Carta de Ajuste

Doctor, me gusta la telebasura. ¿Es grave? ¿Debería usted recetarme algo por querer que llegue el miércoles para ver la boda de Alaska y Mario Vaquerizo?

Desde hace unos días no se habla de otra cosa en Telecinco. ¡Oh! La Pantoja visitó terreno hostil. Ya tenemos material de "debate" para Sálvame, AR, La Noria, la "tertulia" de Christian Gálvez, Resistiré ¿vale? y hasta el mismísimo Informativo de David Cantero. Un 10 para ellos: con dos horas de pantojismo han creado contenido para decenas de horas de emisión.

Es curioso. De todos los realities de convivencia que se han emitido en España, Gran Hermano y Supervivientes son, con diferencia, los que mejor están hechos. Técnicamente son muy complicados y su ritmo es acelerado y el entretenimiento decae poco. Sus presentadores son los mejores en su campo y los espectadores lo reconocen, otorgándoles unos índices de audiencia muy atractivos para la cadena. Sin embargo, cuando hablamos de otros géneros, parecemos obviar los aspectos cualitativos y sólo nos centramos en cosas más superfluas.

¿Es la serie más vista en España (Águila Roja) la mejor de todas? ¿Vemos El Barco y nos llevamos las manos a la cabeza por cómo sustituyen lagunas de guión por abdominales y pechos firmes? ¿Alguien se escandaliza por los fallos de continuidad en La que se avencina? ¿Toda esa gente que critica la retirada de España Directo es o ha sido consciente de los constantes patinazos y patadas al diccionario de sus reporteros? ¿Nadie se rasga las vestiduras cada vez que le dan un TP al informativo de Matías Prats, líder en sucesos, desfiles de ropa interior, noticias del corazón y sensacionalismo barato (al menos hasta la llegada de Piqueras a Telecinco)?

En vez de juzgar al formato como tal, lo razonable sería analizar cada programa individualmente, sus puntos débiles y sus virtudes. ¿Por qué El Reencuentro no pasaba del 14-16% de share y Supervivientes llega a picos del 44%? No todo es igual, no es lo mismo la buena telebasura que la mala. No sabe igual la hamburguesa que compro en la carnicería de mi barrio que las que se come Carmen Lomana en la bañera. Y las dos están hechas de carne picada.

¿Es BuenAgente una BuenAserie? Probablemente esté dentro de la media. Es la enésima comedia familiar llena de lugares comunes, pero eso no hubiera impedido que tuviera una audiencia aceptable, incluso buena. No creo que en La Sexta estén muy satisfechos con los datos del último domingo: menos de un millón de espectadores y apenas un 5% de share.

La evolución descendente de la ficción de Globomedia puede deberse a muchos factores, entre ellos la pésima estrategia de programación de la cadena. Ser estrenada en la noche más competitiva de la semana ante pesos pesados sólo fue el primer puntillazo. El segundo error (garrafal) fue trasladarla a la noche del domingo, no sólo porque era jornada de elecciones y el access prime time iba a estar dominado por las televisiones con programación dedicada a la noche electoral, sino porque en Telecinco, un poco más tarde, íbamos a encontrar otra comedia mucho más asentada y con un elevado número de espectadores garantizado.

La última locura, ya anunciada, será reubicar la serie en lunes, justo el día que se despide Física y Química (que la semana pasada marcó máximo de temporada con un 14% cuando se avisó de la muerte de uno de sus protagonistas) y con el récord de audiencia anotado ayer por Los misterios de Laura. Hay que tener en cuenta que las dos ficciones comienzan aproximadamente 15 minutos antes. Y los seguidores de Bones, ¿están dispuestos a buscar sin descanso su serie favorita tras su tercer desplazamiento en la parrilla en menos de dos meses?

El otro gran perjudicado por estos cambios de horario es el programa de Eva Hache, que ha perdido audiencia con el retraso en su horario. Además, ¿a quién se le ocurrió la brillante idea de estrenar un programa sabiendo que las dos siguientes semanas no iba a poder emitirse? Con Hache de Eva, una suerte de La noche de Fuentes y cia 2.0, me pega mucho más para el late night. De hecho, la primera versión funcionaba mucho mejor cuando se emitía a horas intempestivas que cuando era lanzado antes de medianoche. A todo esto, la fórmula de entrevista cargada de anécdotas dejando poco lugar a la improvisación puede resultar bastante cansina.

¿Se puede remontar o podemos dar los dos formatos por perdidos? En el primer caso lo veo complicado encontrándonos ya casi en la mitad de la temporada; en el segundo, a lo mejor todavía hay esperanza.

"Españoles, El Intermedio ahora es de derechas". Con esta sorna iniciaba Wyoming su edición del lunes del exitoso programa de La Sexta. Debido a la aplastante victoria electoral del Partido Popular en las elecciones autonómicas y municipales del pasado 22 de mayo, el humorista ponía los pies en polvorosa y trataba de asegurar su continuidad en antena durante la próxima legislatura vestida de azul. Se esté o no de acuerdo con la línea editorial del programa, hay que reconocer su brillantez en muchas ocasiones.

Más allá de la guasa que puede permitirse un programa de humor en una televisión privada, algunos espectadores bastante satisfechos con la actual TVE se preguntan qué pasará si el próximo año se repite en las generales el resultado del pasado domingo. ¿Hay motivos para preocuparse? Al menos los antecedentes dan pie a ello.

TVE no es perfecta, eso está claro. Una televisión pública, a mi opinión, no debería emitir culebrones ni programas del corazón. Por muy educados y sutiles que sean éstos, sus contenidos no dejan de ser los que son, y la vida sentimental de las celebrities de Hollywood no es contenido de servicio público. Aparte de eso, su apuesta por la ficción hecha con unos mínimos de calidad y buen gusto, programas divulgativos, la estupenda refundación de La 2, la mejor oferta de TDT (información, deportes y contenidos infantiles) y la desaparición de la publicidad han conseguido que nos podamos sentir orgullosos de "la televisión de todos".

Mención aparte merecen los servicios informativos, tanto por el contenido como por el tono, la apuesta por la cultura y el fantástico equipo de corresponsales. Han recibido numerosos premios españoles e internacionales, pero no todos estamos de acuerdo en su tratamiento de la información política. Curiosamente, cada vez que se acerca una campaña electoral, el Partido Popular se queja de la falta de pluralidad de los Telediarios. La tensa entrevista entre Ana Pastor y Mª Dolores de Cospedal, en la que ésta defendía la falta de objetividad de los informativos, el vergonzoso ejemplo de Telemadrid y Canal Nou y las continuas quejas en el Congreso hacen que me tema lo peor. ¿Volveremos a la época en la que era mejor tener entretenido al pueblo con desfiles en ropa interior que con una buena programación cultural? ¿Volveremos a tener a un jefe de informativos protagonizando momentos vergonzosos como éste? texto enlace

La solución, en 10 meses.

En una de esas noches de encarnizada batalla televisiva, casi todos salieron ganando. Menos Antena3, lo cual no sorprende a casi nadie.

La Sexta ha estrenado con relativo éxito (1.853.000 espectadores y 9,2% de share, casi doblando la media de la cadena) su gran apuesta de prime time de 2011. ¿Pero era este el producto que esperábamos?

BuenAgente es otra comedia llena de lugares comunes, personajes estereotipados y chistes forzados. El reparto, que está muy bien elegido, consigue salvar los muebles de un guión algo flojo que presenta muy bien a los personajes pero no nos aporta nada nuevo. La madre de Lola (Malena Alterio) es un personaje bastante plano y cargado de tópicos, los chistes sobre actualidad están metidos con calzador y la trama ha sido mil veces vista. Con todo esto, la serie no es mala. Ni buena. Se mantiene en esa media española de ficción familiar que intenta conquistar a todos los targets. Evidentemente no es el fracaso de Vida Loca (cuyo casting parece una broma), pero se esperaba mucho más de La Sexta, por su capacidad de arriesgar y porque nos vendieron que sólo se le dio luz verde cuando vieron que el piloto era impecable. Y no lo fue.

Mientras tanto, un dial atrás, Telecinco nos regalaba una nueva entrega de Supervivientes. Su casi 27% de audiencia no es casualidad. El ritmo ágil, la conducción impecable de los dos presentadores y el casting más acertado hicieron del show algo que no habíamos visto ni con OT ni con El Reencuentro, cuyas galas de presentación fueron soporíferas. Jorge Javier da así un puñetazo en la mesa y demuestra que puede con cualquier formato, aunque hay que reconocer que algunos momentos de la gala fueron bastante salvamizados.

¿Era necesario matar a Física o Química así?

Telecinco estrenó anoche su gran apuesta de ficción para el otoño tras una intensa promoción que comenzó cuando aún llevábamos bermudas y el trasero lleno de arena. Tierra de Lobos ha sido muy cuidada y colocada en la programación entre algodones.

En una breve y libre sinopsis podríamos resumir que la serie trata de dos hermanos bien parecidos que, tras delinquir, se esconden en el pueblo de sus orígenes donde se tendrán que enfrentar con un terrateniente y conquistar a sus hijas (todas ellas bellas y esbeltas)

El primer capítulo fue un continuo quiero y no puedo, con una fotografía a ratos digna, a ratos espantosa, algunos personajes bien dibujados (destacar la breve aparición de María Castro) y otros pésimamente interpretados (el acento francés de preso suizo es para cambiar de canal), un guión haciendo aguas (de manantial, como la de los hermanos Bravo) y mucho torso desnudo para compensar lo aburrido de los primeros 40 o 50 minutos.

Para tratarse de la serie más promocionada de la temporada, de incluir sólo una pausa publicitaria (llevando ya una hora en emisión) y de emitirse en una noche sin una competencia feroz (a excepción del biopic de Raphael, que no le hizo sombra) un 15.6% de audiencia y poco más de 2 millones y medio de espectadores no es un dato demasiado esperanzador para un estreno, teniendo en cuenta los costes que una producción como ésta requiere.

Habrá que esperar su evolución en las próximas semanas, pero servidor intuye que no nos encontramos ante la nueva gallina de los huevos de oro que Telecinco pretendía encontrar tras el fin de Sin tetas no hay paraíso.