Cámbiame llegó a Telecinco el pasado lunes, y lo hizo con éxito. El formato producido por La fábrica de tele no ha podido estrenarse en mejores fechas, y es que el verano sirve de inspiración para muchos que desean cambiar aspectos de su vida de cara a la siguiente temporada. El programa, que no dura mucho más de cuarenta minutos, logra enganchar desde el principio gracias a las frases que los espectadores pueden leer en la pantalla del cambio; titulares que han formado parte de la vida de los candidatos y que les han impulsado a inscribirse en el casting de selección. Sin embargo, lo mejor de Cámbiame, radica en el jurado. Un equipo que ha roto los prejuicios y comentarios que acompañaban a su ya presente paso por el programa. Sin duda, Cristina, Pelayo y Natalia, han dado una imagen que muchos de nosotros no esperábamos. Han sido capaces de romper con la prepotencia que rodea a muchos estilistas y que tanto miedo daba, y es que no podemos negar que vivimos en una época en la que te excluyen de ciertos círculos por no molar. El de los influyers, gurús y blogueros de moda, es un ámbito donde la superficialidad y la frivolidad no brillan por su ausencia; elementos que echan para atrás a cualquier persona sencilla que no tenga mucha idea del asunto, generando un rechazo por la temática.
Cámbiame ha huido de los tópicos y de ese postureo tan innecesario, y lo ha logrado con sentido común y con alguna que otra dosis de pasteleo, que para que negarlo, no viene nada mal. Sentido común al abrir los ojos a muchos aspirantes que necesitaban aceptarse a sí mismos antes de participar en un programa de televisión; entre ellos nos encontramos con una chica de dieciocho años que quería cambiar para vengarse de su ex, y a un bailador del flamenco que deseaba poder dejar de oír los comentarios de sus amigos y familiares a cerca de su look cani. En definitiva, Cámbiame abandona los terrenos pantanosos para escoger definitivamente a personas que pueden encajar realmente en la ideal del programa, ayudándolos puntualmente y mostrándolos la posibilidad de otro camino, pero nunca con promesas futuras, pues la transformación más importante, sólo depende del concursante que voluntariamente se presta a la divertida y peculiar experiencia del programa.
Sorprende para muy bien Natalia, la menos conocida televisivamente, y lo hace gracias a una sensibilidad que hace que el espectador se acerque un poquito más al universo de las últimas tendencias; y es que esta mujer, aparte de valer para asesorar sobre moda y estilo, también sirve para dar alguna que otra terapia a personas que hayan vivido situaciones complicadas. Es sin ninguna duda la revelación del jurado, sin hacer de menos a los otros. Natalia da lo mejor de sí misma y lo que la audiencia espera de un programa de estas características. Ya sabíamos que iba a estar a la altura y es que ya hemos disfrutado de su labor en SuperModelo, ese reality que nunca debió desaparecer. Y luego tenemos a un Pelayo intentando ser el malo de la película, aunque previsiblemente acabe siendo el más santurrón de todos.
Aún es pronto para saber si la audiencia le será fiel al nuevo programa de Telecinco, aunque no cabe duda de que el formato da para mucho: mientras veía las dos primeras entregas, pensé en lo positivo que sería cambiar también a los familiares de los concursantes, y que me quede completamente en shock al ver la melena de la hija de Jeanete y las cejas imposibles del novio de la protagonista del programa de ayer. ¡Cuánto contenido!
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