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Aprendiendo de Lluis Bassat

Martes 20 de Octubre de 2009 14:42
 

Este pasado domingo me encontraba cenando en casa de mi abuela. Después, sentado en el sofá del comedor, mientras veía la tele esperando la siguiente tanda de publicidad para subirme a casa (vivimos a un solo piso de distancia), mi abuela interrumpió mi atención catódica y preguntó: ¿Eso qué es?¿Una película?. Sin darse cuenta había metido de repente a Lluis Bassat y los suyos en 'La Cueva'. Estaba viendo 'El Aprendiz'.

En realidad no le faltó razón. El recientemente estrenado programa de 'La Sexta' posee elementos técnicos que le aportan gran lucidez. Se distancia de algunos formatos parecidos tanto en su fotografía como en su medida puesta en escena. No es para menos. Al frente de la orquesta se encuentra el señor Lluis Basat, el empresario catalán dedicado al mundo de la publicidad en una de las empresas nacionales con mayor relevancia en el sector, responsable de conocidas campañas como la del famoso corderito de Norit. Sin duda, uno de los grandes impulsores de la personalidad ligada a la marca. Es por eso que no podemos extrañarnos de que, en muchas cosasiones durante cada emisión, apreciemos un exquisito gusto por el detalle. Me refiero a los más que interesantes momentos dentro del despacho y/o sala de reuniones. En él, predominan colores neutros, como el gris, que aporta seriedad y fríos azules con una luz limpia y filtrada, impidiendo el execso de calidez que podría repercutir negativamente en la tensión que suele vivirse en la sala. Una enorme mesa de juntas, pulcra, sin detalles ornamentales ni elementos de distracción, proporciona la importante separación física, a la par que psicológica, entre 'gerentes' y aspirantes. Además, la sencilla y suave banda sonora es una acertada compañera.

No obstante, algo brilla por encima de todo lo anterior: el señor Lluis Bassat. "Es imposible conseguir el reconocimiento de los demás cuando uno no es capaz de ser modesto consigo mismo", dijo en la segunda entrega del programa dirigiéndose a Benjamín, uno de los concursantes. Lo hizo tras una interrupción de éste, por lo que fue improvisado y no premeditado. Y eso que yo tenía mis dudas sobre él cuando leí una entrevista en la que explicaba que no haría ningún programa de televisión, que no sabe actuar. Precisamente ese es el gran acierto de su personaje. Lluis Bassat se interpreta a sí mismo sin concesiones. No hay guión para él, actúa tal y como lo haría en su propia empresa. Y lo borda, llena la sala y el plano con su presencia. Mide las palabras y no se excede en el uso de las mismas. Las escoge y las reproduce de forma brillante, en un tono que destila sabiduría, experiencia, que infunde respeto. Se puede aprender con él y de él, algo difícil de encontrar hoy en día en televisión. Los segundos de abordo (y aquí empleo términos naúticos. Hola Víctor), sus asesores, tampoco desentonan. Destaco en especial a Regina Knaster, que complementa perfectamente al señor Bassat. Acertada en prácticamente todas sus intervenciones, aportando, en algunas de ellas, un agradable factor sorpresa. No me resulta tan fino, en cambio, Heinrich Joos. Aunque consigue un meritorio e importante papel, lo encuentro algo más forzado y, en alguna ocasión, desacertado. En conjunto forman un trío televisivo formidable para este formato.

Sin embargo, no todo es oro en 'El Aprendiz', hay cosas que desentonan. En la calle, durante las pruebas, la grabación empeora notablemente. Que no cunda el pánico, ese no es el tema. Está más que justificado por la improvisación de sus tomas de cámara al hombro. Es lo que se pretende. Le da intensidad narrativa y ritmo. Las entrevistas personales intercaladas durante la prueba son también de notoria calidad. El 'pero' viene ahora. Mi decepción llega de la mano de los participantes. Me esperaba mucho más de un selecto casting de empresarios, directores y futuribles estrellas de los negocios. Y no los comparo conmigo, intento escribir con objetividad tras leer algunos comentarios en foros. "Yo lo haría mejor" suele ser una de las respuestas presentes en los mismos. Lo peor es crearse expectativas y las mías iban enfocadas al hecho de que unos aspirantes cargados de talento y aptitudes nos hicieran ver nuestras limitaciones. Los hay buenos y alguno con destellos de muy bueno, pero en casos como el de Lorena Celades, la última expulsada, me llevo una tremenda decepción. La encontré desubicada, sin la capacidad de aportar algún argumento medianamente eficaz para defender su continuidad en el programa. Al perder la mirada cada vez que se dirigía al señor Bassat, demostraba inseguridad y falta de recursos. El pueblo llano necesita justificar por qué entre sus salarios y los de esta gente, con sus respectivos cargos y responsabilidades, media un abismo. De momento no se ha encontrado dicha justificación.

Por último, y tras ver los resultados de share, creo que el programa sale perjudicado de su etiqueta como 'reality'. El nombre tampoco ayuda. Habrá cierto sector del público, los detractores de este tipo de formatos, que haya descartado directamente el programa al pensar que podría tratarse de un GH Bussines. Es probable que no le hayan dado una sola oportunidad y que a alguno de ellos habría acabado por interesarle.

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Sobre este blog...

Inspirado en 'El mito de la caverna', de Platón, y en la 'Cueva del Áquila' a la que me gusta acudir con mis perros cada vez que hay tiempo y ganas. Como bien decía Platón, las sombras y siluetas que percibimos en el interior de una cueva no son más que distintas interpretaciones de una misma realidad. Tal y como pasa en un blog, en sus comentarios y en la subjetividad de las opiniones.
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