¿Qué hace Ivy?

Sí, Suso es prepotente, machista e inevitablemente torpe, pero se está exponiendo muchísimo más que sus compañeros. No voy a defender sus actitudes pero no voy a pedir su expulsión cuando dentro de esa casa hay personas que aún no han despertado. Me cuesta entender que haya gran parte de la audiencia que esté votando a Muti, uno de los nominados que ha acaparado una porción importante de los resúmenes de esta semana mientras que Ivy sigue cogiendo polvo entre el mobiliario de la casa. Al final pasará lo de todos los años; tendremos que lidiar con un espantoso jardín de infancia durante más de un mes hasta ver como con un poco de suerte, un concursante con más chispa que sus rivales se alza con el premio final. No hace bien la audiencia en expulsar a los concursantes que generan tramas, y menos si muchos de los que votan lo hacen refugiándose en la posibilidad de una repesca que arregle sus malas decisiones. Esta posibilidad puede no darse. Ya ocurrió el año pasado en el que no hubo segundas oportunidades.

Es el momento de elegir entre dos opciones claras. Puede que el grupo de Suso esté repleto de grietas pero no podemos obviar la tremenda pereza que supone seguir de cerca al bando liderado por Kike. No me extraña en ningún caso que en su vida real, Marina sea mejor amiga de los muñecos, al menos ellos no pueden contrariar a esta concursante. Que las maneras de Suso no son en ningún caso un ejemplo a seguir lo tenemos claro, como claro deberíamos tener que concursantes como Carolina no hacen ningún bien a este formato. Por el mismo camino va Niedziela. Anoche la artista circense admitió sentirse cohibida dentro del programa por temor a defraudar a su gente de fuera. Debería habérselo pensado antes de ocupar una plaza por la que han luchado más de sesenta mil personas. Su amigo Vera no se queda atrás. El catalán nos mintió a todos en su vídeo de presentación al vendernos una madurez y una experiencia vital que brillan por su ausencia. Su paso por la casa se reduce a adoptar el rol del 'enamorado sufrido' y a seguir los pasos de los que forman el grupo mayoritario. Decepción absoluta e impotencia por doquier. No me olvido de Carlos, el marido de Ivy. Anoche ya lo anunció: ''ahora que hemos perdido la prueba y no podemos comer, mejor dormir''. Su reflexión en voz alta no pudo definir mejor su modus vivendi dentro de Gran Hermano, y es que hasta el perro de la pareja da más vida que ellos.

Afortunadamente, también hay concursantes que miran por la audiencia. Independientemente de las antipatías que despierte, Suso es uno de ellos. Él es de los que mueve el cotarro, aunque lo haga a su manera. Gracias a él pudimos disfrutar de uno de los mejores conflictos en los que llevamos de edición, el protagonizado por una potente Raquel y un poco valiente Kike. Lo que está aguantado Raquel, sinceramente, es demasiado. Qué alguien me explique si es normal el precio que sus compañeros le han impuesto a Raquel por haberlo hecho mejor o peor durante su primera semana. Me refiero a la incoherencia que han demostrado Kike y Marina al participar en ese boicot contra la extremeña cuando ellos formaron parte de esa estrategia a la que todos se refieren para atacar a la nominada. Parece ser que hay estrategias válidas y otras que si se hacen, se pagan caras dependiendo de quien las ponga en marcha. No parecen escandalizarse los que desprecian a Raquel de los planes de Kike de organizar las nominaciones para evitar salir a la palestra. Es más, no solo no se escandalizan sino que forman parte de los planes del médico. Definitivamente, todo es posible en Gran Hermano.