Se nos ha ido. La serie de ABC Family que no hacía demasiado ruido finalizó ayer sus emisiones, con una cuarta temporada que ha sido, para el que escribe, la mejor de todas. Quizás sea porque sólo ha tenido 10 episodios, y los capítulos de relleno han sido inexistentes, pero la sonrisa que nos ha dejado la serie en la cara es inevitable.
Cuatro temporadas dan para mucho. Greek nunca ha sido una serie genial; ni en sus guiones, ni en su fotografía, ni en su dirección, ni en sus actuaciones (etc, etc), pero
ha sabido crear un universo propio, del que no querías salir. Sin grandes cliffhangers o intrigas, querías estar semana a semana con esa panda de amigos. Tú también querías ser unos de ellos, y entrar en Kappa Tau, ligarte a una ZBZ y odiar a Omega Chi. Nos ha dejado momentos entrañables, personajes con los que desebas irte a tomar una cerveza a Dobler's, y fraternidades en las que deseabas realizar fiestas, o simplemente estar. El universo de Greek es el que cualquier joven desearía, para qué nos vamos a engañar, y la serie explota este sentimiento empático hacia el espectador como ninguna otra.
Tras tantísimos buenos momentos y recuerdos, símbolos que se han convertido en jerga y jergas que se han convertido en símbolos, toca el momento de decir adiós. Toca el momento de madurar, de dejar atrás la Universidad, de dejar atrás Kappa Tau, e iniciar la vida adulta. Todo esto lo simbolizamos en la graduación de Cappie, en la destrucción la casa de su fraternidad, y en la escena final: un coche rumbo a lo desconocido; rumbo a la madurez.
El último capítulo ha cerrado las cosas (quizá) demasiado rápido, pero me ha gustado que, por lo menos, cerrara todo.
Casey y Cappie, como ya se veía venir (y como la mayoría del público quería) terminan juntos. Casey decide que la Escuela de Derecho no es lo suyo, tras negarse a defender el derribo de la casa de Kappa Tau; y Cappie se gradúa "accidentalmente", ya que se había matriculado en tantas asignaturas que tenía los créditos necesarios. Ambos se marchan juntos en una emotiva escena final. "¿A dónde vamos?", dice ella, "Voy donde tú vayas", dice él.
Por cierto, sabemos como se llama Cappie. Atención: "Captain John Paul Jones"
Tenemos por otro lado a Ashley y a Rusty (¡Spliter!, ahora ya nuevo presidente de KT), que han acabado juntos. ¿Alguien vio esto venir? Jamás. La pareja no pega ni con cola, pero bueno. Que sean felices. Rebeca y Evan NO terminan juntos (aunque se nos deja abierto ese juego de miradas para que especulemos sobre si lo estarán o no en un futuro). Puede quedar demasiado agrio tras tanto edulcorante que estos dos acaben así, pero personalmente me ha gustado. No todo es color de rosas. No todo es tan Greek señores.
Laura y Dale se dejan llevar por la pasión tras tanto ir y venir y, ala, otra pareja más. Calvin sigue con su novio (se van a la India, que les ha venido la inspiración) y decide, por fin, especializarse. Contabilidad. Buena suerte.
Todo el capítulo ha sido genial.
Beaver y su novia, geniales (aquel 4x04 centrado en Beaver, creo que ha sido el mejor capítulo de la serie), y geniales también todos los momentos emotivos, sinceros y amistosos que no han brindado los personajes.
Greek es, y siempre ha sido, amistad y juventud en estado puro. Se nos va esta juventud, se nos va un cachito de nosotros, y se nos va esta serie que, sin pasar a los anales de la historia, tantas alegrías nos ha dado.
Como dice la canción del final, en una perfecta escena con todo el grupo reunido, todos, todos, queremos ser jóvenes para siempre.