Si alguien vuelve a decir que Elisa ya es finalista, querré que la expulsen

Muchos de los que votaron a Isabel Rábago para ver así una posible relación amorosa entre Elisa y Noel, están tirándose hoy de los pelos al no haber conseguido su propósito. A día de hoy, no solo no se ha producido tal acercamiento entre ambos participantes sino que el canario sigue queriéndose ir del concurso, además del mal rollo que ha surgido entre él y la italiana. No es culpa de la audiencia en ningún caso que Isabel haya dejado el juego y Noel, demostrando las mínimas ganas, siga aun con opciones. Los únicos culpables serían todos esos defensores empeñados en ordenar a ese público votante que es lo que debe hacer.

Se va a quedar Isabel Rábago porque esto es Supervivientes, y para ver relaciones ya hay otros programas. Estas palabras fueron pronunciadas durante la pasada gala del jueves por el tío de la periodista una vez se abrieron las líneas telefónicas para que los espectadores decidiera cuál de los tres desterrados debía abandonar el concurso, y ya se sabe, no hay nada peor que le siente al espectador que un órdago de tales características. Sobraba de todas que el defensor de Isabel Rábago, acompañado por la representante de la misma, repitiesen a la mínima ocasión este discurso, más que nada porque los que llaman son conscientes del título del programa que están viendo. Otra cosa es que los que se gastan el dinero en decidir quien sigue y quien deja la isla, sigan los criterios que ellos decidan, pues no nos olvidemos que este concurso es por encima de todo un programa de televisión, y que no tiene por qué ganar el mayor superviviente, sino quien por encima de todo, decidan los espectadores, que son ellos los que invierten en el resultado y el desarrollo del programa.

No es mi intención criticar en ningún caso a los que velan por los concursantes, más bien intento hacerles el favor de explicarles lo que no tolera la audiencia. Es probable que Isabel Rábago hubiera continuado en la isla si sus defensores hubieran mostrado algo más de humildad en sus discursos, pues no hay nada en un reality show que pueda ni deba darse por hecho: ni en Gran Hermano tiene porque ganar el concursante que mejor sepa convivir ni en Supervivientes el que más peces pesque, pues de ser así, el televoto no tendría razón de ser.

La realidad es Elisa lo está haciendo bien, de eso no hay duda. Como tampoco podemos dudar de que la concursante no ha convivido más que siete días con sus compañeros, por lo cual, no debe enfrentarse la italiana a las contrariedades de la convivencia. Pongo a Suhaila y a Nacho Vidal como ejemplos. Si ambos llevaran en isla destierro desde el principio, nos hubiéramos ahorrado lo peor de sus caracteres, pues no hubieran discutido con nadie al tener a la cámara como única compañía, como mucho a un compañero más que se encuentra en las mismas circunstancias. Es por esto que es normal que Elisa nos caiga bien a todos, como en su día Carmen Russo. Elisa nos despierta ternura, al verla tan sola en un espacio tan reducido. Encima, pesca algún pez que otro. ¿Cómo no va a caernos bien la tía?, pues mucho mejor que Suhaila, que tenemos que verla lidiar con sus archienemigos mostrándonos su peor cara. ¿Pero cuál de las dos tiene más mérito?. ¿Quién es mejor superviviente, Elisa o Fortu?. Este último ha trabajado más que la italiana y encima se ha visto envuelto en todo tipo de conflictos provenientes de la convivencia. Yo lo tengo claro, en esta ocasión me quedo con los concursantes que comparten espacio con sus compañeros. No digo con esto que no me guste Elisa, pero reconozco que los otros lo tienen mucho más complicado, al menos bajo mi punto de vista.

Este jueves un nuevo expulsado acudirá a isla destierro y se medirá con Elisa y con Noel. Es probable que me salte los supuestos requerimientos de un buen votante y no vote por el canario, para verle sufrir una semana más, aunque de esta manera se vaya alguien con ganas de quedarse. También puede darme el venazo si escucho a algún defensor de Elisa decir que es la mejor y que va a llegar a la final, de votar por la italiana para mosquear al personal y demostrar que los únicos que tienen la palabra somos los que votamos, y no los representantes de los concursantes ni sus familiares. Pues eso.