Esto es lo que a Rodrigo le molesta de Adara

Alain sigue empeñado en ponerse en venda en los ojos para no vislumbrar los defectos de su protegida. Ni Meritxell ha conseguido que su compañero de juegos nocturnos acepte que Clara también tiene defectos. Debo admitir que estoy sorprendido ante la capacidad de análisis que Meri está demostrando en los últimos días. Deberían tomar ejemplo muchos de sus compañeros, estancados en una falsedad que huele a kilómetros basada en un buen rollo inexistente que termina cuando todos se reúnen en pequeños grupos. Se escandalizaba el miércoles por la tarde Miguel tras una breve discusión surgida entre Adara y Rodrigo. La pelea no fue a más aunque puso de manifiesto la envidia que Clara y otros muchos le tienen a Adara. Hasta les molesta que su compañera haya viajado por todo el mundo. Al menos así lo demuestran cuando usan el vídeo de presentación de su compañera como objeto de mofa y de burla.

Ambos se recriminaron bastantes cosas. Algunas llevamos oyéndolas desde casi el principio de esta aventura. Adara le echó en cara a Rodrigo que se metiera en su relación con Pol y que no se mojara absolutamente nada de la convivencia. Le vino a decir que su paso por la casa era tan insignificante que sus risas carecían de sonido. Ahí estuvo acertada. No hace falta aclarar que Rodrigo está siendo alguien dentro de esa casa gracias a Bea, como dijo la propia Adara el miércoles por la tarde. Su concurso no va mucho más allá de permanecer la mayor parte del día recostado en la cama hablando de unos y de otros con un discurso que no termina de atrapar al espectador. Su falsa carpeta ha ido quedando en evidencia durante los últimos días aunque algunos ya llevamos sospechando acerca de las auténticas intenciones de Rodrigo desde que saliera del apartamento lleno de un repentino amor que pocos se creen. La ambición y la soberbia le han delatado en más de una ocasión, empujándolo a hacer algún que otro comentario desafortunado, delatando sus verdaderas intenciones.

Rodrigo nunca ha destacado por sí mismo y siempre ha envidiado que dos mujeres que nada tienen que ver con él hayan logrado acaparar la mayor cuota de protagonismo desde el inicio. Jamás soportó la idea de un apoteósico triunfo de Bárbara, una mujer sin carpeta que superaba los treinta y cinco años, muy lejos del prototipo que suele seducir a los jóvenes espectadores de este concurso. Menos le atrajo el hecho de que Adara se convirtiera en íntima amiga del objetivo a batir por todos en la segunda nominación y que de ese dúo surgiera una gran comunidad de votantes dispuestos a proteger a la singular pareja de amigas frente al resto de concursantes. Rodrigo, que no estaba preparado para soportar que dos mujeres con defectos y carácter, pero sobre todo, dos mujeres reales, le robaran las posibilidades de conquistar a un sector mayoritario de la audiencia, tuvo que entrar en una historia que a él nunca le ha llegado a convencer. Rodrigo tuvo que montarse el papel de pijo enamorado de choni para seguir avanzando en un juego se le había ido de las manos. Una historia sin fundamento que no tiene ninguna base y me atrevería a decir que ninguna garantía una vez acabe esto.

Es curioso que el propio Rodrigo se defienda de esto como si no hubiera un mañana cuando Adara le dice que no sería nada sin Bea. Señal de que él también coincide con esta reflexión de Adara. No tan acertado está cuando él la acusa de lo mismo, sobre todo porque hay que dejar claro que no hay ni punto de comparación entre la figura de Adara como concursante individual y entre la de Rodrigo. Ella es una jugadora que nunca ha necesitado de Pol para ser importante en esta edición de Gran Hermano. De hecho, cuando Pol intentaba calmarla, ella le hacía señales y seguía luchando en en su particular guerra contra el mundo. Pol no pudo frenar a Adara y eso es algo con lo que Rodrigo, un concursante sin carisma y con demasiado cuento no ha podido soportar. Probablemente por esta razón la tilde de sucia con tanta efusividad, demostrando el rencor y el recelo que siente por una compañera que como concursante le da cien mil vueltas.