Tú no eres mi padre ni eres nada, eres una porquería de persona. Como siempre intentando dejarme por los suelos, diciéndome que no sé lo que hacer con mi dinero. No tienes vergüenza, igual que ayer, vendiendo que teníamos una relación estupenda. Estoy empezando a ver cómo van las cosas contigo, quédate con tu maravillosa familia que esa sí que va a saber administrar su dinero, y que sepas que no pienso callar nada de este que vas a defender (Javier Tudela).
Así de tajante se mostraba en un mensaje de whatsapp Laura Matamoros, futura concursante de Gran Hermano VIP. Texto que fue léido ayer por la tarde por Belén Esteban en Sálvame Diario. Es una realidad la de que Kiko Matamoros no gana para disgustos, si hace apenas dos meses el enfrentamiento entre Makoke y el resto de colaboradores le trajo por el camino de la amargura, lo que pasó ayer no es para menos.
Puede que esté pagando el precio de comercializar más de la cuenta, de abrir al público su vida, pero también está enfrentándose a las consecuencias de su mala relación con su hijo
Diego, que será nada mas y nada menos que el defensor en plató de Laura. Y es que no nos engañemos, es
muy posible que el ex superviviente este manipulando a su hermana para así poder seguir rentabilizando las miserias familiares que tantos beneficios vienen produciendo.
No es cuestión de averiguar quien tiene más y menos culpa, pues lo cierto es que tanto una parte como otra participan del negocio de vender la más absoluta de las intimidades. Lo que consigan por ello debe merecerles la pena, sino no se entendería que Laura desate una guerra de tales dimensiones a pocos días de entrar en la casa. Parece estar más empeñada en manchar la imagen de su padre que en darse a conocer sin prejuicios de por medio, pues lo de ayer por la tarde promete ser el epilogo de una tormenta que seguramente tendrá lugar durante las próximas semanas cuando la hija de Matamoros cuente lo más gordo de su padre y este responda en su programa de cada tarde. Una estrategia nada certera si lo que busca es ganarse el cariño de la audiencia y en consecuencia avanzar dentro del concurso, el odio solo mueve odio, algo que hasta el momento le ha servido a la familia para sacar tajada de sus problemas personales.
Tal y como está el patio, uno puede hacerse a la idea del terremoto que se vivirá también en el propio plató. No creo que Diego y Makoke estén dispuestos a pasar desapercibidos. La gran incógnita en este momento es la actitud que mantendrá Javier Tudela ante la guerra familiar y el proceder de Kiko Matamoros ante las más que probables declaraciones de su hija dentro de la casa más famosa de España. La guerra está servida, y los bolsillos de los protagonistas también.