Cuando críticas lo que tú haces

Los días pasan mientras Mila se sumerge en un barro del que le será difícil salir. Ese fango, repleto de moho, emana una pestilencia considerable e imposible de olvidar. Ella no parece ser del todo consciente del torpe juego que nos está ofreciendo; de serlo, todo sería de otra manera. El pasado domingo no pude evitar escandalizarme mientras escuchaba a la colaboradora criticar el concurso que el año pasado hizo Chabelita. Mila afirmó que la hija de Isabel Pantoja no hizo absolutamente nada. No es tan grave el comentario en sí como la forma en la que lo hizo. A este observador empieza a resultarle insoportable ver a esta concursante crecerse ante las debilidades de los demás, en este caso ante el juego de una ex participante. Mila disfruta ante las derrotas ajenas y ante los problemas de otros. Se viene arriba ante los desaciertos de los demás y siempre está dispuesta a mofarse de ellos. Es increíble que tenga la caradura y la desfachatez de seguir ridiculizando a otras personas cuando ella está llevando a cabo un concurso tan mediocre. Se ríe de Chabelita y la acusa de algo que ella lleva haciendo desde hace casi quince días. Lo más lamentable es que con su actitud, nos deja entrever que solo se encuentra cómoda cuando habla mal de alguien o cuando anda hurgando en una herida que no es suya.

Parece que ha escogido un camino de no retorno, el de la humillación y el de la escasa autocrítica. Se cree con el derecho de aconsejarle a Víctor Sandoval que abandone el concurso y se atreve incluso a dar a entender que el concursante ha acudido al programa por necesidad económica. No contenta con esto, tiene la sangre fría de borrar de la arena una palabra escrita por una compañera, invadiendo un terreno emocional sin ser invitada.

Mila Ximénez no tiene defensa ninguna; ni está siendo buena superviviente ni tampoco buena compañera. Su mala leche crece constantemente y la amargura reflejada en su rostro la adhiere a la convivencia diaria. Los únicos instantes en los que se olvida de su ansiedad son aquellos en los que discute o en los que se ríe de alguien que esté dentro del programa o fuera del mismo; hasta este último detalle le es indiferente. Acusa a los demás de lo mismo que ella provoca y lo peor de todo es que no parece dispuesta a cambiar de actitud. Tenemos villana en esta edición. Hubiera sido bonito romper con el tópico y haber conocido a una Mila diferente a la que acostumbra a ser en los platós de televisión. No ha sido posible. Una vez más, el personaje se comió a la persona, o quizás estemos hablando de una única personalidad. Espero que no.

Otra de las polémicas viene de la mano de Antonio Tejado. Me sorprendió el hecho de que ninguno de los colaboradores del debate defendieron al concursante. No es que él me caiga especialmente bien, pero no compro la idea de que apunta una exageración de sus dolores de espalda. Son varios los que creen que ya hizo el papel en la anterior edición y que en esta ocasión solo busca una semana extra de comida y descanso; una macabra teoría que sinceramente no comparto. Más que nada, porque de haber fingido, hubiera sido mejor haberlo hecho la semana pasada cuando estaba en la peor localización. Hacer el papel en este momento, cuando está en Isla privilegio con más comida que hace unos días y con tumbonas para dormir de manera más o menos decente no tiene ningún sentido. Otra cosa muy diferente es que Antonio se asuste más de lo normal ante ciertos dolores. Los nervios no traen nada bueno y es cierto que ciertos síntomas pueden agravarse ante una excitación y una inquietud innecesaria. Creo firmemente en esta última posibilidad , pero para nada comparto las reflexiones de muchos de mis compañeros basadas en un posible teatro por parte del concursante.

Durante el debate también pudimos escuchar las razones de los nominados para conseguir el favor del público y así poder continuar en el concurso. Víctor intentó pedir que no le salvaran, aunque por suerte Sandra Barneda estuvo rápida y lo impidió. El nominado cambió el discurso que tenía pensado y finalmente dijo que aceptaría la decisión de la audiencia votante. Creo que este concursante está a punto de conseguir adaptarse; es evidente que está tardando un poco más de lo normal pero eso es fruto de la poca confianza que él tiene en sí mismo. Confío en que si la audiencia vuelve a salvarle una vez más, será un Víctor completamente diferente.