Todavía hay personas que creen que Sofía está haciendo un papel. Debo decirles que están en un error garrafal. Si la hija de Maite quisiera fingir por eso de ganar puntos de cara a la galería, no se hubiera liado con Ricky el pasado viernes. Sofía está haciendo lo que le apetece en todo momento sin pararse a pensar en las consecuencias de sus acciones. En este último punto me apoyo para decir que nos encontramos ante una de las mejores concursantes de esta edición. Sofía es de verdad. Podrá gustar a algunos y disgustar a otros tantos pero ella no ha fingido en ningún momento y de esto no pueden presumir todos sus compañeros.
Si
Sofía lleva salvándose semana tras semanas es porque el público que vota es consciente de que la más joven de la casa no se la está pegando. A ella le gusta gustar y en ocasiones tiene la preocupante necesidad de ser aprobada por determinados hombres. ¿Qué esto ultimo no es una virtud?, desde luego que no, pero a los concursantes de
Gran Hermano hay que saber quererlos y aceptarlos con sus virtudes y sus defectos, y en el caso de
Sofía pesa
mucho más su honestidad para con la audiencia que sus mil defectos.
Ayer en el debate tuvimos la oportunidad de asistir a una nueva crisis de pareja entre
Suso y
Raquel.
Una pena que esta última se niegue a contestar a todas mis preguntas y se salga por la tangente recriminándome que haya cambiado de opinión respecto a algunos concursantes. No sé muy bien que esperan ciertos concursantes del trabajo de los colaboradores, pero deberían tener un poco de consideración y al menos cumplir con su cometido. De todas maneras, he de reconocer que sí me creí que
Raquel lo estuviera pasando realmente mal por sus diferencias con
Suso. Creo que ella sí sientes cosas por él. Una lástima que
Suso en sus relaciones aplique la ley del embudo. Si ella fuera mi amiga, le diría que saliera corriendo cuanto antes y sin mirar atrás.
Tampoco estuvo acertado Suso, y es que el duelo que vivió el catalán con Sofía el pasado jueves fue demasiado bonito como para ser verdad. No han pasado ni tres días y ya ha explotado este concursante diciendo que no sería justo que ganara la que fuera su contrincante hace cuatro días. Suso empleó ese repetido y viejo discurso sin sentido, básicamente porque en este concurso la justicia no es otra cosa que lo que quiera el público, y si la audiencia decide que es Sofía la merecedora del premio no hay nada que objetar al respecto.
Debería ser Suso más humilde y dejarse el victimismo a un lado. Ayer no paró de compadecerse y de excusar sus actitudes con argumentos que no venían a cuento.
Suso no ha sido crítico consigo mismo y ayer perdió los papeles con
Enrique, concursante que sí está sabiéndolo hacer fuera de la casa ganándose el respeto de la audiencia.
Lo peor que podemos hacer con Suso es decirle cosas que no son ciertas, como por ejemplo, que ha sido el protagonista absoluto de esta edición. Lo siento pero no, eso no es verdad. Si Suso ha gozado de grandes dosis de notoriedad en el exterior es gracias a su interacción con otros concursantes. Suso ha compartido protagonismo con compañeros que han tenido mucho que ver con el hecho en que en la calle se hablara de él. Sofía ha sido tan notoria o más que el propio Suso. Marta está también protagonizando una recta final apasionante y Aritz y Han llevan en primera plana desde que comenzara esta edición. En definitiva, dejemos de bailarle el agua a Suso porque no solo no lo va a agradecer sino que nos va a torear siempre que tenga ocasión.
Anoche pudimos ver la reconciliación de Han y Aritz. Sin entrar a juzgar la situación, lo que hay que reconocer es que ambos se necesitan para seguir progresando dentro del juego y ellos son muy conscientes de ello. Creo que sobra decir que es Marina la que ya no pinta nada en esa casa. No podemos olvidarnos de votar, y es que hay dos concursantes nominados que a día de hoy resultan imprescindibles en la casa. No podemos perder ni a Marta ni a Han.