Me fascinó 'El club GH', aunque Pol fue tan torpe que no pudo aprovecharse de las ventajas y del poder que esta habitación otorga a los privilegiados que consiguen hacerse con un pase. Poder variar la lista de nominados y no hacerlo es de locos, o más bien, de tontos, a no ser que no te interese modificar la lista final. Esto nos deja con dos planteamientos: O Pol no es tan amigo de Miguel como quiere hacernos creer, o las neuronas no le dan. Quiero pensar que se dió el primer caso, pues el programa le puso la lista de nominados provisional y a el se le pudo ver contar los puntos de las nominaciones con las palomitas que el programa el facilitó. La única verdad es que Pol podría haber salvado a su amigo de la nominación y dejó escapar la oportunidad. Con haber nominado a Pablo, Candelas y Meritxell, hubiera sido suficiente. La lista no hubiera variado, que fue la excusa que él dio para no salvar a su amigo, ya que no hubiera subido ningún otro concursante a la palestra; simplemente hubiera desaparecido Miguel al tener menos puntos que los otros tres y al ser un mínimo de tres nominados.
Lo que tengo claro tras la noche de ayer es que me encanta Candelas. Es esa clase de concursante que espero encontrarme en cualquier reality: positiva, espontánea y con ganas de jugar. La noticia de su veto en las nominaciones no apagó su ánimo en ningún momento. La decisión de Pol consiguió el efecto contrario. Candelas es impulsiva y no tiene filtros, dos características que dentro del juego pueden conducirla a la gloria y también a la más absoluta ruina. Nominada a la primera, como no podía ser de otra forma tratándose de una concursante que se expone y pringa en exceso, es de las menos votadas en las diversas encuestas que circulan ya por las redes sociales. No corren la misma suerte Pablo y Miguel, los dos claros antagonistas de estos primeros días. Es una lástima que vayamos a vivir un duelo tan jugoso y prometedor tan pronto. Perder a uno de los dos supone una faena para el desarrollo del juego y para la diversión del espectador; suerte que podemos consolarnos con la posibilidad de que Miguel guarde un billete de vuelta dentro de su caja. Sin embargo, Pablo ya no puede contar con esa baza al haberle cedido su papel a Cris, expulsado anoche junto a Laura. Tampoco podrá jugar al azar Meritxell si es la expulsada al haberle dado su caja a su amiga. Solamente Candelas y Miguel podrían volver a la casa si así el azar lo decide y si uno de ellos es expulsado por la audiencia, aunque no podemos descartar que Barbara y algún otro le den sus cajas a Pablo, o que Clara, por poner un ejemplo, se la dé a Miguel. Tendremos que esperar una semana para ver si eso ocurre.
Para lo que no tendremos que esperar es para conocer las reacciones de los nominados tras conocer su nueva condición en el juego. La más sorprendida y no por la nominación en sí fue Meritxell, porque lo que ella no se esperaba, era la contribución de Fernando a su nominación. El cabreo de Meri está totalmente justificado, sobre todo porque no se entiende que Fernando diese su punto a una de las personas con las que más relación ha tenido desde que empezara este concurso. Tampoco son creíbles sus excusas. Es de muy poca lógica que pensara que Meritxell no corría ningún peligro teniendo en cuenta que ha sido una de las concursantes que ha mantenido enfrentamientos con otros compañeros a lo largo de la semana. No comprendo pues, la actitud del amigo de Cris. Supongo que intenta quedar bien con todo el mundo, algo que suele ser castigado tarde o temprano, aunque no podemos olvidarnos de que algunos no juegan a ganar sino a durar cuanto más, mejor. Puede ser que esto último sea lo que persigue Fernando; de otra manera no se entendería su torpeza y ese afán por contentar a unos y a otros. Lo cierto es que Fernando se desmontó solito y sin ayuda de nadie. Pura maravilla.
Lo que es evidente es que de querer quedar bien con todos no podemos acusar a Miguel. El concursante no ha descubierto su secreto dentro de la casa, al menos de momento. Empiezo a pensar que Miguel es el primero que no sabe quién es. Su crisis de identidad es tal, que hasta en ocasiones me produce ternura. Debe ser complicado sentirse así, siempre combatiendo contra lo que eres, contra como deberías ser y contra como te gustaría ser. Siempre he pensado que el verdadero Miguel está más cerca de aquel superficial que se vendió en un primer momento en su vídeo de presentación, que del chico que se quitó la peluca para contarnos que era un luchador que hacía lo que estuviera en su mano para llegar a lo más alto. En realidad, el verdadero Miguel no es ni el primero ni el segundo. Porque aunque sea un hombre más o menos superficial, no es tan seguro como quiso hacernos creer, de lo contrario, no andaría siempre dudando ni sufriría tanto por no dar la talla. Y me temo que tampoco es tan trascendente como intenta parecer, por mucha filosofía barata que suelte para impresionar a algunos de sus compañeros. Lo que si puede estar pasando es que Miguel, con su compañía, esté perjudicando más que beneficiando a Clara. Tanto como Álvaro y Bárbara a Pablo y a Pol. Por eso me gusta Candelas, porque va a su aire. Probablemente porque no le haya quedado más remedio. Sabe dónde está y no se achanta. Al menos de momento.
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