Son pocas las obras creadas en el mundo de la cultura que gozan de un universo rico en detalles, capaces de sustentarse por sí mismas, como si realmente existiesen en una realidad paralela, con una vida propia que a veces dé la sensación que se desvincula por completo de sus creadores para tomar su propio rumbo. Tales son los casos de obras antiguas de la literatura que perduran a día de hoy como "El señor de los anillos", donde Tolkien inventó un mundo, unos seres y un lenguaje únicos donde más allá de la historia uno podía imaginar otras situaciones. Otras obras literarias más recientes como "Harry Potter" también han conseguido este mismo efecto, el hacer sentir al espectador que más allá de la historia contada, despiertan secretos, un mundo abierto donde la imaginación del lector no tiene fin.
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