Lydia Lozano lo cuenta todo en 'La Caja Deluxe'

Madrid.- Los peores miedos, las inseguridades y los grandes dramas de Lydia Lozano, salieron ayer por la noche a la luz en 'La Caja Deluxe'. El programa presentado por Jorge Javier Vázquez, 'Sálvame Deluxe', emitió en su programa este especial que permitió a los espectadores conocer más a fondo la vida de Lydia Lozano. Tal y como ella reconoció, profesionalmente el episodio que más la ha marcado es el tema de Ylenia, la hija de Albano. Su caja comenzó con palabras como "¡Mentira!", "¡No te creo!" o "¡Te lo inventas!". Ella confesó que este tipo de afirmaciones le dolían y le hacían sentirse insegura a la hora de trabajar, con lo que le costaba mucho más poder dar una exclusiva: "Cuando llamo o comento algo o me llaman para darme una información, aún sabiendo que es verdad, pues dudo, tartamudeo y eso me hace sentirme muy desconfiada. Yo siempre he sido muy confiada, pero ya no. Cuando tienes el miedo de que lo que vas a decir, aunque sea verdad, se van a reír o te van a machacar, pues llega un momento que ni lo digo, y yo trabajo para decir cosas".

La psicóloga de 'La Caja Deluxe' le comentó a Lydia que ella es su propia enemiga porque es la primera que duda de sí misma. La respuesta de Lydia al respecto fue clarificadora: "Prefiero ir flagelada a trabajar y luego sentir menos el dolor. Así lo aparento menos en un programa en directo, aunque después me hundo". Además dice que el 'caso Ylenia' cambió para siempre su vida, haciendo que sea menos extrovertida y mucho más desconfiada con los que la rodean: "No me fío de nadie, lo siento pero no puedo decir que no me fío del todo porque no es esa mi sensación, no me fío nada. Y no es culpa de ellos, es mi culpa". Nerviosa y llorando, explicó que nunca se hablaba de una noticia suya "por un fallo que tuve, es como que 'Lydia lo ha dicho, pero a saber si es verdad'."

Mientras las imágenes de la Caja iban sucediéndose, se pudo ver a Lydia Lozano, realmente hundida y muy afectada porque considera que a nivel periodístico ella ha perdido la confianza de sus compañeros y público. "Ya no pienso en el tema, bastante secuela tengo. Me siento mal, fatal, cuando lo pienso. Me afecta porque yo tenía un currículum intachable y ya no lo tengo", comentó emocionada recordándolo. Al respecto la psicóloga de 'La Caja Deluxe' le mostró otros errores cometidos por compañeros, para explicarle que ella no es la única que ha pasado por esto, a lo que Lydia replicó que "las meteduras de pata de los demás no se siguen recordando, la mía sí y fue en 2005″.

Afortunadamente para Lydia, no todo fue un mal trago. El programa mostró su infancia en La Palma o la estupenda relación con sus padres. Asimismo, 'La Caja deluxe' terminó con un acercamiento entre Kiko Hernández y la periodista. Hace tiempo, ambos mantenían una amistad muy cercana cuando él anunció que se sentía decepcionado porque le había contado que estaba muy enfermo a Lydia y ella se lo había dicho a una tercera persona. Cuando el programa sacó el tema a colación, la colaboradora de 'Sálvame' se derrumbó. "Fue un palo, un palo tremendo, porque además Mila dice que yo hago eso por una exclusiva. Eso fue lo peor. No sé qué pasó", dijo afligida. La psicóloga le preguntó si creía que era posible recuperar esa amistad y, aunque ella veía el futuro muy negro porque Kiko Hernández siempre había dicho que • "él dice que ya no es mi amigo" algo que la bloqueaba. "Le admiro como comunicador, me río mucho con él, pero me da mucha pena, porque fue sin comerlo ni beberlo.Era una amistad muy sólida, me apoyó de cara a la gente, me llamaba, se comportó como un excelente amigo, de eso no me olvido, pero hay grietas y grietas", comentó en 'La Caja deluxe'. Sin embargo, cuál fue su sorpresa, cuando Kiko Hernández se emocionó al oír las palabras de Lydia y pidió salir de plató. La periodista acudió a su encuentro y finalmente todo acabó en un fuerte y emocionado abrazo.

Para terminar, Lydia Lozano pudo ver su vida reflejada en viñetas de un cuento en el que ella siempre ha sido una 'niña grande' para no tener que afrontar la vida, amparada por los mimos de su padre fallecido y su marido, Charlie. La periodista comprendió que ya era hora de dejar de lado esa personalidad infantil, perdonarse y perder el miedo a equivocarse.