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Frases cómicas, "Los Hombres de Paco", capítulo 5x20, "Algo tan sencillo como hacerte feliz"

Miércoles 17 de Junio de 2009 05:23
 

Una semana más, vuelven las frases memorables, en esta ocasión las del capítulo 99 de "Los Hombres de Paco", llamado "Algo tan sencillo como hacerte feliz". Les llega el turno a las frases cómicas, que si bien el capítulo no ha abundado en este género en esta ocasión, sí ha tenido ciertos destellos del mismo. Esta semana, las frases cómicas, algunas de ellas, se mezclarán con otras dramáticas, como bien ha pasado en semanas anteriores. Comencemos, pues, con las frases cómicas...

La siguiente escena tiene lugar en la comisaría de San Antonio, en la sala de procesamiento de los detenidos, en donde Povedilla está siendo fichado por Curtis, que le saca las fotos requeridas para la identificación del detenido en sí, y Povedilla, había sido detenido...

Povedilla: Pues si yo... si yo no quería, yo no quería guardar-guardar 100.000€ en-en la taquilla, hombre, bueno, ni en la taquilla, ni en el colchón, que yo... (Curtis le estaba sacando fotos a Povedilla mientras hablaba..., este se mostraba bastante tenso al hablar)

Curtis: Cállate, Povedilla, cojones, cállate ya (interrumpiendo a Povedilla) Coño, si sigues hablando mientras te saco fotos ¿cómo sales?, con la boca abierta. La boca cerrada y de lado.

Povedilla: De lado...

Curtis: Que no vamos a acabar nunca, cojones (sujetó nuevamente la cámara de fotos, que estaba anclada a un soporte para que no tuviera que cogerla con las manos, sino simplemente apuntar con la cámara y pulsar el botón correspondiente para sacar la foto)

Povedilla: Me pongo así, de-de lado(al decir esto, hizo el ademán de ponerse de lado), luego de... de frente (se puso de frente, mirando a la cámara, señalándola con las manos) y ha- y haciendo el pino me voy a poner, hombre, que verás tú cuando se enteren en Palencia que estoy-que estoy mira, fichao, fichao (enseñó las esposas que tenía encadenadas a sus manos a Curtis. En ese momento entró Aitor a la sala de procesamiento acompañado de un agente de Asuntos Internos escoltándole, y se encontró a Povedilla allí, hecho que le sorprendió)

Aitor: Venga, no me jodas. ¿A ver, quién-quién ve la ve, quién es el último para hacerse la puta fotito? (Povedilla levantó un dedo de una de sus manos, señalando que era él a Aitor) ¿Tú? (el agente que acompañaba a Aitor le quitó las esposas) ¿Cómo estás, Jose Luís? (Curtis sacó una nueva foto a Povedilla. Esta vez sí se quedó quieto, mirando a la cámara, pero el flash que esta produjo en Povedilla le hizo cerrar los ojos por un par de segundos)

Povedilla: ¿Cómo... (el flash que le produjo la foto le impidió concentrarse por un momento para hablar) cómo-cómo-cómo quieres que esté, eh, cómo quieres que esté?, pues acusao, enjuiciao y procesado y todo por el-por el... dichoso dinero. Tú,¿se sabe algo del inspector, del sub-inspector, de Nelson (Aitor le negó con la cabeza y le respondió que "no", aunque prácticamente no se pudo escuchar la respuesta, pero Povedilla la captó inmediatamente ya únicamente por los gestos...) Sí, no-no sabe, no... Fenomenal (ya bastante desanimado por como iban las cosas)

Aitor: Pero tranquilo, en cualquier momento entrarán por la puerta de la comisaría y lo van a explicar todo. Lo van a explicar todo..., (le insiste a Povedilla, para animarle) Povedilla.

Curtis: Venga, la última, ya está, anda, ya está (dice, después de haberle sacado una foto más a Povedilla)

Povedilla: ¿He quedado bien?

Curtis: Cojonudo (Povedilla salió de la sala de procesamiento después de haber sido fichado y Aitor entra en su lugar en el encuadramiento de la cámara para someterse él también a las fotos para ser fichado. Povedilla fue acompañado por el agente que trajo a Aitor a la sala de procesamiento, hasta una sala contígua, en la que se hallaba Sara sentada, viendo preocupada como Aitor era procesado, sin que ni Curtis ni Aitor supiesen de su presencia)

Agente: Espere aquí (le dijo el agente a Povedilla tras llevarlo a la sala colindante a la de procesamiento)

Povedilla: Hola (saludando a Sara)

Sara: Las han encontrado en una papelera (refiriéndose a las gafas de Povedilla, tendiéndoselas para que las cogiera)

Aitor: ¿Cómo están las cosas ahí fuera, Curtis?

Curtis: A ver como te lo explico, pues... De jodidas a muy jodidas. Trujillo ha destituido a Don Lorenzo..., y hay una orden de busca y captura para Paco, Mariano y Nelson

Povedilla: Lo-lo mío es enjuiciamiento por... cómplice de co-hecho y... ocultación monetaria. Pero... a Aitor le quieren cargar un homicidio (Sara se levantó y se dirigió a la cristalera que separaba aquella sala, de la sala donde Aitor en esos instantes era fichado por Curtis)

Curtis: Encima se pueden haber aparecido 34 casquillos de 7 armas diferentes... ¿Te haces una idea, no?

Sara: Durante los dos últimos años..., cada decisión que he tomado..., cada pequeño detalle de mi vida... para Aitor ha sido una puñalada tras otra. Mientras yo corría feliz a su lado... él sufría sonriéndome

Curtis: ¿Y a tí de qué cargos te acusan?

Aitor: ¿Cargos? Poca cosa, menos de la muerte de Kennedy y de copito de nieve de todo lo demás porque... (al decir las últimas palabras se rió, ya que decía aquello en un claro tono de humor)

Sara: Y eso se acabó. Yo no sé si cuando vuelva mi padre me va a poder sacar de este lío... pero entre tanto voy a hacerle feliz cada segundo. Que sepa que voy corriendo a un precipicio y que... Lucas aparecerá,... aunque ya ni duerma con la angustia de no saber a quien quiero. Aunque me vuelva loca. Voy a hacer que Aitor se despierte cada mañana con una sonrisa. La misma que me ha dado a mí todo este tiempo (Povedilla se emociona y no sabe que hacer, si abrazar a Sara, si besarla o no hacer nada, pero finalmente se decide y le da un beso en la mejilla)

Paco y Mariano se encuentran enterrados hasta la cabeza en un paraje desértico, en donde únicamente anidan algunos arbustos en un terreno cercano a ellos, que no impide en absoluto que el sol apriete con una fuerza devastadora, mostrando a unos policías en un claro estado de cansancio, aunque más bien psicológico que físico...

Mariano: Paco... ¿cuál era tu... tu caramelo sugur favorito? Yo estoy entre el de fresa... y el de naranja. ¿Y tú?

Paco: Yo que sé, coño, Mariano, y-yo que sé. El de piña... supongo(tras unos segundos pensando)

Mariano: ¿El de piña? ¿Y si era de piña... por qué era de color azul, eh, Paco?

Paco: Yo... yo que sé, Mariano. Mariano..., (tras unos segundos de pausa) ¿por qué seguimos vivos? Hemos arruinado el chiringuito tóxico..., les hemos extorsionado... y hemos matao... al cuñao del capo. Y todavía seguimos vivos. ¿Por qué, Mariano? Dios... ¿A qué están esperando? (en el descampado, habían calaveras de gente que había muerto en aquel lugar..., enterrados como Paco y Mariano...)

Paco y Mariano, enterrados en el desierto, están conversando con una niña, que resulta ser la hija de Vittorio Ruinni, el mafioso italiano que les tiene allí acorralados, y sometiéndoles a un sufrimiento extremo, situándolos al aire libre en pleno día, y dejándoles unos hurones para que les fueran devorando poco a poco...

Giovanna: Me tengo que ir, es que mi papá no me deja estar aquí porque es su huerto

Mariano: Ah, es su huerto, ¿y qué- y-y-y-y-y qué planta, qué planta tu papá en su huerto?

Giovanna: Olivos, tomates, cebollas..., y una vez plantó hombres (señalando las cabezas esqueléticas en la arena), pero no le crecieron

Mariano: Joder... (fijándose en los hombres a los que hacía referencia la niña) Joder, Paco, que esto está lleno de momias, Paco

Paco: Mariano, coño... (dijo, mientras Mariano hablaba, alterado por momentos)

Mariano: ¡Gio-Gio-Giovanna! (dijo, a pleno pulmón, ya que la niña se estaba marchando de allí) ¡Pues-pues-pues si te vas tú te lo pierdes, porque... mi-mi amigo y yo íbamos a empezar a jugar ahora mismo! (la niña se para en ese momento y gesticula una sonrisa de felicidad) ¡A las cocinitas! (le dice a la niña, simulando entusiasmo)

La siguiente escena, tiene lugar en el desierto donde están enterrados Paco y Mariano. Se encuentran junto a la hija de Vitorrio, Giovanna, que anda jugando con los agentes a las cocinitas...

Giovanna: Vale, ahora seguid comiendo. Una para mamá (diciendo lo de mamá con una prolongación en la palabra, como si estuviera mimando a su progenitora, a la vez que le tiende una cucharada de un alimento líquido ficticio)

Mariano: E- no-no, yo no-yo no soy mamá, yo-eso no es lo que habíamos-habíamos dicho que yo era papá. Yo no soy mamá porque si soy mamá no juego (la niña empezó a coger sus cosas, enfadada, con intención de irse de allí)

Paco: Qu-qu-¿pero qué dices, Mariano? Que no cariño (dirigiéndose a la niña), que no, que-que-que yo soy papá porque tengo las barbas, ¿verdad? Y-y... Mariano, si la niña dice que eres mamá, tú eres mamá y te callas. Joder, ¿no te das cuenta?, no seas gilipollas, coño, que está recogiendo, que se va, se va, ¿qué quieres, que te coman los hurones?, tú eres mamá,... coño

Mariano: Joder... Vale, está bien, yo soy mamá (le dice a la niña, que se está marchando junto con sus juguetes del lugar), eh, que no querrás que vengan a merendar tus amiguitos y yo esté así... sin arreglar, sin peinarme y sin maquillarme..., ¿verdad? (Paco y Mariano se miraron entre ellos, y observaron a la niña, que se había parado. Al parecer Mariano la había logrado convencer para que se quedara con ellos...)

En el desierto, Paco y Mariano están enterrados, este último maquillado haciendo de madre en el juego de las cocinitas que el propio Mariano propuso a la niña Giovanna para que no se marchase de allí e intentar que les ayudara a salir de algún modo, sin que el padre de la niña, Vittorio, se diera cuenta

Giovanna: ¿Vale que mamá le dice a papá que van a hacer una tarta?

Mariano: Una... una tarta (la niña asiente con la cabeza) Vale, claro, hacemos un-una tarta, eh, una tarta con... con muchos pisos..., eh, y con... con mucho chocolate por encima, ¿tú quieres? (le dijo, como si aquello fuera lo que más le apasionara en el mundo. La niña asintió con la cabeza una vez más, contenta) Ay, pero que pena que no-no tenemos huevos. (de inmediato, a la niña se le borró la sonrisa de la cara) Es que para hacer una-una tarta es imprescindible que haya huevos y no tenemos, ¿verdad, Paco?

Paco: ¿Pero qué-qué dices, Mariano? (sorprendido porque su amigo dijera aquello, diciéndole esto en voz baja para que no se alarmara la niña)

Mariano: Huevos. Que hay-hay que llamar, hay que llamar por teléfono a alguien para que nos traiga... huevos, sino no podemos hacer la tarta y antes de la hora del té, Paco

Paco: (pillando la indirecta de Mariano, quería ver si podían llamar a la policía de la comisaría de San Antonio, para sacarles de allí) Claro, claro, claro, claro, claro, hay que llamar por teléfono para que nos traigan... huevos. Una cosa, ¿tú-tú tienes teléfono, cariño? (la niña miró a Paco y después a Mariano, para, posteriormente, dar una respuesta positiva con la cabeza esbozando una sonrisa. Paco le guiñó un ojo a Mariano como diciéndole "buen trabajo". Cuando la niña sacó el móvil del bolso que llevaba consigo, resultó ser de mentira. El teléfono tenía una tapa que, cuando la niña la abrió, empezó a sonar una melodía como si de una caja de música se tratase. Paco y Mariano miraron al aparato, muy serios, mientras Giovanna le ponía el móvil de mentira a Paco en la oreja, para disimular que hablaba con alguien...)

Paco y Mariano seguían enterrados en el desierto, con un sol abrumador, y con la niña, Giovanna, junto a ellos. La niña porta un móvil de mentira, que mantiene en la oreja de Paco, para que simule que este habla con alguien...

Paco: Ahora vamos a llamar a todos tus amigos, ¿vale?, para que vengan, para que vengan, y-y-y vengan guapos, eh. Vaya por dios (después de unos segundos esperando, simulando Paco que el móvil daba línea) Anda, y se ha quedado sin batería el móvil

Mariano: Paco, creo que... creo que tengo cosquillas en el abdomen

Giovanna: ¿Cosquillas? (pregunta, extrañada. Un par de segundos más tarde, un hurón de los que había enterrado bajo tierra Vitorrio, el líder de la banda de mafiosos italianos, muerde a Mariano en una zona delicada y se retuerce del dolor exhalando un grito desgarrador. A la niña le entra un poco de miedo al observar a Mariano gritando desmesuradamente...)

Paco: Que mamá pues tiene muchas cosquillas, pero muchas, muchas cosquillas, ¿verdad, mamá, que son cosquillas?

Mariano: Sí (dice, aguantando el dolor)

Paco: Cariño, ¿no tendrías otro teléfono?

Giovanna: Sí (mientras asiente con la cabeza), mi madre tiene uno en el bolso

Paco: Pues corre, corre para que vengan pronto tus amigos, venga. (la niña asiente con la cabeza una vez más y se va a buscar el móvil que le solicitó Paco) Venga, mi vida, corre, corre

Mariano: ¡Paco..., Paco, que muerden!

Paco: Aguanta, Mariano..., ¡aguanta! (le repite, tras ver el calvario que está soportando su amigo)

Paco y Mariano, que están enterrados en el desierto, con un móvil de verdad llevado hasta ellos por la hija de Vittorio, Giovanna, intentan que marque el número de Don Lorenzo...

Paco: Que bonito el teléfono de mamá, eh. (dirigiéndose a la niña) Ya está dando tono, Mariano, aguanta. Vamos, vamos, vamos... (Don Lorenzo le cuelga el móvil a Paco sin ni siquiera interesarse por coger la llamada, puesto que estaba intentando sacarle a un sospechoso una información vital para la vida de Aitor Carrasco...) No, dios... En la tienda de Don Lorenzo me han... colgado

Mariano: Joder...

Paco: Mierda

Giovanna: Vamos a llamar a mi tío que tiene una tratoría. Mmmm, yo quiero... espaguetis

Paco y Mariano al unísono: No,no,no,no,no

Paco: No-no-no-no llames, no llames a tu tío. Verás, porque si nos-si nos ve a los tres jugando aquí nos va a regañar, cariño. Yo-yo... yo te doy un teléfono y tú lo marcas, ¿vale? (la niña asintió con la cabeza, tras dudar por unos breves instantes)

Mariano: Lla-llama... llama a la, a la tratoría de Curtis, que ahí tienen el politono... siempre a tope (decía forzadamente, puesto que estaba aguantándose del dolor que le estaban provocando los mordiscos de los hurones) Y ahora mismo es la hora del té, Paco, mira (con nerviosismo, mirando a un reloj analógico que había colocado a unos dos metros de donde estaban enterrados Paco y Mariano, junto a una botella de agua. Faltaba muy poco tiempo para que Vittorio fuera allí para asegurarse de que Paco y Mariano estaban muertos)

Giovanna: ¡Yo quiero espaguetis a la carbonara!

Paco: Claro que sí, cariño. Espaguetis a la carbonara para todo el mundo. Eh, ahora mi-mi vida, yo te doy el número y tú lo marcas, ¿vale? 662-87...

Eso es todo por esta semana en lo que respecta a las frases cómicas de este episodio, espero que hayan sido de su agrado. En próximos días irán expuestas las dramáticas, que serán en este episodio, más numerosas que las cómicas puesto que ha habido unas cuantas escenas cargadas de sentimiento en "Algo tan sencillo como hacerte feliz"

Saludos, paqueros/as

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Sobre este blog...

En este blog, irán situados análisis principalmente de capítulos de la serie de \"Los Hombres de Paco\", pero también, a medida que vaya pasando el tiempo, implantaré análisis de otras series de éxito y que también me han acabado enganchando. Los análisis irán retractados mayoritariamente hacia mis gustos particulares sobre la serie, intentando ser lo más objetivo posible, analizando las situaciones que se hayan dado en el episodio en cuestión, explayándolas. En cuanto a analizar series se refiere, las analizaré en su conjunto, sin entrar en detalle sobre cada una de las temporadas, sino sobre la serie completa en sí misma. Por último, agradecer a Formula TV esta iniciativa de los blogs, y espero que mis aportaciones sean de su agrado
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