Lo mejor de la televisión (IV): 'El Cirujano'

Si todavía alguien no ha visto ninguna entrega del espacio de Cuatro se está perdiendo un programa de los que merecen ser vistos por muchas razones. Porque no sólo se aprende sobre medicina, que no a todo el mundo tiene porque interesarle, sino que, como sucede en las grandes historias, se habla de temas universales: la vida, la muerte, el amor, el miedo...

Esta premisa parece suficiente para que el programa guste y la audiencia así lo confirme. Esta nueva temporada que arrancó hace tres semanas acumula una media del 10% con casi un millón de espectadores, unos datos bastante notables para un espacio que se emite los viernes pasada la medianoche.

El docushow, además de casos asombrosos, nos muestra las infinitas capacidades que brotan del ser humano cuando se enfrenta a enfermedades, carencias o problemas estéticos de difícil solución. En definitiva, dificultades que hay que superar para seguir viviendo y para sentirse bien con uno mismo.

Hasta la llegada de este programa era difícil ver en televisión cómo los médicos desarrollaban su profesión, ahora las cámaras de 'El Cirujano' nos han dado la oportunidad de ver a los profesionales más prestigiosos de España en plena actividad: sus operaciones, la relación que establecen con sus pacientes y familiares, la pasión que ponen para que nada falle en el quirófano, y sobre todo el trabajo duro que llevan a cabo para dar lo mejor de sí y que esto repercuta en beneficio del paciente.

Antes de este programa quién podía imaginarse que existían personas sin rostro, sin pene o sin vagina. Y esta segunda temporada no se queda atrás, en los tres reportajes que ya se han emitido hemos podido ver el complicado caso de una mujer sin nariz, la sorprendente historia de un hombre que tras someterse a una reducción de estómago tenía piel sobrante por todo el cuerpo o el de una chica de 16 años a la que se le diagnosticó un tumor en la base del cerebro.

Las sesiones en el quirófano son tremendamente provechosas para el público que sea aficionado a la medicina, operaciones y demás temas sanitarios, pero es que los demás nos quedamos impresionados viendo la realidad desnuda: quitar la piel de un brazo, reconstruir un tabique nasal u operar a una chica de un tumor cerebral por la nariz son acciones tan frágiles que al verlas tan de cerca y tan despojadas de artificios nos sitúan prácticamente en el quirófano, y mucho más si los cirujanos cuentan paso por paso el desarrollo de las operaciones con un lenguaje claro y entendible.

Además de los pacientes y los cirujanos, otro pilar fundamental de los reportajes son los familiares, quienes pasan largas horas en la sala de espera viviendo momentos de sufrimiento, miedo y angustia deseando recibir noticias de los suyos. Durante la intervención es con ellos con los que te emocionas y con los que sientes la incertidumbre, mientras los médicos se dejan el alma para que finalmente las noticias que reciban sean las mejores.

Sé que puede haber mucha gente aprensiva a la que no le gusten este tipo de programas que hablan de enfermedades y demás contratiempos de la vida, pero también os digo que cualquier reportaje que veáis os sorprenderá para bien, os emocionaréis con las historias que se cuentan, comprenderéis que la ilusión y la esperanza nunca deben perderse y al final del reportaje sacaréis siempre la misma moraleja: seguir hacia delante a pesar de las dificultades y luchar por sobrevivir, por ser quienes queremos ser.

En próximas entregas podremos ver la increíble historia de una mujer que durante años ha vivido con un nido de larvas pegado a su hígado. Otra historia de superación que no os podéis perder.