Faltan escasos días para que comience una nueva edición de Gran Hermano VIP. Hacía años que Telecinco no apostaba por este formato pero por fin todos los seguidores de GH disfrutarán de doble ración de su programa estrella. Está claro que la diferencia entre el GH original y el VIP distancia a muchos de sus seguidores: los que no conciben este programa sin personajes anónimos y los que creen que al final la casa más famosa de España siempre acaba destapando las estrategias de sus concursantes, independientemente de cual sea su procedencia. Yo pertenezco a este segundo grupo de personas. Es evidente que muchos de los seleccionados que próximamente cruzarán el umbral mágico que separa la vida virtual de la real, comenzarán en esta aventura dando pasos muy meditados para llegar al final de este concurso o para crear una expectación en el exterior que consiga repercutirles mediáticamente para luego pasar caja por los platós de televisión; pobres ingenuos. Los que llevamos absorbiendo este programa desde el año 2.000 estamos más que vacunados contra el virus de concursante impostor.
Querido concursante, si me estas leyendo te aconsejo que dejes esa idea de engañarnos con dramas varios o chistes por doquier a un lado. Al final te pillaremos. Sabremos sí estás intentando ser el gracioso del grupo, y también seremos conscientes de tus ganas locas de hacerte la víctima. Nos aburrirás si montas broncas sin sentido y sin fundamento, y también te cazaremos si deseas abandonar la casa cuanto antes y llevártelo calentito. No te olvides de lo principal: el juego importante está fuera, y no dentro. Estás en nuestras manos y de ti dependen nuestras decisiones. No creas que por caer bien en el exterior también lo harás dentro; no es cuestión de personalidades, si no de circunstancias. En tu barrio puedes ser estupendo y divertidísimo, pero en una casa acompañado por personas completamente diferentes puedes resultar insoportable, y es que este juego no es más que un cóctel formado por diversos elementos: tú solo eres uno de ellos y no todo dependerá de tu forma de ser ni de actuar, pero si dependerá en gran medida de tu manera de reaccionar ante las diferentes situaciones con las que tendrás que lidiar. Te enfrentas a la mirada de millones de personas; pero dependerás de miles de votantes que os observaran día y noche. No tienes escapatoria, y si intentas mentirnos, pagarás las consecuencias. No te asustes y disfruta de estos días porque dentro de muy poco solo nos pertenecerás a nosotros, y para que mentirte: después de quince ediciones con anónimos, dos con famosos y dos reencuentros, nos hemos vuelto muy exigentes. Y es que hemos aprendido mucho. Lo que te pedimos no es nada del otro mundo: naturalidad, espontaneidad y un nivel de exposición que este a la altura de nuestras expectativas.
Que ninguno de vosotros piense que tiene este concurso ganado por la popularidad ni por la cantidad de seguidores que tenga. El votante de Gran Hermano juzgará a sus concursantes únicamente por su trayectoria dentro de la casa, que es lo que verdaderamente le importa. No nos interesa que uno se gane la vida leyendo, supuestamente, el futuro, ni que otra haya sido coronada como la princesa del pueblo. Tampoco nos importa que concurse uno de ''nuestros niños'' (ex concursante de GH) ni pensamos sacrificar a un presentador porque haya contado con pelos y señales su ruptura sentimental en diversos platós de televisión.
Todos empezáis de cero y con las mismas oportunidades. Los seguidores de GH no perdemos el tiempo con los prejuicios, así que no os creáis menos que vuestro contrario pero tampoco más. El único Dios en esta partida es la audiencia, y ante ellos rendiréis cuenta. Pasadlo bien, o pasadlo mal, pero no nos vendáis la moto, porque queriditos, no os la vamos a comprar. Que empiece el espectáculo.