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CAPITULO 48- MIEDO A LA SOLEDAD.

Jueves 6 de Agosto de 2015 14:20
 

NARRA VICTORIA.

Cuando se fue, me quede muy mal, tenía mucho miedo a perderlo, sabía que salvo algún cambio muy grande, no me iba a perdonar en la vida, tenía mucho miedo, no quería estar sola, si me perdonaba estaba dispuesta a cambiar, ahora sí que estaba dispuesta a todo, a tener otro niño, a lo que él quisiese.

Él niño se despertó quería ver a su padre, pero su padre no estaba.

- Mamá, ¿y papa, no venia?

- Sí, venia ahora, pero no ha venido.

- Es por tu culpa, papa, nos va a dejar de querer por tu culpa, por habernos venido aquí, nos teníamos que haber quedado con él, ¿tú no me quieres?, no eres como las otras mamas, que besan, le dan cariños a los otros niños. – en ese momento el niño empezó a llorar, yo no sabía que decirle, era muy pequeño, tenía solo casi 6 años, pero no sabía que explicarle, ni como, en ese momento lo abracé, y él se dejo, y se quedo dormido en mis brazos...-

Tenía mucho miedo, estaba aterrada, no quería quedarme sola, él niño, estaba ahí sí, pero quería más al padre que a mí, ya me lo había demostrado, sus palabras me dejaron aun peor, llevaba razón, no era como otras madres, él veía a las madres de sus compañeros ir a recogerlos, darles cariños, besarlos darles caprichos, y yo eso jamás. Lo había hecho, era pequeño, pero no era tonto.

No quería estar sola, no quería dormir sola, y lo acosté en su cuarto, y me acosté yo al lado, no quería dormir sola, me daba miedo, mucho miedo la soledad, por primera vez lo reconocía, y si seguía así me iba a quedar sola, sin que me quisiese nadie, ni siquiera mi hijo.

NARRA CRISTIAN

Me fui corriendo, no podía seguir allí, solo quería andar, no tenia rumbo, no conocía mucho Murcia, pero me sentía tan traicionado, tan mal, se había acostado con Samuel, me paré en un bar cercano, me pasé toda lo noche bebiendo, era la segunda vez que me emborrachaba, no estaba acostumbrado a beber, pero no tenía ganas de nada, quería olvidar. Estuve toda la noche bebiendo, la verdad me sentía basura, desde pequeño todos se aprovechaban de mi, mi hermano llevaba la voz cantante, en todo, y acababa haciendo lo que él quería, hacia las trastadas, y la bronca me la ganaba, yo.

Era tonto, había pensado en todo, en un viaje juntos a Grecia, en la reconciliación y ella me lo pagaba así, yo sabía que lo quería, pero esto, no me lo esperaba, era lo último que podía pensar, que me había engañado, me sentía como un tonto, un autentico imbécil.

Pase toda la noche en el bar, hasta que cerró a las 8 de la mañana, y decidí ir a casa del padre de Victoria, quería decir lo que había hecho su hija, me había traicionado. Por el camino me encontré la casa de Samuel, estaba en la calle, salía, y entonces me acerqué a él.

- Eres un hijo de puta, me habéis traicionado –en ese momento le di un puñetazo en la cara-.

- Lo siento, pero perdónala, fue todo mi culpa mía, perdónala, vuelve con ella, hace 5 años ella me rechazó, ella en el fondo te quiere, te quiere.

- Sois los dos iguales...

- No te equivocas, ella es mejor que yo, no la pierdas, ella te quiere.

- Ella nunca se va a olvidar de ti....

- Después de lo que le hice no creo que quiera volver conmigo jamás. Yo ahora, no puedo estar con ella, me gustaría pero no puedo, tengo a Yolanda, y a mi hija, y al que viene en camino, y ustedes tenéis un hijo, piensa en él, no la abandones, ella no puede estar sola... si vuelves con ella, prometo dejarla, dejarla para siempre, ni yo soy para ella, ni ella puede ser para mí, lamentablemente es así, no la pierdas.

En ese momento me fui, me arrepentía de haberle pegado, pero la rabia me pudo, yo soy una persona muy pacífica, pero, no pude, no sabía qué hacer, me paré en una cafetería, para tomarme varios cafés, a ver si así me quitaba la borrachera que llevaba.

Cuando llegue a casa, fui a nuestra habitación, pero no estaba, y entonces fui a la habitación de Enrique, quería darle un beso, y me la encontré junto a él, se veía una imagen muy maternal, nunca la había visto, así, en el fondo, lo que decía Samuel era cierto ella no se quería quedar sola, le daba miedo la soledad, y esto era un claro ejemplo, se había ido a dormir con Enrique porque le daba miedo estar sola...

Rápidamente me fui a duchar, ella seguía dormida, y no la desperté, cuando se despertara hablaríamos, pero la tenía que perdonar. Si me quedaba alguna duda para no hacerlo con esa imagen lo tenía muy claro.

NARRA VICTORIA.

Me desperté, el niño ya no estaba en la cama, salí al salón, y estaba jugando con su padre, me tenían el desayuno preparado.

- Lo siento cariño, siento haberme puesto así anoche.de verdad, no pasa nada, te perdono, olvido eso, solo lo sabremos tu y yo, será nuestro secreto.

- Siento haberte....

- Shhh, eso está olvidado.

- Voy a cambiar te lo prometo, ¿tú querías tener otro hijo, verdad?, pues lo vamos a tener. Estoy dispuesta a rechazar el trabajo de psicóloga, en el gabinete de abogados de la amiga de mi madre, quiero tenerte a ti, y no quiero perderte, me he dado cuenta de lo mucho que te quiero, y de lo mucho que me importas, tu y el niño.

- No Victoria, no renuncies al trabajo, mientras que cuides al niño, le des amor cariño, además tienes las tardes libres y los fines de semana, para nuestros hijos.

- Nuestros hijos...

- Un hermanito, yo quiero un hermanito –dijo Enrique al escucharnos-

- ¿Y si es una hermanita Enrique?

- Imposible, tiene que ser un niño, para jugar con él.

- Victoria, estoy en vacaciones, nos vamos a Grecia, ¿qué te parece?

- No, al niño le hace ilusión ir a Disneyland París, nos vamos con él y disfrutamos los 3.

- Victoria, no te reconozco.

- Te dije que iba a cambiar y lo voy a hacer, voy a ser mejor madre, y mejor esposa, te lo prometo.

- Te quiero mama, - en ese momento Enrique me dio un abrazo, la primera vez que sentía algo-.

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