Adara no merecía ese puesto. No es justo que saliera frente a un concursante que no se ha emocionado durante estos meses. Es peligroso que los futuros aspirantes a formar parte de este concurso reciban el mensaje que ayer escribió la audiencia votante. Creerán que si te pringas y vives esto al límite no llegarás a la final del juego.
Concursantes como Alain, Rodrigo y Montse son los que ponen en juego la continuidad de este formato. Llevo planteándome muchísimos años la conveniencia de cambiar la forma de votar; quizás sería más beneficioso para todos que se votara para salvar. No es una idea descabellada si tenemos en cuenta que la teoría del balancín parece muerta definitivamente desde que se plantean los duelos en las galas. Al final, el tercer nominado pasa sin pena ni gloria saliendo perjudicado el segundo concursante más votado para salir. Esto tiene sentido si tenemos en cuenta que el cuatro por ciento que votó a Meritxell , probablemente votó a Adara una vez salvada la primera, teniendo este dato mucho que ver en el sorpasso que puso a la azafata en la calle.
Adara debería tener un hueco en la final. Era la única superviviente del grupo minoritario y nunca se ha doblegado ante la mayoría. Nunca ha perseguido a las masas y siempre se ha mantenido fiel a sus ideas. Adara y Bárbara no tienen nada que ver con ese grupo que ha dominado semana a semana el desarrollo del concurso. Siempre han salido perjudicadas en el juego de las bolas y han tenido que soportar ese dominio continuo de fuertes sobre débiles. Ellas han pertenecido a este último sector y las nominaciones se sabían antes de tiempo. Era fácil adivinar que saldrían ellas dos más el pringado de turno. El desgaste que ha sufrido Adara como concursante y Bárbara cuando estaba dentro no lo ha sufrido ningún otro. Las dos han ido echando a sus enemigos semana a semana con el debilitamiento que eso conlleva. Estar en la palestra constantemente mina la moral de cualquiera y provoca una serie de consecuencias que ayer vimos en las imágenes que nos mostraron en el programa. El ataque de ansiedad que sufría Adara el pasado domingo es el resultado de luchar contra un grupo de personas durante tres meses. Compañeros que te llaman enferma mental, celosa, y que te ocultan una realidad que dicen que te inventas. A pesar del desenlace, fue placentero observar la conducta de Adara durante su entrevista. Desprendía luz, alegria y generosidad. También agradecimiento por lo vivido, sentimientos que contrastan con la perpetua amargura con la que Clara lleva deleitando a sus seguidores desde que saliera de la casa. Están más pendientes los detractores de Adara de su expulsión que de sus propios fracasos como concursantes, confirmando una vez más su fijación por la que ha logrado expulsarlos a todos uno a uno. No tengo muchas esperanzas en que estos últimos reconozcan que la que salió ayer les ganó la batalla en el pasado; les falta humildad y humor. Siguen mostrándose tóxicos y nocivos, como en esa casa contaminada por tanto ego y totalitarismo extremo.
Lo que no se puede negar es que esta edición de Gran Hermano será recordada por Bárbara y Adara. Las dos han sido protagonistas fundamentales y su terrible final en el concurso deja en evidencia la necesidad de modernizar algunos aspectos de este gran programa. Seguimos a la cola en el tema de las votaciones. Nuestros compañeros de Italia votan de manera gratuita a través de internet de y aplicación, democratizando así la decisión de la audiencia y evitando tanta frustración al evitar que los seguidores acérrimos de este concurso, los que lo miman de verdad y los que lo siguen con pasión, se gasten importantes cantidades de dinero. Propongo desde este humilde espacio que se reflexione sobre, bajo mi punto de vista, esta necesidad reclamada por muchísimos amantes de este formato.
Volviendo a cómo se vivió la gala desde plató, debo admitir que me pareció de una mala educación supina la reacción de las madres de Bea y Rodrigo al conocer que Adara era la expulsada. He visto algunas fotos en redes sociales de personas que estuvieron en plató de público y he comprobado como ambas aplaudían de pie hasta la extenuación. No entiendo tanto regodeo ni tanta celebración, pues no olvidemos que sus hijos no estaban nominados. Si prefiero que gane Meritxell es para evitar que las consuegras se hagan con el triunfo final. A parte de que Bea y Rodrigo no se merecen en absoluto hacerse con el premio. Ella ha sido mal amiga, mal hablada y desleal.Él no ha hecho nada salvo estancarse en un pozo de rabia y rencor continuo. Por no decir que Bea salió expulsada en su primera nominación y que ambos junto a Miguel llevan escondiéndose de la decisión de la audiencia durante todo el concurso. Es injusto que personas que huyen de las nominaciones como ellos estén a un paso de ganar. Una final inmerecida se mire por donde se mire, pues no deja de ser desenlace agridulce sin la presencia de la ganadora de muchos. Porque estoy seguro de que Adara hubiera ganado esta edición si ayer hubiera superado su nominación contra Alain. No obstante, no se puede ganar siempre y hay que saber perder. No han sabido perder Clara y Fernando. Tampoco supieron ganar anoche, que interrumpieron constantemente a su compañera Bárbara que tuvo que abandonar por causas de fuerza mayor. Ni la entrevista de la youtuber respetaron. Que ganas tengo de perder de vista a gente con tan poca educación y ese exceso de soberbia.
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