Es impresionante lo que esta serie está dando de sí. Pero es que claro, hay que tener en cuenta que se ambienta en unos años en los que pasaron muchas cosas, y para los guionistas debe ser todo muy tentador. Ayer casi un 30% de share y cuatro millones y medio de espectadores vinieron a demostrar que esta serie tiene fuelle para rato, al menos en apariencia. Y más ahora que los Alcántara dejan el Barrio de San Genaro para mudarse a una casa nueva, lo cual presumiblemente nos traerá nuevas historias, con nuevos vecinos y nuevos escenarios.
Ultimamente la que escribe no había seguido el día a día de Antonio y familia con demasiada atención. Es verdad que la mayoría de los días lo tengo puesto porque no hay otra cosa decente, pero quizás no le he prestado la atención debida, o la suficiente como para dedicarle una entrada. Pero ayer, con eso de que era el último capítulo de la temporada, me senté a verlo con más atención que otras veces. Y tengo que decir, objetivo principal de esta entrada, lo maravillosa que es esa gran señora llamada María Galiana, quien por cierto, solamente tiene cuatro años más que Concha Velasco. Una actriz que empezó su carrera a una edad ya avanzada, pero que nos ha dejado en la memoria unos personajes cargados de ternura y de fuerza al mismo tiempo. Y ayer me demostró una vez más por qué el personaje de Herminia es uno de los más queridos de la serie. Tuvo un momento al final del episodio, cuando Herminia habla con su hija, muy deprimida por la mudanza que estaban intentado llevar a cabo, que me emocionó un montón. La pobre señora había estado todo el episodio quejándose de lo vieja que era y de que nadie tenía en cuenta sus opiniones, y al final reconoció delante de su hija que la costaba despegarse de sus recuerdos y que realemente no quería mudarse. Fue una escena preciosa, que nos viene a recordar la poca atención que a veces prestamos a los mayores y lo poco que tenemos en cuenta lo que piensan.
Por lo demás, el epsiodio fue muy típico de esta serie. Carlitos con las hormonas descontroladas, igualito que su hermano Toni. El cura del barrio oficiando la misa de gallo con unas copas de más procedentes de la cena. Y toda la familia cenando unida en Nochebuena, con las peleas típicas de ese día. Vamos lo normal.
Solamente nos queda esperar al año que viene, a ver qué novedades nos traen los Alcántara en su nuevo barrio. Me imagino que veremos personajes nuevos, cosa necesaria teniendo en cuenta que después de ocho años en antena, la serie necesita refrescarse un poco.