Esta noche viviremos la primera expulsión de esta edición de Gran Hermano. Tres mujeres con caracteres muy diferentes tendrán que someterse a la decisión de la audiencia. Una elección que aún no está tomada y que está dividiendo a los forofos de este programa. Raquel, Maite y Sofía; una de ellas se encuentra viviendo sus últimas horas dentro de la casa. Tres mujeres y tres formas muy diferentes de afrontar la nominación: el victimismo y el drama obligado de Raquel por un lado, el contraste que supone pasar desapercibida y poner la casa patas arriba de un momento a otro de Maite por otro, y para terminar la coherencia con respecto a la semana pasada de Sofía.
Hago referencia a ese afán que tiene
Raquel de dar pena, porque se me vienen a la cabeza las imágenes de cuando el pasado martes, las tres nominadas conocieron los
porcentajes oficiales. En ese momento pudimos ver una nueva interpretación de la extremeña. Lo suyo es la pena y la lástima. Ha decidido provocar este sentimiento de manera sistemática, y realmente me da cierta pena observar como sus intentos por conseguir el favor de sus compañeros no surten efecto. De muy poco les vale a
Maite y a
Raquel esforzarse lo más mínimo en la convivencia. El resto de sus compañeros no dan su brazo a torcer y no muestran tener intenciones de hacerlo próximamente, por lo que se avecinan unas nominaciones más que previsibles tras la eliminación de esta noche.
Si finalmente es Raquel la eliminada, los nombres más sonados en el confesionario serán los de Maite y Sofía. A ellas se unirá muy probablemente Muti. Ya se está encargando Enrique de que esto suceda. El médico ha optado por convertirse en uno más de nosotros, él prefiere observar pero no se atreve a pasar a la acción. Aunque en menor grado, lo mismo le ocurre a Marina. Ambos concursantes comparten impresiones y preparan los acontecimientos a su antojo, asegurándose siempre un buen lugar desde el que mover ficha sin salir salpicados. Es un error el que están cometiendo, sobre todo si lo que pretenden es ganar este concurso. Si lo único que quieren es facturar por semana y asegurarse una larga estancia, no van por mal camino, pero en ningún caso obtendrán el apoyo de la audiencia en una final. Lo único positivo de pasar desapercibido es que gran parte de tus compañeros y de la audiencia no te vota porque no haces ruido, pero es posible que esta regla cambie si esta noche Maite logra salvarse. La de Pamplona puede acabar con esa vieja e innecesaria tradición que consiste en expulsar en primer lugar al concursante que más destaca. Una acción que se da con facilidad al votarse en negativo.
Lo que parece estar claro al menos por el momento, es el hecho de que las mujeres vayan a acaparar la mayoría de los puntos de las nominaciones. No deja de ser un claro ejemplo del apestoso machismo que se respira en esta edición dentro de la casa. Parece mentira que gente tan joven juzgue tan alegremente según qué acciones siempre dependiendo de quien las comete. Estos días hemos podido ver como Suso y Muti lapidaban verbalmente a Sofía por según ellos, tontear esta última con varios de sus compañeros. Que lo haga la hija de Maite es deleznable pero que ellos hablen despectivamente de las mujeres a las que ''se van a tirar'' cuando salgan de la casa no parece estar mal. Una vez más, la ley del embudo con las mismas perdedoras de siempre: las mujeres. Por otro lado, se critica que Sofía vaya detrás de Suso pero se aplaude e incluso hace gracia que Han persiga a Aritz hasta la saciedad, una muestra más de ese machismo que tanto daño hace. Un machismo que sin duda alguna intervendrá esta noche dentro del confesionario. Muero de ganas por ver el resultado final de las nominaciones y contar cuantas mujeres y cuantos hombres suben a la palestra. De momento, ellas han hecho pleno.