio Ángel le dolía que dijeran que 'Sé lo que hicisteis...' terminaba con él, pero realmente su baja se notó mucho, era el alma del programa y reconocerlo no significa desmerecer a sus compañeros.
Sinceramente creo que se perdió una buena oportunidad de despedirse por todo lo alto en el programa 1.000, desde la playa y recordando todos los instantes imborrables que han ocurrido durante estos cinco años. La vuelta de tuerca que querían dar al programa no surtió efecto, SLQH nunca fue un programa en el que se comentaban cuatro noticias de actualidad y se metían un par de reportajes. Los gags habían desaparecido, el tiempo corría lento y los guiones bajaban el nivel cada día, el final se vislumbraba cercano y sólo aguantó diez programas más.
Estos cinco años de puro entretenimiento, humor y risas por doquier tienen nombre propio: Patricia Conde, 'la loca de los huevos' más divertida de la televisión que además canta una versión de Camela imposible de mejorar. Ángel Martín, ese pequeño genio que nos alegraba cada tarde con sus idas de olla y piques con su cadena amiga. Sin duda, Ángel y Patricia han sido y serán una de las mejores parejas de la televisión. Alberto Casado, para mí siempre será 'el mentiroso', posiblemente uno de los personajes con los que más me he reído en la tele.
Y qué decir de Pilar Rubio, la gran reportera que perdió un micrófono con mucho orgullo. O Berta Collado, también rubia pero algo más sensata que su compañera Patricia, que cuando no hacía reportajes se convertía en Lomana, Sabater o Gaga. O los fichajes de la última etapa, Cristina Pedroche, Paula Prendes y Jordi Mestre, siempre a pie de calle pendientes de contarnos las últimas novedades. Y quién no recuerda el breve paso de Cristina Urgel o Ricardo Castella. O a Pepe Macías, ese hombrecillo que tenía una sección al final del programa que cada vez era más corta y que desapareció de un plumazo dejándonos con la incertidumbre de si regresó al pasado o al futuro.
No me olvido de los 'Paparazzi': Alberto, José y Mario. ¿Quién no recuerda a José metido en una bola gigante? ¿Sólo yo pienso que alargaron mucho la situación? Pues sí, pero fue lo mejor que pudieron hacer, todos los días enganchados a ver que podían idear dentro de aquella bola. Al igual que los bocadillos de Mario, ¿era necesario dar un bocado cada vez que aparecía en pantalla? Pues sí. Y del tercer componente ya hemos hablado, ese chico algo 'soso' que criticaba a su propio programa, hacía la sección que Ángel Martín ya no quería o nos deleitaba con sus desternillantes conversaciones con su amigo el robot. Hubo muchas ocasiones en las que Ángel y Patricia no podían evitar reírse a carcajadas cuando hablaba, te reías más con ellos que con el propio robot.
Gracias a 'Sé lo que hicisteis...' por todos los instantes que se agolpan ahora mismo en nuestras cabezas y que son inabordables. Gracias por cinco años de momentos para el recuerdo. Los genios son así, se van y vuelven cuando quieren. Os estaremos esperando.
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