La magia de Gran Hermano es infinita e inconfundible

Salió Fede quedándose a las puertas de la gran final. El italiano obtuvo tan solo un tres por ciento de los votos favorables de la audiencia. La salida de Fede era algo previsible, y es que los seguidores de su grupo han decidido concentrar sus votos en Belén Esteban.

Tras la eliminación, los tres finalistas tuvieron la oportunidad de ver a sus amigos y familiares. Muy diferentes fueron las reacciones de los tres, y es que incomparables fueron los momentos en los que Aguasantas y Belén se reencontraban con los suyos al los de Coman, el cual no mostró una emoción palpable. Él tenía suficiente con seguir esforzándose en reiterar ese discurso que dirige a los hijos de España y de Esuakdi.

Sin ninguna duda, el momento más emotivo de la noche lo protagonizó Belén Esteban. Tras encontrarse con sus amigas, Belén tuvo la ocasión de pedirle perdón a su madre. Fue un momento duro de ver, y es que todos nos pudimos sentir algo identificados con la princesa del pueblo, porque todos y cada uno de nosotros tenemos alguna razón por la que disculparnos con la persona más importante de nuestra vida. Belén se abría ayer en canal para deleite de todos; agarraba a su madre con la misma ansiedad con la que ha vivido todo este concurso. Un concurso que no ha sido más que un proceso curativo para ella, estoy seguro. Belén ha cometido muchísimos fallos, pero eso no quita para que la casa y esos momentos alejados de su cotidianeidad le hayan servido a la princesa del pueblo para reflexionar sobre la que fue sin duda una de las etapas más duras de su vida. Una etapa en la que no fue justa con su madre, ella misma lo ha reconocido. Ayer tuvo esa ocasión de redimirse ante la persona que siempre ha estado ahí, y todos nosotros tuvimos la inmersa suerte de contemplarlo. Momentos tan mágicos solo pueden producirse en un programa como Gran Hermano, protagonizado por unos concursantes que se encuentran sensiblemente debilitados emocionalmente al vivir una vida virtual, esperando a que la audiencia decida que hacer con ellos.

Unos lo llevan mejor que otros, es innegable, pero prefiero a los afectados. Que me den mil momentos como el de Aguasantas abrazando a los suyos, entre lagrimas, antes que escenas como la de un Coman más frío que un hielo con su hermana tras llevar setenta días encerrado. No concibo un gran hermano con ese tipo de perfiles, no quiero hacerlo. Quiero emocionarme como lo hice ayer. Quiero implicarme con ellos, y deseo que nos lo den todo, como hicieron ayer las dos finalistas, dignas ganadoras de esta edición.

Esta noche saldremos de dudas. Sabremos si Belén pierde la corona que un día le puso el pueblo al que Coman se dirige. Quizás Aguasantas cumpla el sueño de poder montar un negocio y comenzar así una nueva vida junto a los suyos. Todo eso esta aún en el aire, aun nos quedan unas horas para poder seguir contemplando a los tres finalistas dentro de esa casa que lleva cerca de seis meses dándonos tanto, primero con unos anónimos generosos, y ahora con unos VIP que no volverán a ser como antes, estoy seguro. Estoy convencido de que Gran Hermano les ha cambiado y de que echaran de menos esa casa que hoy desean abandonar cuanto antes.

No me queda más que darles las gracias a todos y a cada uno de ellos por haberme permitido ser testigo de sus temores, anhelos e ilusiones durante todo este temipo. Gracias de todo corazón y la mejor de la suertes para todos y cada uno de ellos en todo lo que se propongan. Lo mejor, siempre está por venir.