Fría, calculadora y a la vez impresionada y destapada ante la audiencia por el que hasta ahora había sido su favorito durante mucho tiempo, Iván, Maite abandonaba el plató de 'Mujeres y hombres y viceversa' bajo el consejo de la presentadora Emma García y segundos después, como suelen hacer todas aquellas buenas tronistas o pretendientas a las que les ocurrió lo mismo o parecido (véase caso Lenka), decide desmayarse de esta manera frente a una buena cámara.
► Enlace al momento del desmayo fuera del plató
Vayamos al inicio de la cuestión, el cómo sucedió todo. Haciendo una retrospectiva en el tiempo, Maite aparecía de entre la nada como anónima, junto con otras candidatas ya conocidas en el programa, para intentar hacerse con el puesto preciado del trono. Gracias al favor del público y tras varias semanas de sufrimiento y pruebas, Maite se alzó con la victoria. Una chica poco común, con sus bien llevados kilos de más, modelo de tallas grandes, sincera, en cuyas palabras siempre se dibujaban verdades, las palabras que siempre uno quiere escuchar. Si bien no convocaba a la audiencia en masas como otros especímenes que han pasado por el dating show, sí era la más apreciada por su sencillez y sus buenos modales.
La cosa se fue torciendo. Pocas semanas después de su elección, comenzó a pecar de aquello en lo que todos los tronistas habían caído antes, la falta de sinceridad con sus pretendientes. Es normal que cuando una persona pone su empeño en conocerte, le des una oportunidad, pero si por algo se caracterizaba Maite era por distinguirse de todo eso. Mantuvo a alguno de sus pretendientes en la silla sin quererlo realmente y todo por no hacerle daño, pero ya había caído en una de las debilidades del tronista.
¿Eran reales tanta siceridad y tantas buenas palabras y gestos en los momentos oportunos? Poco a poco aquellos que la habíamos apoyado comenzamos a tener la sensación de que estaba intentando aparentar algo que no era real.
Meses después llegamos a la situación en la que nos encontramos. La entrada del pretendiente Alonso (el que ya pretendió a Tamara Gorro y que siempre quiere quedar como el aceite, por encima, y de bueno), puso en serios aprietos la continuidad de Iván, el que hasta entonces era el claro favorito. Su carácter en cierta forma agresivo verbalmente, hizo que Maite tomase la decisión final de echarlo del programa.
La consecuencia inmediata: Iván tenía algo que contar. Debido a que el pretendiente se había sentido utilizado por su tronista, contó que se habían estado intercambiando hace mes y medio mensajes vía red social y que habían estado juntos en una casa durante 4 horas ajenos a las cámaras del programa. En esas 4 horas según Iván, Maite le habría contado que muchos de los pretendientes le sobraban y que los tenía ahí para dar juego y confesándole a su pretendiente que era el favorito y que nunca le iba a echar.
La tronista permaneció callada y terminó confesando los hechos, en ningún momento derramó una sola lágrima hasta que uno de sus pretendientes intentó defenderla, simulando entonces uno de esos lloros sin lágrimas para acto seguido, siendo invitada por la presentadora para reflexionar fuera, nada más cruzar el umbral decidió que era el momento oportuno para desmayarse un poco y caerse al suelo (hasta lo de Lenka fue más creíble).
La decisión final, como ha dicho Emma, está en manos ya no sólo del programa, sino del público que siempre la ha apoyado (algo difícil teniendo en cuenta que el programa lleva grabado hace casi un mes). ¿Se marchará Maite por su propia cuenta tras haber incumplido las normas del programa? ¿Se le dará una nueva oportunidad? De momento suenan rumores de que Amal se ha sentado en uno de los tronos vacíos...
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