Maestra Yola, lista para ganar

Lo que le están haciendo a Yola sobrepasa los límites. La actitud de los concursantes de esta edición es bochornosa y digna de estudio. Tampoco se entiende que Antonio Tejado y Cristian intervengan cada dos por tres para poner verde a su compañera. Deberían mostrar un poco más de respeto por la audiencia que semana a semana se gasta el dinero. Al final pasa lo de todos los años; menosprecian la inteligencia de los espectadores y nos intentan meter a golpe de embudo esa absurda idea de que Yola saca de quicio a propósito. Debería darles vergüenza su comportamiento, indigno se mire por donde se mire. No se pueden consentir los insultos de Mila Ximénez: ''solo sabes ponerte tetas y labios, no te has casado, no tienes hijos, por eso no estás acostumbrada a trabajar en equipo ", ni como denigra continuamente sin reparo alguno a una persona por el simple hecho de ser su rival de cara a la final de un concurso.

Mila se atreve a decir que Yola no tiene dignidad sin caer en la cuenta de que es ella la que no la tiene ni la conoce. Es lo que está demostrando. El único mérito de Mila Ximénez es el de hacer espectáculo a costa de machacar hasta el extremo a otra persona. Mila es adicta a las broncas; no le importa el daño que pueda causar ni las consecuencias de sus duras palabras. Habla con despotismo y actúa con un clasismo ridículo e irrisorio, sobre todo porque ella no es ejemplo de nada. Se atreve a humillar a Yola Berrocal poniendo en tela de juicio la cultura y la vida de ésta sin pararse a analizar los momentos que ella misma ha protagonizado; instantes de vergüenza y deshonra de los que nadie debería sentirse orgulloso.

Mila no conoce la empatía ni siente lástima por el dolor ajeno; ella prefiere alimentarse y seguir hurgando en la herida, porque ella se hace más fuerte con el suplicio ajeno. La colaboradora no duda en repetirle a su contrincante que es una inútil aunque la torpe en cuestión logre vencerla todas las semanas en las pruebas de líder y de recompensa. Todo en ella es una gran incoherencia, una mentira manchada de mala uva, rencor y odio. Mila es la viva imagen de la negatividad y de la agresividad, muy propio de una persona insegura y con varios complejos. No puede creer que alguien sea más inocente de la cuenta porque ella está demasiado acostumbrada a la doblez y al sadismo verbal. Y lo más triste, pero propio de ella, es que se aprovecha de cuatro indocumentados que le siguen la corriente interviniendo en esa humillación pública del más débil. Porque en este juego, les vale todo. Todo lo que sea por aguantar una semana más; aunque sea a costa de humillar y maltratar a una compañera hasta límites que llegan a la vergüenza y al bochorno. Y el desconsuelo que el espectador siente, es que hasta la expulsión que está en sus manos, no es suficiente para paliar tanta indignación y tanta injusticia. Cuando Carla es expulsada, a uno no se le va el mal sabor de boca producido por las imágenes en las que Yola es constantemente atacada. No hay dinero que pague tanto agravio y tanta ofensa. Se les olvida que esto es un concurso y que se están dejando la calidad humana por el camino, si es que un día la tuvieron.

Y para colmo, Steisy y Yola otra vez nominadas. Sí, con Mila, regreso al pasado. No creo que la semana que viene cambien las cosas. Supongo que volverá a irse Steisy, como hace una semana. Otra cosa es que sea o no justo. Porque lo que tendría que pasar, todos lo sabemos. Tendría que irse el veneno de esa isla antes de la final. Esa a la que ayer todo el mundo animaba durante la prueba de líder; veríamos a ver si hubiera sido otro el concursante rezagado. ¿Le hubieran vitoreado tanto para que completara el recorrido?, supongo que no, pero claro, era Mila la que se estaba esforzando. Esa que semana a semana demuestra ser una pésima concursante; la misma que sigue en el concurso por hacer lo único que sabe: humillar y hundir al prójimo. Destriparle emocionalmente sin ningún miramiento y soltar mierda por la boca durante veinticuatro horas. Una mierda que apesta.