El mal olor de la televisión

Las cadenas nos engañan constantemente, véase telecinco que nos vendió un lavado de cara en el que no habría sitio para el corazón. Todo parecía muy bonito: adios a 'Salsa Rosa' y secuelas y a 'Aquí Hay Tomate'. Introdujeron un nuevo programa que resultaba interesante a primera vista llamado 'La Noria', que ahora se ha convertido en la continuación de los antiguos 'Salsa Rosa' y 'Dolce Vita'. Nos prometieron nuevos formatos, todos ellos fracasos sonados provocando la vuelta al amarillismo con 'Sálvame'.

La realidad es que nunca nos quitaremos al señor (por tratarle de alguna forma, aunque sin intención de manifestar ningún respeto) Jorge Javier Vazquez. Es inmortal televisivamente hablando. Las causas que mas me llegan a convencer de que éste hombre nunca desaparezca de las pantallas son o bien la posible práctica de determinados actos sexuales con cierto alto cargo telecinquero o que éste hombre da a la cadena lo que la cadena quiere: morbo.

Éste señor exige que se le respete cuando en el programa de \'Sé lo que hicisteis...\' le grabaron con su pleno consentimiento pasándose el micrófono del programa por sus partes íntimas (rezaremos a Dios para nunca tener que volver a ver la imagen) cuando éste sujeto tiene como profesión arruinar la vida de los demás. Jorge Javier se defendió de su metedura de pata de la mejor forma: con un ataque.

\"Me pillaron una vez borracho. Pero yo trabajo en una productora en la que nunca los jefes proporcionan cocaína a sus trabajadores para que trabajen mejor cuando están cansados. Trabajo en una productora en la que, cuando llega una fiesta, los trabajadores no aportan su dinero para comprar de la mejor cocaína.Y trabajo en una productora cuyos jefes puede decir que nunca, por los efectos de la cocaína y la borrachera, han intentado abusar sexualmente de una compañera.\"

No sabría decir que es mas triste, si ser pillado por el programa de la competencia borracho y hacer el ridículo o hacer el ridículo igualmente inventando mentiras para dar pena.

Pero no va a tener el honor un personaje vomitivo de ser el absoluto protagonista de uno de mis artículos, ya que he leído hace escasos minutos una noticia que me ha hecho reflexionar una vez mas acerca de la moralidad de pagar a una persona por ir a un programa de televisión a contar según que cosas. Si mucha gente se escandalizó cuando Violeta Santander empezaba a llenarse los bolsillos a costa de ir a hacer payasadas a \'La Noria\', no se que podría llegar a suceder cuando el señor Enrique del Pozo se siente en un sillón del programa que sea a contar una historia que debería contar a la policía y que plantea un caracter totalmente oportunista. Parece ser que no puede alejarse de los platós, ya que cuando parecía que no se le veía y que nos habíamos librado de él, se saca un as de la manga para montar el espectáculo con cabra y escalera incluidos.