Por fin se hizo justicia, y los votantes arreglaron el destrozo que llevaban provocando desde semanas atrás con sus variopintas decisiones. Finalmente este año si ganará un auténtico Superviviente. Rafa Lomana y Abraham se la jugarán esta noche y será el público quien mediante sus votos, corone a uno de los dos últimos finalistas. Cualquiera de las dos opciones me resultan válidas, ya que son estos dos, junto a Katia Aveiro y Leo Margets, los que más espíritu de supervivencia han derrochado en la isla y también en ese reducido palafito. Abraham se lo merece al haber ganado la mayoría de las pruebas de inmunidad , no habiéndose librado únicamente de las nominaciones de sus compañeros, ya que también, gracias a su esfuerzo, el resto de participantes ha podido aprovecharse de las ventajas que Abraham ha conseguido a lo largo de este concurso al ganar varias pruebas de recompensa. Utilidades que han disfrutado todos; no olvidemos la hora que pasó el manchego colgado de unas cuerdas a cambio de un pollo asado para poder alimentar al resto del equipo, ni el descanso que le cedió a Amador durante una noche privándose él mismo de esa tentadora recompensa. Abraham ha sido un gran compañero y ha logrado que la audiencia conociese una parte de él muy distinta a la que mostró en Gandia Shore; un reality donde se dejo claro que el manchego es de todo menos calculador y frío; por lo que no me valen los discursos de aquellos que atacan al finalista afirmando que éste carece de personalidad y autenticidad.
Rafa Lomana también tiene sus méritos, al haber soportado el acoso y derribo por parte de Nacho Montes y de Katia Aveiro durante las primeras semanas de esta edición. Tras una mala racha, se convirtió en uno de los primeros expulsados pero supo reinventarse en el palafito, demostrando un gran espíritu de superación y una gran fuerza de voluntad. La audiencia así lo vio y le fueron manteniendo dentro del programa semana a semana, estando Lomana sometido al televoto cada siete días, enfrentándose a los inquilinos que llegaban al palafito tras ser eliminados de Cayo Paloma. Si a esto le añadimos sus ultimas pruebas de gran nivel, nos encontramos pues, con otro candidato perfecto para alzarse con la victoria.
Fue Lomana quien venció a Yong, un concursante que goza de un gran numero de seguidores. Este hecho enciende las alarmas de todos los seguidores de Abraham, ya que además, no podemos olvidar que también ha sido Lomana el único que ha podido expulsar a Nacho Montes, siendo este ultimo salvado durante las ultimas semanas. Ni el propio Abraham pudo derrotar a su enemigo numero uno, puesto que el manchego nunca se ha expuesto a la decisión de la audiencia al no haber salido nominado. Únicamente será en esta votación final, cuando Abraham conozca si goza o no de la aceptación del público. Y no solo lo sabrá si gana a Rafa, ya que el porcentaje que logre cada finalista será decisivo para, realmente, llegar a una a conclusión sobré el apoyo popular con el que cuenta el joven concursante.
No puedo despedirme de este post sin hablar de dos de los protagonistas de la gala de ayer: Nacho Montes y Yong, ambos expulsados por la audiencia, en dos enfrentamientos individuales contra Rafa Lomana. Montes ha recibido el puesto de castigo, el lugar de la competición que teme cualquier concursante: el cuarto. El maestro de protocolo no pudo degustar la gloria, algo que si hizo Yong, al haber podido participar en las pruebas que ayer se realizaron durante la final. Es más que evidente que el público ha mantenido al señor Montes hasta el final del concurso para asegurarse el espectáculo, algo bochornoso, por cierto, que el participante nos ha ofrecido, para terminar expulsándole justamente antes de llegar al paraíso. Fue una pena no poder disfrutar de ver a un Nacho Montes por el suelo montando un drama como el que hizo en el 2011 Sonia Monroy, ocupando ambos la misma posición. Yong, por el contrario, se va con el cariño de la audiencia, eso es innegable. Y tampoco me atrevo a decir que el chino haya sido un mal superviviente por haber sido más vago que el resto de sus compañeros, ya que, en cierta forma, siempre que el superviviente reconozca su forma de jugar, su estrategia se convierte automáticamente en lícita. Tan lícita como otra cualquiera. Yong nunca nos ha engañado. Es más, si ha podido alardear de su pereza lo ha hecho, y ahí ha estado el público riéndole las gracias y salvándole en las nominaciones; por lo que solo tengo una opción, felicitarle.
Esta noche terminará esta aventura, con dos supervivientes como la copa de un pino disputando por el triunfo. Pase lo que pase, y contra todo pronóstico, esta edición la va a ganar un auténtico superviviente. Así, sí.