Hace ya bastantes meses dije en otra entrada que "espero que la luz optimista de la Afortunada no se haya apagado por completo". Hace tiempo que se apagó. Todo ese tiempo intentando revivirla, pero el mechero ya no tiene ni chispa, y no es de los recargables. Ni agarrarse a un clavo ardiendo sirve de nada. Y me iré de aquí pensando que fui yo quien la apagó, que se me dieron cerillas, piedras para reavivarme, y que no las quise. ¿De qué me sirven unas cerillas mojadas?
Como dicen por ahí, basta ya de arrastrarse, basta ya de rebajarse. Basta ya de pedir perdón por todo y que no se me perdone. Basta de engaños. Basta de pedir ayuda y que nadie escuche; o peor, hagan como que escuchen y que las palabras caigan en saco roto. Basta de rematarme. Basta de olvidarse de Diana.
Por supuesto que no voy a quedar con gente que es incapaz de tener una conversación normal conmigo, o que me echó de su vida. Las cosas duelen. Llevan 9 meses doliendo, ya es hora de parir. Al menos sí que he roto aguas.
Lo intenté. Sabéis que lo intenté. Pero para que una guerra se acabe, ambos bandos tienen que bajar las armas. Y yo esta guerra sé que la perdí hace tiempo, no hace falta contraatacar. Ya no.
Sé que piensas que no he sido sincera, sé que piensas que ya no tengo remedio, pero quién me iba a decir que sin ti no sé vivir. No hay nada más después de ti, no puedo imaginar, que sería de mi vida si no estás. Quiero decirte sólo que tú sigues siendo mi alegría, cada momento que no estás conmigo es un desafío, nunca habrá nadie que pueda llenar el vacío que dejaste en mí, no sé restar tu mitad a mi corazón.
No quiero estar así, si tú no estás la gente se hace nadie. Y para ser más franca nadie piensa en ti como lo hago yo, aunque te dé lo mismo. Tú me necesitarás de la misma forma que yo a ti también. Ven, no te vayas. No me abandones, sola en la nada. Quédate otro día, no sigamos tan distantes. Entre cada espera entre tú y yo dime quién vendrá a ocupar tu lugar, porque mis sueños se rompen de golpe.
Por ti luchare por todo el cariño que has puesto conmigo, por todo tu tiempo por haber querido tenerme contigo. Y por tu calor y por tanta magia me quedo contigo. Eres la suerte que me arropa del frio. Te quiero así, tal como eres. El fallo es el no haberte encontrado tiempo atrás.
Intento aprovechar las oportunidades que se me presentan pero al final todo se acaba desvaneciendo, haciéndome perder la ilusión por aquello que me motivaba; las puertas entreabiertas de antes se han cerrado de un portazo, no sé si por un golpe de viento o porque yo lo provoque. Desde luego, a este lado de la puerta no hay nada: no hay ni un resquicio de luz, ni un asiento sobre el que descansar, ni una mano amiga que me sujete, ni una brecha en la pared por la que respirar. Ni siquiera un pedazo de tela con el que cubrir mi desnudez.
Por el contrario, al otro lado de la puerta hay grandes fachadas; algunas de colores vivos, cálidos, otras siniestras. 'Porque en este mundo tiene que haber de todo", dicen. Curiosamente a las primeras es a las que más temo, las que más respeto me dan. ¿Y si esos colores no son tan auténticos? ¿Y si la pintura se va al primer contacto con una gota de agua? Puede que hayan sido pintadas con témperas o acuarelas; puede que yo también. En cualquier caso, tanto unas paredes como las otras son endebles. Se resquebrajan al menor soplo cual castillo de naipes, y si al derrumbarse pueden provocar el mayor estruendo, mejor que mejor. Esto se me está yendo de las manos, ¿no?
Desafortunadamente, me olvidé la llave fuera. Espero que cuando consiga salir queden rayos de sol para mí, y que no me cieguen. Espero que para entonces no sea tarde y haya llegado el invierno. Espero que, de ser así, alguien me ceda su abrigo. Y sobre todo, espero que para entonces la luz optimista de la Afortunada no se haya apagado por completo.
Pocas veces te van a pedir a gritos '¡ayúdame!', por lo que hay que saber mantenerse en silencio y estar alerta para oír esas llamadas de ayuda, esa vocecilla que dice 'me agota de esta situación', 'sé que tú puedes hacer algo'.
¿Por qué no? Porqué no mirar hacia adelante, pensar en lo que tienes, lo que no, lo que perdiste, y lo que podrías tener. ¿Por qué sí? Porqué seguir viviendo en el pasado, y dejar que éste condicione tu presente y futuro. Porqué acumular malos recuerdos, rencor, todas las cargas negativas que nos exigen un desgaste psicológico y físico (sí, también), que nos impiden reconciliarnos con nosotros mismos. Es hora de arrepentirse, prepararse para el cambio y confiar en que las cosas pueden ir bien. Hoy sé que el destino, al que echamos la culpa de nuestros tropiezos, depende en gran parte de lo que nosotros estemos dispuestos a ofrecer, a apostar y, sobre todo, a DAR.
Dos acontecimientos recientes me han llevado a escribir esto hoy. Nunca más tendré miedo a intentarlo, ni miraré hacia otro lado. Nunca volveré a decirme 'no merece la pena', ni a pasarme meses (e incluso años) atormentada por mis propios demonios; porque al fin y al cabo, yo soy mi peor enemiga. Pero estoy dispuesta a perdonarme y empezar de nuevo. ¿Y tú?
Equivocarse nunca importa, vuélvelo a intentar (..), lo que en realidad importa es no renunciar jamás; pues tal vez estés a un solo paso.
Empiezas a ser parte de mi vida. Gracias por dejarme conocerte. Sigue haciéndolo y prometo no fallarte.
Eres la persona más íntegra que conozco aquí. El único que, cuando voy a hablar con él, sé lo que me voy a encontrar. Gracias por dar el paso a la oportunidad. Yo que pensé que me arrepentiría...
Gracias por interesarte por mí, aunque yo sea distante. Te debo una.
¡Y tú! Me diste un empujón que con urgencia necesitaba, una situación con la que no contaba, aunque considero que al final logré mi propósito. Gracias por sacarme de mis casillas.