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EL PRINCIPIO DEL FIN

Domingo 10 de Enero de 2010 12:41
 

Ya esta aquí. Después de un período de más de seis meses Lost de nuevo vuelve pero esta vez para terminar. Esta vez sí. Las preguntas viejas y las respuestas esperadas, se darán cita en la que se presume tranquila y espiritual sexta temporada. El viaje ha sido largo desde 2004 hasta 2010. Un periodo de seis años que cada año culmina con las brillantes sesiones finales. Y esta año no esperamos otra cosa. Nos confirman que el rostro de Claire Littlenton estará presente en la sexta temporada. "Charlie Pace, después de aparentemente estar ahogándose en FlashForward", quizás acompañe a nuestra querida (su querida) superviviente. El final no me queda duda que será muy sorprendente, no a gusto de todos claro, pero seguro que nos pondrá de acuerdo, en que es la única manera de dar a la serie un final apropiado y creativo. Si "LAX" es como la pintan, tendrá el mismo éxito que el tablero de Ajedrez que ha publicitado la cadena de Tres Cantos.

Desde hace unos cuantos años, cinco para ser exactos, los espectadores se encuentran divididos entre dos clases; los amantes de Lost y los demás despistados de la humanidad. Lost es como ese noviazgo a primera vista, te lanzas a por él o si no lo pierdes para siempre.

Así Benjamin Linus en el episodio 4x13 me deja apalastrado sobre la butaca de mi casa, después de un periodo de silencio casi sepulcral al acabar este, y pienso otra vez, de cómo será esta vez la espera de seis largos meses para volver de nuevo a disfrutar como un enano. Mi relación con Lost, como veréis a continuación, ha madurado mucho.

Tres años y medio antes veo a Rafa Nadal conquistar su primer Roland Garros sobre la tierra batida de París tras vencer a un Mariano Puerta que permanecerá poco tiempo en la cúspide del tenis mundial. Poco después, aparecen los ojos de Jack. Siete minutos más tarde, ya la serie se me ha hecho mía. A los seis meses ya habré devorado la primera temporada. Un colega, tres meses antes, me llega a decir que Lost no es gran cosa. Lástima que todavía hoy pertenezca a ese grupo de personas despistadas de la humanidad.

Cuando comienza la segunda temporada, yo no estuve allí para verla. TVE1 debido a su relativo éxito durante el verano anterior, decidió emitirla en prime time en miércoles. A la vez, cuando se aproximaba los ecos de la vida maravillosa, servidor empieza a forjar su futuro. Más tarde, el verano había acabado. España había tardado lo mismo en regresar a casa que en Mundiales pasados. La Universidad me esperaba. Mi futuro lo tenía muy claro, más o menos, lo mismo de claro que siempre ha tenido su futuro Lost. Sabemos que perfecto no hay nada, y que los flashbacks corroboran esta afirmación, sin embargo, Lost y los seguidores, somos lo más parecido a una pareja estable. Hubo un distanciamiento pero nunca una infidelidad.

Un día cualquiera un familiar me dice "Oye, la segunda temporada de Lost está genial, y colegas míos me aseguran que la tercera va a ser la bomba", a lo que yo respondo, "Me vi la primera temporada, y me encantó. Sin embargo no he podido seguir la segunda, ya me veré la tercera temporada cuando la eche TVE". A lo que este familiar me responde; "No hagas eso, Lost se tiene que ver capítulo a capítulo, si te pierdes uno, es como si te perdieras la serie entera. Yo la tengo en mi ordenador, no te preocupes, que te la paso". Sólo tres semanas después ya me había empapado de toda la temporada. No me costó mucho adaptarme a verla en VOS, sólo dos capítulos, cosa que agradezco más que nunca hoy en día y menciono siempre a los principiantes que empiezan a deambular por estos lares.

Cuando Jack deja caer la bomba, todos esperamos la detonación, sin embargo no pasa nada durante un periodo de tiempo, sólo quedando la esperanza de Juliet. Son 15 segundos memorables, dónde se cruzan las miradas de terror y con esos silencios que rompen los esquemas. La tristeza de Jack, Kate y sobre todo la de Sawyer, penetra en el corazón de más de uno. Esa escena memorable está magníficamente plasmada por ese pedazo de director llamado Jack Bender, que ya nos había emocionado con "The Constant". Giacchino no se queda atrás y sigue sus pasos. Un minuto antes, Juliet en su último aliento le había dicho a Sawyer "prefiero no haberte conocido a tener que perderte". Sawyer grita como un poseso, suspira por Juliet, la agarra y no la suelta, sin embargo, cuando pasa lo que tiene que pasar, todos caemos a la vez. Sawyer lloró y quizás todos lo hicimos también.

Cuando Mama Cass da la recibida a la segunda temporada con un huésped ilustre en la escotilla del Cisne, Desmond ya había sufrido los avatares de las aventuras y las roturas de corazón.

La segunda temporada de Lost es la idiosincrasia de la serie. Surge todo lo que tiene que surgir en ella, o casi todo. DHARMA, los números, la interacción con los Otros, el Humo Negro, las primeras conexiones entre personajes, y sobre todo la gloriosa isla, no maldita. Henry Gale aparece en escena y empieza a forjar la leyenda en la pequeña pantalla. Bajo la interpretación de Michael Emerson, este personaje que después se convertirá en un gigante dentro de una serie gigante, nos recordará a Michael Perkins con su actuación majestuosa en 1961, cambiando la casa de "La madre" por la Cabaña de Jacob. Aunque eso de la locura no sé donde queda después de los recibimientos de Christian Shepard.

Me veo "La variable" y confirmo lo grande que es el personaje de Daniel Faraday. Jeremy Davies ya nos había emocionado en aquellas escaleras frente a aquel alemán loco en "Salvar al Soldado Ryan". En la quinta temporada de Lost vemos a un James Sawyer descreído, con un uniforme de DHARMA, con otro apellido infundado, La Fleur, y sobre todo lo vemos muy cambiado, bueno todavía no ha cambiado (estamos en 1977). Véase como se quiera. Pasa de suspirar por Kate a jurar por Juliet. Cambiado o no, matará al padre de John Locke que le había arruinado la vida (o que se la arruinará, ya no sé), que por cierto, también nos había emocionado el actor que lo interpreta en la escena final de "Salvar al Soldado Ryan", después de que Spielberg y Tom Hanks hicieran lo suyo. Mientras, Miles que se dedica a "oler" muertos, ve como su padre pierde un brazo en "El Incidente". Lo que le había comentado Hugo sobre Star Wars, quedaba tan cercano en el tiempo como lejano en el pensamiento. Y en otra línea temporal no nos olvidamos del gran Frank Lapidus, que desprende un aroma cada vez mayor a jefe desde la sombra. No vamos a hablar ni de Jacob ni de su "amigo", porque entre otras, el principio del fin esta cerca. Relajémonos, lo dicho, dicho está. Tampoco vamos a hablar de John Locke, aunque quizás ya hayamos hablado de él. Y cuando terminó "El Incidente" bajo un fondo blanco y un LOST tirando entre negro y gris, suspiré por el supuesto comentado viaje espiritual y la trasparencia de la sexta temporada.

Un fondo negro y un LOST en blanco abrían como era habitual la tercera temporada. Una temporada que ejemplificaba a las mil maravillas otra vuelta de tuerca más a la creatividad, el talento y la calidad. Todo lo acontecido en la temporada se cierra con dos personas en un aeropuerto. Cuando Jack le dice a Kate, eso, y Kate le dice a Jack lo otro, todos quedamos anonadados ante tal situación que pasará a ser más que un rutinario acontecimiento más y que cambiará de nuevo las vidas de todos. Tres años antes, no de la vida de los 6 del Oceanic, sino de Lost, es decir cuando nacía este gigantesco gigante, hablamos de finales de 2004, un señor tuvo la oportunidad de haber cambiado la vida de Lost. La vida o el camino que ha seguido hasta hoy. Nos preguntamos, una y otra vez, que hubiera pasado si se llega a dar esa situación. Pero nos consolamos así mismo con la frase esa tan mitológica y por qué no filosófica, "lo que pasó, pasó". JJ Abrams bajó a la escotilla de Lost y antes de que ese señor cobrara su parte "intelectual", dejó los mandos de la nave a dos señores conocidos familiarmente como "Los Padres de la Excelencia", Don Damon Lindelof y Don Carlton Cuse. Así, la tercera temporada de Lost representa el amor a un todo, el amor a esa novia que ya no solo la amas a simple vista.

La cuarta temporada contiene las historias más pequeñas sobre el papel o script, pero las más grandes, emocionantes y embaucadoras que he visto en mucho tiempo por no decir nunca en la pequeña pantalla. No logramos saber quien sabe más sobre la isla, si Benjamin Linus o Charles Widmore, aunque quizás todos pensamos que todo dependa de esa Señora llamada Eloise Hawkins. De tal manera, que Sun no pueda encontrar a Jim, ejemplifica que las reglas han cambiado, o que quizás, las reglas tuvieron que darse de esa manera. Pese a todo, nos queda el amor entre Desmond y Penny. De momento.

Abres los ojos, y si no encuentras a nadie en el chozo con quién hablar, te tomas tu tasita de café y empiezas con el trabajo. Un trabajo que no es más, que encontrar lo más rápidamente posible el capítulo y los subtítulos del último de Lost. Si se diera lo contrario, hubiera gente con la que parlar, y tuvieras la obligación del otro trabajo, harías que la espera fuera un poco más insoportable. Habría espera, claro. Pero eso hace a Lost una serie más allá de la serie, valga la redundancia. Cuando paladeas el capítulo, y no hay inquilinos en el chozo, lo primero que haces es pasarte por los foros, disparar teorías a tutiplén y volver a pasarte por ellos. Y cuando hace falta, les vuelves a hablar a esos despintados de la humanidad a riesgo de parecer frikie o flipao. Alguien definió Lost como pura droga, yo más bien digo que es como la vida y parte de ella. Lost ha sido la serie de culto que ha transformado la forma de consumir un producto para la televisión, y que en el futuro, será más recordada por su mitología y repercusión social que por ser una serie dónde un avión cae sobre una isla llamada por muchos como la isla de la locura. El fútbol de pago inauguró la cultura del bar, Lost ha iniciado la cultura internauta de series.

La quinta temporada tiene sus altibajos, por eso yo me quedo con la cuarta, pero es indiscutible la complejidad y lo rocambolesco de la trama con siempre un sello de honestidad en la historia. Las respuestas de momento están en el aire, sin embargo, tenemos la certeza de un final. Ocurrirá más pronto que tarde, cuando comencemos a presenciar el principio del fin. Habrá merecido la pena todos estos años de fiebre por ella.

El gran David Frost dijo un día "La televisión es un invento que permite que estés entretenido en tu salón por gente que nunca tendrías en casa". No es mucho menos incierto, pero déjenme que les diga que la tele también es un invento que te permite estar entretenido en tu salón con gente que ha cambiado tu vida, y que al menos por un día, las querías tener en tu casa.

En 2011 ya no continuará Lost. Ni Richard Alpert tampoco. Aunque siempre quedará el legado del recuerdo y del DVD.

El principio del fin a la vista. Espero veros pronto por esos lares.

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