Supongo que como muchos otros, desde el primer episodio, siempre creí que el rescate sería ese final de lujo argumental que pondría fin a la serie, al fin y al cabo, la esperanza por abandonar la isla nunca había desaparecido de la mente de la mayoría de sus protagonistas, iniciándose ese proceso de ilusión frustrada con la barca de Los Otros llevándose a Walt. No dejaba de impactarme el hecho de que ese momento como tal no existiese. De repente habíamos pasado de ver a los personajes en la isla a verlos tras el rescate. ¿Qué diablos iban a contar entonces si ya sabíamos que habían sido rescatados? Los guionistas comenzaban a enseñar a los espectadores que PERDIDOS, aparte de su embaucadora mitología endiabladamente perfecta, era principalmente la historia de unos personajes con un recorrido completo en sus vidas, con un principio, un desarrollo apasionante y un final y que todos esos misterios que les rodean no son sino una aguja conduciendo los hilos del argumento para tejer esa historia.
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