No es que Fede sea santo de mi devoción, pero prefiero seguir observando sus artimañas antes que asistir a las amenazas de abandono por parte de Kiko. No sucede lo mismo con Laura, concursante que está viviendo este GHVIP como un jugador anónimo. Creo que la enemiga del dj se ha olvidado de donde está, confundiendo este reality con el Gran Hermano clásico. Su manera de jugar tiene sus inconvenientes pero también sus ventajas, y es que resulta enternecedor encontrar en Laura esa virginidad que solo tienen las personas que entran en un juego sin disponer de un currículo televisivo previo. Laura es la concursante que más disfruta en las fiestas, exagerando en muchas ocasiones sus reacciones y maneras, y no porque esté haciendo un papel determinado, si no porque quiere absorber cada minuto de esta convivencia como si fuera el último, comportándose en ocasiones como una niña de doce años con zapatos nuevos.
Lo que resulta gracioso es leer a muchos seguidores de este concurso. Es pasmoso ver como se unen en bucle para votar por Laura creyendo que de esta forma, Belén Esteban lo pasará mal. Supongo que no habrán visto esta semana el canal veinticuatro horas, donde Belén y Ares se han reído de Laura de manera cruel y despectiva. Y es que todos siguen su estrategia, que no es otra que la de poner buena cara y clavar cuchillos por detrás para asegurarse cuantas menos nominaciones mejor. Todos menos Laura, que a pesar de haber vivido la traición y el desprecio a lo largo de toda su vida, cree que cuenta con amigas dentro de ese espacio repleto de cámaras. Pobre pero encantadora ilusa, con un pie fuera pero más feliz que una perdiz. Tendremos que esperar para ver como posiblemente Laura pierde su batalla campal contra Kiko. Se verá pues que el testimonio de la nominada no cuenta con el apoyo de los espectadores, que optan por mantener la vida virtual de un concursante que afirma no estar feliz dentro del concurso, aunque luego no dude en meter cizaña por donde puede para minar a sus rivales.
No podemos obviar los mensajes que ayer recibieron los concursantes por parte de sus familiares. Fueron emotivos cuanto menos. Bueno, el de la madre de Fede no tanto, y es que esas poses de artista frustrada fueron patéticas a la vez que graciosas. Le advirtió a su hijo que no descuidara el gimnasio. No le dijo ni que hablara más con sus compañeros ni que se esforzara en las pruebas, no. Le dijo que tenía que centrarse en el deporte. Me pincho y no sangro.
Pero para sorpresa, la que se llevo Víctor Sandoval al recibir a Nou. Digo yo que debería quedarse el perro del concursante durante lo que le quede de concurso a su amo. Ya hemos visto en otras ediciones de Gran Hermano a perros convivir con los participantes. Debe ser gracioso contemplar a Víctor contándole a Nou sus paranoias cuando se enfrente con alguno de sus compañeros.
Fue enternecedor ver los mejores vídeos de este concursante durante la gala. La verdad es que Víctor es una persona a la que le superan los fantasmas del pasado. No logra romper con esos recuerdos que tanto le martirizan. Es bonito observar sentimientos tan reales como los del presentador, logrando en muchos momentos identificarse con sus emociones. Como concursante, Víctor es un tesoro. Una joya que se está ganando llegar hasta el final por méritos propios; y si es con Nou, mejor que mejor.
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