Todavía recuerdo aquella época en la que Telecinco no apestaba, y en su prime-time cabían cosas potables como 'El Comisario'. Hace ya casi dos años que la serie fue fulminada de la parrilla tras su alarmante descenso en audiencia (unos 8 puntos de share de un año para otro). Hoy, al ver el dato de 'Sálvame', he hecho memoria para ver qué pasaba por el canal los viernes antes de este programa, y ha venido a mi memoria 'El Comisario', una serie que en su día me marcó, igual que me marcó su abierto final. Y es que pensar en 'El Comisario' es pensar en una de las series más emblemáticas de nuestra televisión.
Si recordamos, 'El Comisario' era aquella serie protagonizada por Tito Valverde (el Comisario Castilla) que estaba ambientada en la comisaría de San Fernando. Esta serie ha sido lo más parecido, junto a 'Génesis, en la mente del asesino', que hemos tenido en España al clásico procedimental policíaco estadounidense. Y desde luego es una de las ficciones con mayor calidad que se han emitido en nuestra televisión.
Con la marcha de 'El Comisario' dijimos adiós a una de las últimas series de largo recorrido de España (en su día fue la más longeva). De hecho, hoy en día, ya no queda ninguna, salvo 'Hospital Central', desaparecida en combate, y que sólo Dios sabe si cuando Telecinco la estrene alguien recordará su existencia. Desde entonces, hemos creado buenos productos televisivos, como por ejemplo pueden ser 'Desaparecida' o 'Doctor Mateo', pero por mucha calidad que posean, viéndolas nunca experimentaremos lo que experimentábamos con 'El Comsiario'.
Y es que lo que tienen las series longevas es el factor nostalgia. Sus personajes no son personajes reales, pero creas un vínculo con ellos, y estás deseando que vuelvan para ver qué es de su vida, por sosas o aburridas que sean sus nuevas historias. Algo así ocurre con la cosecha de series en Estados Unidos de 2004: 'Mujeres Desesperadas', 'Anatomía de Grey', 'House' o 'The Office'. Sus seguidores estarán de acuerdo conmigo en que, en verano ¿quién no está deseando que los comentarios de las desesperadas nos saquen una carcajada? ¿quién no ansía saber qué se cuece en el Seattle Grace desde que los vieses por última vez en junio? ¿quién no tiene mono de los ácidos comentarios del doctor House o quién no está deseando volver a experimentar esa vergüenza ajena que producen los empleados de Dunder Mufflin? Independientemente de su calidad, sus historias nos han llegado tanto en su día que sólo podemos desear volver a verlos aunque no rayen la brillantez como antaño.
También ocurre en España, con series como la ya mencionada 'El comisario', o las comedias 'Aída', 'La que se avecina' y la ya fallecida 'Aquí no hay quien viva'. Cada septiembre esperábamos con ansia los nuevos conflictos que se originaban en Desengaño 21. Cada año echamos de menos a los vecinos de Esperanza Sur y, por supuesto, año tras año añorábamos a los policías de San Fernando.
Hoy en día, la fragmentación televisiva hace que los nuevos éxitos lo sean con un 16% de share en España y con unos 7 u 8 millones en USA si no eres CBS. Por tanto, el desgaste natural de toda serie (que llevó a 'El comisario' de 6 millones a 2 en su último episodio o a 'Mujeres Desesperadas' de los 24 de su primera temporada a los 13 de la actual) hace que sus audiencias sean inaceptables al cabo de dos o tres temporadas. Es por eso que en pleno esplendor, tengamos que despedirnos de, por ejemplo 'Doctor Mateo' en España o 'Fringe' en USA con apenas tres temporadas a sus espaldas, cuando todavía se encuentran en su máximo esplendor.
Si bien es cierto que más vale un final a tiempo que un descenso de calidad en las últimas temporadas, cosa de la que no se ha salvado ninguna de las series que hoy recordamos con cariño, como 'Expediente X', 'Aquí no hay quien viva', 'Alias', 'Ally McBeal', 'Medico de familia' o 'Perdidos'; si por algo recordamos muchas series es porque nos estuvieron acompañando durante una larga etapa de nuestra vida, y a la vez que nuestra vida iba cambiando, también lo hacía la de sus protagonistas.
Hoy en día, 'Génesis, en la mente del asesino' o 'Fringe' nos pueden encantar durante unas pocas temporadas, y seguramente mientras están en emisión las encumbremos como ficciones de gran calidad, pero también es cierto que, dentro de unos años, nos costará más recordarlas, como hoy en día nos cuesta más recordar 'Twin Peaks' o 'Hermanos de sangre' que 'Friends', 'Los Soprano' o 'A dos metros bajo tierra'.
El factor longevidad se está perdiendo, y mientras que en España, 'Hospital central' y 'Aída' dan sus últimos coletazos, también lo hacen en Estados Unidos 'Mujeres Desesperadas', 'House' o 'CSI' entre otras muchas, y las nuevas generaciones no experimentarán nunca la sensación de que los personajes son como de la familia (aunque Antena3 seguirá reponiendo 'Los Simpson', por supuesto). Esa sensación que hace que muchos amemos, aunque cada vez menos, la televisión.
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